Mario César Otálvaro
Comenzó la Liga II para el Once Caldas, 69 días después del partido con Unión Magdalena que provocó -por resultado y actuación- un turbio ambiente durante el receso.
Contra Nacional, el técnico Bodhert puso en cancha una nómina con edad media 24, que bosqueja de cierta forma la que será una de las apuestas para la temporada. Y eso que el promedio lo elevan Ortiz (30), Correa ((35) y Elvis Mosquera (28), el resto están de 26 para abajo, augurando un incierto, y a la vez, interesante porvenir.
A Ménder García -un ‘pelao’ de 20 años- le tiraron la 9 con el mensaje ¡es suya! oportunidad que quisiera cualquier futbolista del planeta, más en esa posición. Por capacidad técnica a esas alturas muchos triunfan en Europa, siendo perentorio en estos casos fortalecer lo anímico y lo mental, que regularmente flaquea en los nuestros.
Igual Johan Carbonero, un jugador afortunado al sumar -a sus 20 que cumplirá el 20 de julio- una copa mundo juvenil y un acercamiento a la selección mayor. También estuvo Carlos Pájaro -primer partido profesional- y en defensa las alternativas fueron Junior Julio y Miguel Nazarit, quienes no superan los 22.
Sebastián Guzmán es otro joven en proyección, lo mismo que Juan David Rodríguez, quizá por atributos y condiciones el llamado a asumir el mayor liderazgo. Y está David Lemos -la joya de la corona- urgido de una recuperación que lo vuelva al nivel del que se fue lesionado hace casi 8 meses; y hasta Marcelino Carreazo.
Un plantel novel con algo de experiencia, que puede dar, y sobre el cual se debe trabajar sustancialmente en asuntos de motivación, pertenencia, solidaridad y compromiso. Pues, independiente de la expectativa y sin ser aves de mal paso, fueron los mismos con quienes se terminó el semestre pasado con la queja constante de falta de gol.
Madurarlos es la tarea, buscando integridad para que mañana representen una opción hacia clubes élite forjando un capital que llene de razones a los dueños para invertir.
Es el negocio del fútbol, el mismo que ahora privó al Once Caldas de refuerzos de categoría por ingresos no percibidos que afectaron de manera singular el presupuesto.
Es un círculo, y este arranque un nuevo amanecer procurando que con el tiempo de Bodhert al frente del equipo -cuarto torneo corto- se minimicen los errores.
La estructura montada como Club es buena, no tanto las comunicaciones, ni las relaciones empresa-ciudad, aspectos por mejorar a través de un contacto más directo.
El público respondió, los abonos fueron adquiridos, y queda claro que el Once Caldas es pasión, y como tal debe mirarse, por encima de las demás consideraciones.
Habrá alegrías, emociones, triunfos, derrotas, amarguras y tristezas; ojalá al final sobren agallas, correctas decisiones, amor por la camiseta, y resultados.
A raíz de la Copa América hubo cuestionamientos por la falta de intensidad con que se juega en la actualidad, y valga la ocasión por una campaña en contra de los vivos del fútbol.
La maña, la trampa, quemar tiempo por todo, fingir para el engaño, que son muy de la cultura criolla, debemos erradicarlos en pos de una competencia más sana y atractiva.
Tarea de nuestros entrenadores, que poco se capacitan, a excepción de Juan Carlos Osorio, pues lo fácil es acomodarse como analistas de las transmisiones, donde ni siquiera son bien pagos, pero en donde tratan de mantener alguna vigencia.
Hasta la próxima...
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