Amigdalitis, ¡ay qué dolor!

Vanessa Sánchez

LA PATRIA | Manizales

En la parte posterior de la garganta están las amígdalas. Estas masas de tejido colgante forman parte de defensas del organismo y tienen la misión de evitar que las personas se enfermen, pero, ¿qué ocurre cuando se infectan?

La médica Vivian Bernal, adscrita a la Nueva EPS, asegura que la faringoamigdalitis es una inflamación de la mucosa de la faringe y de las amígdalas, acompañada de secreciones y enrojecimiento.

Las personas refieren mucho dolor, porque tragar saliva o pasar alimentos les molesta. “Es como si uno se tragara una esponja de brillo”, relata Nora Escobar, quien cuenta que cuando tenía 15 años, cada tres meses su garganta no perdonaba esta molestia.

“En consulta por urgencias y en la general es frecuente y está entre las 10 enfermedades más comunes. Por ejemplo, la amigdalitis viral aparece de manera gradual y es común en niños menores de 4 años y mayores de 45 años. Se inicia con malestar general, fiebre leve y dolor de garganta al pasar el alimento, pero en 72 horas se desinflaman y el malestar desaparece”.

Bernal refiere que en la bacteriana la persona experimenta fiebres hasta de 40 grados y el dolor de garganta puede afectar el oído, el cuello y acompañarse de dolor de cabeza, nauseas y vómitos. “Este tipo es más común en los adolescentes. El inicio es brusco, de un día para otro la persona se levanta enferma. Con las amígdalas hinchadas y placas blancas, mal aliento y mucho dolor. En esta sí debe haber manejo con antibiótico”, explica.

Riesgo de la automedicación

De acuerdo con el pediatra Carlos Mario Ochoa, egresado de la Universidad de Antioquia, los niños son los más afectados por esta patología. Aunque el tratamiento es similar al de los adultos, debe tener cuidado en la administración de analgésicos como ibuprofeno o aspirina que puede afectar el sistema nervioso.

Ambos expertos consultados coinciden en que el diagnóstico de amigdalitis es clínico, es decir, que solo con la exploración el médico se estable la causa. Lo más importante es distinguir entre las amigdalitis víricas y las bacterianas, ya que de ello depende el iniciar o no tratamiento antibiótico.

“Existe una prueba diagnóstica que nos ayuda a determinar de forma rápida si la causa de la amigdalitis es bacteriana. Consiste en recoger una muestra del exudado de las amígdalas, también llamado frotis amigdalar, y determinar de forma rápida si está presente el antígeno del estreptococo”, resalta Ochoa.

Quitan el dolor

* Los antisépticos en esprays y tabletas duermen la zona y la desinflaman.

* Los gargarismos con bicarbonato, sal y sal vigua funcionan muy bien, porque desinflaman.

* Hay un mito de que los cítricos son excelentes, pero esto irrita más las mucosas y generan más dolor.

Tenga en cuenta

El lavado de manos es fundamental, sobre todo, porque la amigdalitis es contagiosa por micropartículas de saliva o gotas del estornudo. La higiene y la limpieza de la habitación cumplen un papel fundamental.

¿Cuándo operar?

Se recomienda cuando hay:

* Infecciones recurrentes en las amígdalas (mínimo 7 episodios en un año, o mínimo 5 cada año por dos años, o tres episodios cada año por dos años)

* Problemas para tragar debido a la hinchazón de las amígdalas

* Dificultad para respirar bien, es decir, que lo hace a través de la boca y no de la nariz.

* Interrupción en el sueño que incluye ronquidos y dificultad para respirar. En ocasiones les causa apnea del sueño.

* Infecciones recurrentes en el oído y sinusitis que no responden al tratamiento con medicamentos.

* Adenoides que crecen al punto de afectar el habla e interfieren con el crecimiento normal de la cara.

De dos tipos

1. Viral: es autolimitada y benigna. En un plazo no mayor a 3 días el malestar desaparece. Solo se necesita analgésico o acudir a remedios caseros.

2. Bacteriana: el tratamiento debe estar guiado por un médico. No es conveniente automedicarse porque puede generar una resistencia bacteriana.