LA PATRIA | MANIZALES
Juan David Rave Herrera, alias el Mono, de 24 años, le pegó 29 puñaladas a su amigo de infancia Juan David Marín Quintero, de 23, conocido como el poeta de Palestina, el 30 de abril pasado, en el barrio Nuevo Horizonte (Santa Rosa de Cabal).
Marín Quintero había salido de la cárcel ocho meses antes, tras pagar una condena por estupefacientes. En el centro penitenciario aprovechaba el tiempo libre para elaborar poemas. Vivía con su abuelo, sus padres y su hermano menor.
El Mono llamó al celular del poeta el día antes de los hechos y le dijo que ya estaba en Santa Rosa. Le pidió las indicaciones para llegar al inmueble donde habitaba y, arribó en una motocicleta RX color azul. Le dio hospedaje.
Al día siguiente el abuelo de la víctima se levantó y vio al Mono en la puerta de la habitación de su nieto. Le preguntó qué hacía ahí y el respondió que esperaba que el poeta se levantara para que le diera plata para gasolina, pues la moto no tenía combustible.
El Mono le preguntó insistentemente al abuelo de la víctima que si iba a salir y que cuánto tiempo se demoraba. El adulto mayor se fue y los dejó discutiendo por una plata.
A las 2:00 de la tarde retornó a la casa y vio sangre en la habitación, cocina, sala, antejardín y se enteró de que habían llevado a su nieto, herido, al hospital, y que había muerto por heridas en el cuello, espalda y rostro con un cuchillo, que quedó en la escena del crimen.
Desde ese mismo día la Policía Judicial inició la investigación y se dio cuenta de que el Mono era el principal sospechoso. Además, que había borrado toda la información del celular de su amigo, con el que se conocía desde que eran adolescentes e iban a jugar partidos juntos.
El Gaula de la Policía realizaba una investigación por medio de unas interceptaciones de llamadas y allí se escuchó cuando el Mono le confesó el crimen a un amigo. Dijo que le había tocado matarlo por $50 mil de bazuco y que le dio como 17 puñaladas.
Así mismo, que este supuesto amigo había llamado al abuelo del hoy occiso para confundirlo y que este pensara que se trataba de otra persona que cumplía con las mismas características del hoy detenido.
En medio de los barrotes y las paredes de la prisión, Juan David Marín Quintero compuso 62 poemas, marcados por la nostalgia, el sufrimiento y la melancolía.
LA PATRIA contó su historia el 21 de abril. Expresó que a los 16 años empezó a consumir estupefacientes y a venderlos. Fue a parar a una correccional y terminó asistiendo dos veces por semana a la Asociación Mundos Hermanos, de Chinchiná. Allí aprendió panadería, a tejer y algo de artesanías.
“Estuve allí 13 meses, me enseñaron a valorar la vida. Uno de pelado quiere hacer de todo. Antes de ingresar a las drogas era un chico muy juicioso, como la mayoría de mi pueblo, pero me dejé llevar por los amigos y por la curiosidad de probarla y ahí me quedé”, dijo en la entrevista. Quería sacar un libro de poemas.
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