La reciente fuga de Jesús Santrich sirvió para confirmar un diagnóstico que estaba pendiente por consignar en la historia clínica del presidente Duque, miembros del gobierno, el expresidente Uribe, los congresistas del Centro Democrático -CD, y muchos detractores y enemigos del Acuerdo de Paz del Estado colombiano con las Farc. El escape de Zeuxis Pausias Hernández hacia Venezuela ratificó el Trastorno Obsesivo Compulsivo - TOC, que padecen los pacientes mencionados. Una de varias definiciones nos dice que “El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad, caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes, que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación, y conductas repetitivas denominadas compulsiones, dirigidas a reducir la ansiedad asociada”. Muchos psiquiatras llaman coloquialmente “tocoso” a quien padece este trastorno. A Duque, su gobierno, Uribe y el CD el asunto de Santrich se les metió en mente y espíritu de manera ‘tocosa’. Nada más existe para ellos, su obsesión les impide ver todo lo demás y le dedican energías exageradas al asunto. El Presidente y su gobierno descuidaron el equilibrio que se debe conservar en prioridades y agenda, así como en los mensajes que transmiten a la nación. Por el lado de Uribe y el CD es tal vez más entendible su trastorno, pues de alguna manera los políticos y partidos de extremo son obsesivos, sin importarles que su trastorno pueda arrasar con todo lo que se encuentre en su camino.
Cuando se da una mirada panorámica a todo lo que implica el Acuerdo de Paz, se puede constatar lo poco que representa el caso Santrich respecto a todos los logros obtenidos y los desafíos presentes. Un caso como este era de esperarse, así como la respuesta que se le ha dado en Derecho. El balance es positivo: el acuerdo de paz logrado hizo que 12.000 miembros de la guerrilla dejaran las armas y se integraran a la vida civil. Solo unos 800 excombatientes, según el Alto Consejero para la Estabilización Emilio Archila, no están inmersos en el proceso de reincorporación, lo que no necesariamente implique que están delinquiendo. El sistema de justicia transicional, representado en la JEP, ha sido reconocido internacionalmente como un modelo a copiar, al que la Corte Penal Internacional le dio su visto bueno. ¿Que hay disidencias y abundan los grupos armados criminales? Las primeras son de esperar luego de un acuerdo de paz, así ha sido en todo el mundo; y según los datos oficiales el número de renegados que se dedican ahora al narcotráfico está todavía dentro un margen que era de prever. Ahora bien, es obligación del Estado y su fuerza pública combatir y someter a la ley a todos estos delincuentes. Y por último, algo que muchos no ven: el hecho de desactivar una organización armada rebelde con intenciones políticas vale mucho para un Estado.
Por su parte el caso Santrich nunca se ha salido del cauce institucional y legal, así a algunos esta afirmación les parezca escandalosa. El tratamiento de los delitos tiene un cauce institucional y en últimas este es una de las grandes diferencias entre el Estado de Derecho y su ausencia, como es el caso de una dictadura. Primero se le privó de la libertad dada la posibilidad de que hubiera cometido un delito; luego la JEP, ante la falta de pruebas concluyentes dentro del proceso y la renuencia para enviarlas por parte del Gobierno de Estados Unidos y la Fiscalía, debió decretar la no posibilidad para su extradición; más adelante la Fiscalía le hace nuevas imputaciones y lo vuelve a capturar; entonces el Consejo de Estado decreta que sí lo cobija el fuero parlamentario y la Corte Suprema se hace competente del caso y al amparo de las normas vigentes debe decretar su libertad, y por último sucede su fuga, riesgo existente en todos los procesos penales sin capturado, como por ejemplo en el caso de Andrés Felipe Arias. Ya la Corte decretó la captura de Santrich y veremos qué pasa. Santrich pesa apenas unos pocos gramos en la vida del país. El problema de los ‘tocosos’ es que para ellos pesa una tonelada que agota sus energías y de paso las de toda una nación.
Por el bien de todos, ojalá la obsesión Santrich salga de las mentes que ocupa y de esta manera nos podamos ocupar de lo realmente importante e imperioso.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015