Se acaban de cumplir veintidós años del disparate jurídico de la Corte Constitucional que lanzó por la borda impunemente la Ley 51 de 1975, “porque el periodismo (léase bien) es un oficio, no una profesión”.
Principales responsables de este despropósito, que causó gran revuelo en el país el 18 de marzo de 1998, fueron los magistrados Carlos Gaviria Díaz, el ponente de la jurisprudencia, y Vladimiro Naranjo Mesa, el presidente del alto tribunal.
Integraron la cuarteta de demandantes los abogados Óscar Muñoz Neira, Alirio Galvis Padilla, Arciniegas Triana y José Gabriel Santa Cruz.
A lo largo del proceso emitieron conceptos favorables a la constitucionalidad de lo demandado, es decir, “el periodismo es una profesión”, las siguientes instituciones: el Ministerio de Comunicaciones, el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Educación, la Procuraduría General de la Nación, la facultad de Comunicación Social de la Universidad Javeriana, la facultad de Comunicación Social de la Universidad de la Sabana y el CPB (Círculo de Periodistas de Bogotá).
He aquí, en orden numérico, las primeras cincuenta de las tres mil tarjetas profesionales de periodistas, que anuló de un plumazo la Corte Constitucional:
Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras Restrepo, Fernando Gómez Martínez, Arturo Abella Rodríguez, Juan Zuleta Ferrer, Alfonso Castillo Gómez, Hernán Gallego Gallego, Enrique Caballero Escobar, Ismael Enrique Arenas, Iáder Giraldo Dávila, Darío Arizmendi Posada, Gerardo Aldana Ramírez, Jorge Enrique Pulido, Julio César Turbay Quintero, Luis Francisco Hoyos Villegas, Juan Goenaga Pérez, Gloria Valencia de Castaño, Óscar Bonilla Echeverri, Carlos Escallón Villa, Carlos J. Villar Borda, Gonzalo Ocampo Muñoz, Bernardo Montes Borda, Medardo Acero Marín, Jesús Monroy Lozano, Manuel José Betancur Yali, Aurelio Jiménez Callejas, Uriel Londoño López, Gustavo Rojas Pérez, Mario Ramírez Arbeláez, Hernando Rojas Pinilla, Marcos Jara, Enrique Sánchez Castillo, Teresa Stapper de Plata, Marco Tulio Morales Gómez, Orlando Cadavid Correa, Julián Pérez Medina, José Francisco Mejía, Guillermo Cano Isaza, Darío Bautista, Catalina Villa Pérez, Fernando Londoño Muñoz, Silvano Useche Jiménez, Marino Restrepo Maya, Pedro Pablo Camargo, Silvio Posada Castaño, Ignacio Neissa Casas, Jorge Enrique Villar Jiménez, Tulia Ramírez de Castellanos, Alfonso Castellanos Martínez, Ovidio Peter Charria, Alfredo Ortega Jiménez y Arnaldo Valencia Conto. (Preguntamos, con el debido respeto: ¿Son muchos o muy pocos los “colados”?).
Aunque la Corte se llevó de calle el 9 de febrero que lo consagraba como Día clásico del periodismo colombiano, agremiaciones tan representativas como el CPB e importantes medios de comunicación continúan celebrando la fecha indicada, sin el permiso del funesto binomio Gaviria-Naranjo, que es de no grata recordación para nosotros, los aplasta-teclas de oficio.
La apostilla: El abogado y periodista caldense Eduardo Aristizábal Peláez resumió así el dislate: “Lástima que, en Colombia, la Corte Constitucional, por obra y gracia de los magistrados Gaviria y Naranjo, hubiera sentenciado que el periodismo es un oficio, no una profesión. Es decir, nos metieron el dedo por el jopo y nadie se quejó”.
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