Mario César Otálvaro
Hay momentos en los que es preferible mirar el vaso medio lleno.
Encontrar soluciones antes que extremar dificultades beneficia los proyectos, aunque igual, hay gente que disfruta de la lluvia para meterse en el fango.
Fácil, darle palo al Once Caldas por motivos que saltan a la vista, no hay titular, esquema resentido, técnico confundido, lánguidas presentaciones y jugadores en bajo nivel.
Creo en la gestión de Bodhert, ayer con buen ojo, lector de partidos, hábil escogiendo la nómina y líder positivo, y hoy para algunos, ignorante, prepotente y equivocado.
Que no obsta para buscar el porqué de la crisis -ahora sí real- dado que el equipo está 15 en la tabla, distante del octavo, y con 4 derrotas seguidas, 2 en Palogrande.
Intentando razones un hecho significativo puede ser la utilización de 28 futbolistas en 10 partidos, síntoma claro de que no ha podido dar con el equipo base.
Mala cosa porque a estas alturas es menester un once ideal, exceptuando que haya demasiadas contemplaciones -querer estar bien con todos- sin apostarle a la continuidad.
Cierto también que los refuerzos no marca diferencia, tanto que contra Pasto jugaron Steer, Carbonero, Carreazo, Mender, García, Rodríguez, Nieto, Correa y Palma, los del pasado. Floja escogencia -varios con más nombre que fútbol- faltando volantes externos, cobradores de media distancia, goleadores, y hasta un volante tapón decidido.
Porque la ausencia de Diego Arias obligaba a surtir el mediocampo, y ni Harlin ni Guzmán -los más cercanos a la idea- parecieran llenar las expectativas del jefe. Lizarazo, Reina y Blanco son de corte similar, y los de arriba no anotan.
La rotación contra Patriotas -que sí fue porque era un grupo distinto- pasó factura, y desde ese día no ve una. Inútil descanso para los supuestos titulares, que luego cayeron ante Junior.
En el choque con Pasto, por ejemplo, la ubicación de Carreazo por Rodríguez a última hora, que Darío fuera tercer cambio, Steer en punta, y García solución, fue un suicidio.
Pero no todo es culpa del entrenador, las respuestas individuales son lamentables, entre ellas Kevin Londoño -el hijo del técnico- dispuesto a marcharse si Bodhert se va, respaldo que no ratifica en la cancha. Pero hay algo que duele y se reprocha más, la actitud.
Cuando iban a rivalizar con América se habló de carácter, y de un partido físico por la condición del rival, y luego ante Pasto -juego por la dignidad y la recuperación- se insinuó lo mismo, y en ambos casos imperó la desidia.
Pecado capital porque si falla lo técnico, lo estratégico o lo físico, al menos que aparezcan las ganas, el temperamento, el deseo, el amor propio, argumentos que nunca esgrimieron.
Del Bodhert seguro, firme en sus determinaciones, no se puede pasar a un hombre lleno de dudas, desconfiado y cómplice de empleados sin ambición, conformistas, cómodos, sin respeto por el honor y la historia del club.
No hay otra, despegar ya, en Bogotá ante un Santa fe en crisis, pues una quinta derrota en serie será difícil de digerir, mientras que una victoria puede suponer un nuevo comienzo.
Matemáticamente la clasificación está ahí, metiendo energía, con un Bodhert consecuente con sus pensamientos, poniendo los que quieren, hallando los 11, sin inventos, acertando en sus decisiones y atinado en el banco.
En sus manos está, y todavía se puede.
Hasta la próxima...
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