Receptores y donantes, marcados por la covid-19

Elizabeth R. Rojas

LA PATRIA | Manizales

Los pacientes que aguardaban por un órgano, poco antes de desatarse la emergencia sanitaria por la neumonía de Wuhan, tuvieron que ver cómo sus procesos médicos se estancaron por la normatividad surgida para cuidar a la comunidad de la amenaza en que se convirtió la covid-19. De eso se escribe hoy que se conmemora el Día Mundial del Trasplante.

Esa esperanza detenida se trasladó también a los candidatos a donantes que, en su mayoría, son de corte cadavérico. Es que tuvo que cumplirse con protocolos que aceleraron la destinación final de los fallecidos.

Frente a esa problemática Jimy Andrés Gallego Ramírez, cirujano de trasplante de órganos abdominales precisó que la pandemia tuvo un impacto negativo en las listas de espera (que dependen, entre otras cosas, del órgano requerido) y sus beneficiarios.

Vale resaltar que, en lo médico, donantes y receptores deben cumplir con protocolos especiales para garantizar el buen fin del proceso; eso para que no se pierda el órgano y las vidas de los implicados, más cuando quien entrega es un donante vivo.

Impacto

Según Gallego, un problema en pandemia fue que la ocupación de las camas de las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI), en su mayoría, albergaron a pacientes con el virus letal y no a otros con condiciones varias. Es decir, otros que pudiesen estar para recibir o entregar sus órganos.

"La ocupación extrema de las UCI, evitó la atención de pacientes con condiciones complejas e hizo que muchos murieran fuera de las instalaciones hospitalarias. Así no se pudo lograr la viabilidad de los órganos, que se hace -regularmente- desde esta área por el soporte ventilatorio que se presta".

El experto agregó que los contagios masivos intrainstitucionales por el virus y/o el peligro de que los pacientes se contagiaran adentro, hizo obligatoria la toma de una prueba PCR para ver si el potencial donante estaba contaminado, eso con la intención de disminuir el riesgo de transmitir la infección al posible receptor.

"También se desestimaron donantes por estar infectados. En principio no se pudo hacer pruebas tan rápidas que permitieran tener capacidad de reacción frente a un posible donante. Esa demora hizo que los donantes perdieran la estabilidad hemodinámica o la integridad de los órganos para ser rescatados y trasplantados", agregó Gallego.

Esas dificultades condujeron a una disminución severa de los trasplantes durante los tiempos más duros de la pandemia. La situación, se supo, fue variando según los picos en las ciudades. Gallego contó que, de una institución a otra, las disminuciones fueron de hasta un 50%.

Expuestos

"Quien recibe un trasplante requiere, sin duda, de fármacos inmunosupresores. Eso quiere decir que son productos que disminuyen la respuesta inmunológica para evitar que el cuerpo rechace el órgano. Eso los hace más susceptibles a infecciones como la covid-19 y a muertes frente a otros pacientes", explicó.

Con el tiempo, advirtió el experto, se han hecho ajustes en lo asistencial que han permitido llevar a cabo con más tranquilidad los trasplantes. Eso se facilitó un poco, aseveró Gallego, con la implementación de tiempos de respuesta más cortos en los resultados de las pruebas diagnósticas.

"Con la llegada de las vacunas, los pacientes trasplantados (o candidatos) pudieron acceder a estas y tener una mayor protección frente al virus. Ya los trasplantados que se han infectado, han tenido cuadros más leves de la infección".

Añadió: "Ahora, aparentemente, la pandemia está teniendo un comportamiento más benigno. La gravedad de la enfermedad ha disminuido, al igual que la mortalidad. Los que están muy mal son los que no se han vacunado o tienen los esquemas incompletos".

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De la expresión de voluntad

En Colombia, desde 2016, todos somos potenciales donantes a menos que en vida se haya hecho énfasis en lo contrario. Eso gracias a la Ley 1805, expedida el 4 de agosto de ese año.

Pese a ello, existen temores y mitos que impiden que los trasplantes se lleven a cabo, dejando a muchos ciudadanos sin la posibilidad de tener calidad de vida, independientemente de su edad.

"La gran barrera entre un potencial donante y el paciente, regularmente, es un asunto de obtener el consentimiento de la familia, para proceder al rescate o extracción de los órganos".

Él como profesional en esta materia en la ciudad y fuera de ella, señaló que los grupos de trasplante siguen siendo muy respetuosos de la opinión de la familia, para no vulnerar o violentar el duelo.

"Hay familias que se oponen a la donación por más mitos que realidades. Piensan que va a haber deformidad física del cuerpo y otras cosas más. Este es un tema de empatía. Vale mirar mejor cómo nosotros o los nuestros podríamos ser receptores en algún momento de nuestras vidas", concluyó.

Desde su caso

La historia de trasplantes hepáticos de Luisa Serna Valencia es de no creer, pero hoy se mantiene positiva, acompañada de su esposo Christian Gómez, un médico de profesión que le ha resultado un apoyo fundamental en su proceso. A ellos, la pandemia no les fue ajena.

La manizaleña ha pasado por dos intervenciones para cambiarle el hígado: Una en juli de 2017 y otra en diciembre de 2018. El suyo se dañó por la hepatitis autoinmune que desarrolló y por la que se convirtió en paciente habitual de la Clínica Valle del Lili, en Cali.

Serna contó, desde Ibagué (donde reside), cómo le fue con la pandemia: "Necesitaba empezar el desmonte de medicamentos hace más de un año, porque tan prolongados y en dosis tan altas, son malos. Debido al riesgo que corría por no poder viajar, me demoré en iniciar eso. Apenas lo empecé este mes".

Agregó: "Esos esteroides son contraproducentes. Dan cáncer, osteoporosis, etc. Pero ahí nos jugábamos que se me dañará otra vez el hígado o era una osteoporosis y ese tipo de cosas. De hecho yo ya tengo una osteoporosis muy avanzada para mi edad", dijo Serna, hoy con 29 años.

Serna también hizo referencia a la baja en la curva de trasplantes en general y en el de su tipo que, por lo general, proviene de un donante cadavérico. Contó que se extraen, sobre todo, de las víctimas de accidentes de tránsito y de quienes fallecen en cirugías, lo que se vio disminuido por las limitantes de la pandemia.