Caldense arma su defensa por caso de incendio en CAI de Soacha

LA PATRIA | MANIZALES

La subteniente de la Policía Aleida del Pilar González Quiroz es caldense y es una de las tres personas procesadas penalmente por el caso del incendio en el CAI San Mateo, de Soacha (Cundinamarca), donde murieron ocho detenidos en septiembre del 2020.

Su rango es subteniente de la Policía. El lunes obtuvo su libertad por vencimiento de términos, luego de pasar un año y algunos días más en privación de la libertad. El jueves se reintegró a las filas, pero antes de hacerlo dialogó con este medio.

Acerca de cómo eligió su carrera recuerda que la primera vez que lo consideró tenía unos siete años, en su natal Arma, corregimiento de Aguadas. Al graduarse como bachiller se fue a Medellín en donde cursó un estudio técnico y durante cuatro años trabajó en un hotel y así ahorro con miras a su objetivo.

Sobreviviente

En julio del 2017 comenzó el curso. El 17 de enero del 2019 se encontraba en el alojamiento cuando estalló el carro bomba que el Eln introdujo a la Escuela de Cadetes General Santander. 22 compañeros de Aleida murieron, entre ellos dos con quienes había forjado una buena amistad.

“Tuvimos acompañamiento psicológico y charlas de resiliencia durante un tiempo”, contó. A mediados del 2020 recibieron el grado de subtenientes. La graduación fue virtual por la pandemia.

La asignaron a la Policía de Cundinamarca como subcomandante del CAI San Mateo, como es conocido, aunque administrativamente figura como Estación.

El incendio

Pasaron escasos 90 días desde el grado hasta el 4 de septiembre cuando vivió la otra tragedia de su vida. “Llegué a las 2:00 de la tarde. El comandante estaba fuera en una reunión con las superiores. A esa hora empezaron a llegar familiares a llevar ropa y alimentos para los detenidos”. Por la emergencia sanitaria se prohibió el contacto de familiares con detenidos. Eso enfurecía a estos últimos.

“Recibí las cosas de un detenido y se las entregué al custodio de las celdas”, indicó. Cuando le iban a entregar las cosas al segundo privado de la libertad, las rechazó. El custodio se devolvió con ellas y en ese momento uno le prendió fuego a una colchoneta.

González dice que en segundos las llamas se expandieron por el material de las colchonetas y porque alcanzó un cielo raso de PVC. Esos instantes de caos le recordaron el pánico vivido en la Escuela de Cadetes.

Lo que se pudo hacer

Alcanzó a liberar a una mujer capturada y esposada. La habían llevado al sitio porque tenía una orden judicial por concierto para delinquir. El calor no permitía acercarse a la reja donde estaban los detenidos, que tenía varios candados, pero además los mismos detenidos amarraron una sábana con varios nudos a la misma.

El CAI apenas contaba con un extintor. Los vecinos intentaron apoyar. Aunque todos salieron con vida, a las dos horas se confirmó la muerte del primero de los ocho fallecidos. Los demás, en los días siguientes.

La defensa

La subteniente Aleida considera que las investigaciones que se iniciaron tuvieron un componente político. En particular por lo que difundió un concejal de Bogotá. “No se nos quiere investigar por ocasionar el incendio, sino por omitir abrir la puerta rápido. El humo era asfixiante, no nos dejaba respira ni siquiera afuera”, recordó.

El abogado Jesús Vergara, defensor de la oficial, explicó que buscan desvirtuar la responsabilidad de González en los hechos, pues el sitio no solo era inadecuado para detenidos, sino que no se contaba con qué atender una emergencia como la que se presentó.

De igual manera, aseguró que se habían hecho gestiones para que esas personas fueran llevadas a otro lugar, en particular, el detenido que inició el fuego, conocido como alias Pecueca.

El proceso está en etapa de acusación. El escrito ya se presentó pero falta la audiencia. La presunta responsabilidad es por omisión. La oficial caldense confía en su inocencia, destaca el apoyo de su familia y manifiesta su deseo de continuar en la Policía, porque esa es su vocación.