Mario César Otálvaro
@macotal
Nos hemos pasado el semestre hablando de lo contradictorio entre el trabajo del técnico Eduardo Lara y los resultados de Once Caldas.
No van de la mano, en ocasiones jugando bien se perdió, y esta vez contra Chicó -en otra floja presentación- rompió racha de 9 jornadas sin victoria.
Rápido se puso arriba 2-0, y en un pestañeo le empataron. Con un penalti claro se montó de nuevo, y en extra tiempo un golazo de Alejandro García marcó un 4-2 mentiroso porque en el 3-2 hubo pelota en el palo, y Gerardo Ortiz fue fiel a su condición de figura.
Igual, por fin se sumó de a 3, sacándose esa presión de encima, no obstante los vacíos en su propuesta, la ausencia de mando, y de ciertos temores.
El grupo da muestras de ser emocionalmente inestable, de discutible condición técnica, y sin resiliencia, incapaz de sobreponerse a momentos críticos.
Se ha visto en pasajes de la liga, en los que después de hacer lucir a los arqueros contrarios se cae en los segundos períodos, y termina dominado, y jugando mal.
Hay futbolistas en la plantilla que elevarían rendimiento mejor complementados, así como hay otros desaprovechando la oportunidad porque la carga les puede.
Falta quien marque diferencia, no todos pueden ser del mismo corte como sucede ahora, con la gravedad de que carece de líderes en campo, pues Ortiz está muy atrás.
"Esto fue lo que se obtuvo con este equipo armado de retazos y jóvenes: una campaña malísima" sostiene -por ejemplo- el aficionado Jorge Eduardo Velásquez.
Y anexo otro comentario del ingeniero Jorge Echeverry: ¿Qué puede hacer Lara ante la torpeza de Mender, la intrascendencia de Carreazo, la ineficacia de Lemos, la precipitud de Romero, la distracción de Murillo, y el aturdimiento de García?
En qué quedamos entonces, ¿de quién es la responsabilidad? Jugadores o cuerpo técnico, o ambos, pues del armado se ocupó el presidente, y desde falencia arranca la crisis.
Lo de Lara no disgusta del todo, que no lo libra de culpas porque su tarea es poner a rodar este Once Caldas, y hoy las cifras son paupérrimas.
Aún así le queda, o les queda, la posibilidad de intentar cerrar con decoro.
Es esencial no colgarse -es la tarea inmediata- para no correr sustos en la tabla del promedio, y también para soliviar en parte los efectos de esta desastrosa temporada.
Quedan 4 partidos para pensar mínimo en 7 de esas 12 unidades contra Águilas y Patriotas por fuera, y Jaguares y Medellín en Palogrande.
Y a pensar en el futuro, incierto cuando todo apunta a que la chequera, las ambiciones, y el proyecto estarán regulados por el mismo personaje que montó el actual plantel.
Se suponía que a finales de marzo habría noticia sobre la venta del equipo, que parece no aceptó Jaime Pineda, y si los hechos son como dice la contraparte, habrá litigio en torno al preacuerdo firmado.
Lo cierto es que hay poco por respaldar, a Lara los números no le ayudan, los jugadores se rajan solitos, y frente a tamaña realidad, las alarmas están encendidas.
Por ahora, a terminar ganando, el oso está muy peludo.
Hasta la próxima...
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