Los 400 asistentes a la misa de cenizas del irrepetible baluarte de la radio Eucario Bermúdez Ramírez, celebrada el martes último en la iglesia de Saint Patrick, en Miami, fueron sorprendidos al escuchar, conmovidos, por los altoparlantes del templo, la voz inconfundible de este compatriota ejemplar en su declamación maestra de “Lección lírica de Colombia”, del poeta Óscar Echeverri Mejía.
La grabación, llevada a la iglesia por Juan Carlos Bermúdez Arismendi, el mayor de los tres hijos del paradigmático personaje, reposa en los anaqueles de la biblioteca familiar entre los recuerdos del país que su padre tanto amó. El fonograma fue producido, tiempo ha, en el sello “Sonolux”, con musicalización del organista Jaime Llano González, quien se le adelantó a su gran amigo en el viaje sin regreso hacia el imaginario universo de los párpados cerrados.
El CD vino incluido en el 2011 al dorso de la portada del libro “El talento no se jubila”, autobiografía de don Eucario, subtitulada “Una vida en la radio”, pulcramente editada por impresores de la Florida, que contiene prólogo del autor del Contraplano.
La conmemoración del santo oficio constituyó una verdadera demostración que osciló entre el pesar por la desaparición de este admirado comunicador y la solidaridad con los deudos: su viuda, doña Luz Elena Arismendi; sus tres hijos Juan Carlos, Lina y Andrés Eucario y sus cuatro nietos Karina, Sasha, Lucas y Martín.
“La comunidad de Miami acudió en masa a la iglesia católica a brindarle el apoyo de siempre a Eucario”, dijo, emocionado, su gran amigo Ricardo Tribin Acosta, gobernador de la Cámara de Comercio colombo-americana.
Entre los sacerdotes celebrantes figuró el padre Oswaldo Agudelo, experiodista colombiano. Encabezaron la nómina de colegas asistentes al templo de Miami los periodistas Enrique Córdoba, Jaime Flórez, Fernando Escobar, Álvaro Botero y Germán Acero. Hubo en las exequias representación del cuerpo consular, de los medios de comunicación, de distintas agremiaciones y de la comunidad en general. Estuvo muy acompañado “don Eu” (como lo llamábamos desde nuestros remotos tiempos periodísticos en el radio noticiero “Ya”, de Transmisora Caldas).
La misa de cenizas siguió el siguiente derrotero eclesiástico: 1) Música instrumental. 2) Procesión de apertura (música). 3) Salmo responsorial (Hermano Marx). 4) Lecturas: Lola Fernández-Hernando Torres. 5) Aclamación del Evangelio. 6) Presentación de ofrendas (música). 7) Aclamación conmemorativa. 8) Gran vida, nuevo día (Hermano Marx). 9) Comunión. Ave María - Conchita López. 10) Homenaje Póstumo.
Por lo pronto, queda huérfana -sin su faro y guía- “La Voz de la comunidad”, y la audiencia de Caracol en Florida extrañará, igualmente, su espacio de opinión “Don Eucario y su comentario”. Habrá una vacante difícil de llenar en “Los Cien Latinos de Miami”. Dura la tarea de buscarle sustituto a un hombre de su talla y de su hiperactividad, en los medios y en la parte cívica y social de la Florida. Subsistirá la calle que lleva su nombre, ojalá por los siglos de los siglos, en la Capital del Sol. ¡Buen viento y buena mar, querido maestro!
La apostilla: Pongámosle una pizquita de humor a esta nota dedicada al hombre que ya comienza a hacernos mucha falta: Tres apodos le conocimos al inolvidable don Eucario Bermúdez: De niño, los vecinos de su casa de la calle 24 entre carreras 23 y 22, de Manizales, lo apodaban "Carito”, de puro cariño. En las reuniones de la Cámara Junior, le cambiaban el Eucario por el “Macario”. Y en las asambleas de la Asociación Colombiana de Locutores, en Bogotá, el gran tomador de pelo Juan Harvey Caicedo, en vez de Don Eucario, lo llamaba “Don Contrario”.
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