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El anuncio del Eln de que a partir de hoy y hasta el 17 de febrero ejecutarán un paro armado en todo el país, con el que pretenden obligar a las personas a quedarse encerradas en sus casas durante esos días, es una gran equivocación de ese grupo armado ilegal. Contrario a la estrategia de sembrar terror e imponer el miedo, deberían buscar mejores formas de mostrarse con actos que evidencien voluntad de paz y que expresen que de verdad quieren avanzar en diálogos que conduzcan a Colombia hacia un mejor futuro.

La presencia de este grupo en algunas subrregiones de Norte de Santander (Catatumbo), Arauca, Chocó, Cauca, Nariño, Valle, Antioquia y Córdoba obliga a que la fuerza pública lleve a cabo operativos muy sólidos en esos lugares, para garantizar la tranquilidad de los pobladores, no solo con motivo de esta coyuntura sino de manera permanente. Es una lástima que después de que en los años 2016 y 2017, principalmente, había la sensación de que cosas como esta quedarían en el pasado, estemos volviendo a los momentos en que a los ciudadanos les da temor no acatar la amenaza de los violentos.

Es natural que ante tanto tiempo en el país sin este tipo de situaciones haya tensión en regiones en las que ni siquiera hay reportes de presencia de ese grupo armado, porque no hay plena consciencia alrededor de lo fuerte que pueda ser actualmente. La ausencia de grandes golpes militares en contra de sus cabecillas y la actitud cínica de los líderes de esa agrupación que están fuera del país, ponen a los colombianos en un ambiente de dudas que deben ser aclaradas. Este anuncio amenazante es la gran oportunidad que tiene el Gobierno Nacional de recobrar la confianza en su política de seguridad, logrando que todo transcurra normalmente, sin sobresaltos de ningún tipo.

Ante lo ocurrido hace poco más de un año en la escuela de policía General Santander, en Bogotá, donde 22 cadetes murieron en un atentado con carrobomba, llevado allí por miembros del Eln, es natural que se tengan que adoptar medidas coordinadas entre Policía, Ejército, Fiscalía, Fuerza Aérea, Presidencia y autoridades distritales, como lo anunció la alcaldesa Claudia López. Se anuncia un Plan Candado con retenes y requisas en entradas y salidas de Bogotá, con el objetivo de establecer un control y una presencia continua de las autoridades. No es para menos.

Los organismos de inteligencia que, seguramente, tienen información acerca de los miembros de ese grupo delincuencial, deben ser soporte efectivo para las distintas fuerzas, y así prevenir acciones que pretendan dañar la tranquilidad ciudadana. En la medida en que se garantice que todo sea normal durante estos días se le habrá dado un duro golpe a la posibilidad de que los elenos se envalentonen y vuelvan a llevar al país a una guerra. Más que muestras de fuerza militar del Estado, en este momento lo que hay que mostrar es templanza en las decisiones y recuperación de confianza entre las comunidades. No puede cederse ante el chantaje.

 

En departamentos como Caldas no es posible dar por hecho que nada pasará, pero tampoco permitir que temores infundados puedan perturbar el transcurso corriente de la vida, especialmente en los municipios. Hay que mantener la calma, pero estar atentos ante cualquier movimiento que resulte sospechoso. Hay que estar alertas y actuar de manera preventiva. En cuanto al Eln ojalá algún día entiendan que les puede dar mejores resultados liberar a los secuestrados, no reclutar más menores y manifestar con claridad que quieren la paz, que pretender encender el conflicto armado.