LA PATRIA | MANIZALES
Después de dos meses y medio de haber desparecido de la sacristía del templo Nuestra Señora de Los Dolores, el supuesto ladrón devolvió los cinco ornamentos que se perdieron a mediados de septiembre pasado.
“Estos ornamentos son los más finos y elegantes con que cuenta la parroquia para diferentes ceremonias litúrgicas. Ahora toca hacerles un lavado cuidadoso y completo, para proceder a limpiarlos de malas energías por medio de los ritos que la Iglesia contempla para estos casos: bendecirlos y volverlos a consagrar. Es posible que el ladrón haya recapacitado y de todas maneras le agradezco que los devolvió”, afirmó el párroco José Libardo Flórez Cuartas, quien terminó mostrándose esperanzado en que también retorne la custodia plateada.
A las 8:00 de la noche del pasado miércoles alguien tiró una bolsa negra en la entrada del teatro parroquial, donde se encontraban reunidas unas señoras de la Comunidad Lazos de Amor Mariano. Aunque pensaron que se trataba de basura, alguien esculcó y se encontró con los ornamentos perdidos. De inmediato dieron aviso a los sacerdotes, quienes los llevaron a la Casa Cural donde los revisaron y los encontraron en buen estado.
“Nos podemos imaginar muchas cosas que hayan hecho con estos vestidos sagrados, no sabemos dónde los tuvieron, ni hacia dónde los pudieron haber llevado de viaje, pero lo importante es que aparecieron, porque son costosos. Cada uno vale entre $1 millón y medio y $2 millones, anotó el párroco.
Estos ornamentos fueron adquiridos por el padre Elkin Nemesio Montoya hace unos 8 años y fabricados en tiendas de confecciones religiosas de Bogotá, como el Almacén del Vaticano y la Casa Elisa. Las prendas son bordadas a mano y algunas costuras son hechas con hilos de oro.
Los sacerdotes de la parroquia de Pensilvania a través de su programa radial y de redes sociales hicieron permanentes llamados para tratar de recuperar lo hurtado.
Son bordados, muy bonitos y se usan en las ceremonias de acuerdo con los diversos tiempos del calendario católico. “Solo nos sirven a nosotros y no quiero pensar que sean usados para el sacrilegio y la maldad” manifestó en su momento el sacerdote.
“Sobre quien se robó los ornamentos y la custodia podría caer una desgracia o una maldición por apoderarse de estas prendas dedicadas exclusivamente para el culto a Dios Nuestro Señor”, manifestaron feligreses indignados.
Al párroco Libardo Flórez, natural de Marquetalia, le han pasado varias cosas que llaman la atención desde que llegó a Pensilvania, a finales de enero pasado:
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