LA PATRIA | MANIZALES
El expediente revela detalles macabros acerca da la muerte dolorosa que padeció Paula Andrea Ríos, pero sobre todo muchas preguntas que con un nuevo impulso puede arrojar los resultados esperados: llegar a los culpables y que se haga justicia.
Al mediodía del 20 de marzo de 2012 un campesino de Neira vio un gallinazo sobrevolando la finca Santa Lucía, en el sector de Cementos Caldas. Inicialmente no prestó atención.
Luego de almorzar notó un aumento inusual de esas aves carroñeras sobre el mismo sitio. Un perro, su fiel amigo, lo acompañó a inspeccionar el lugar. Pensó que era un novillo muerto.
Cuando llegó al lugar exacto, descubrió halló un cuerpo irreconocible. Supo que era humano porque tenía cabello y alcanzó a notar uñas de mujer, pintadas de rojo. Eran las 3:30 de la tarde. De inmediato llamó a la policía.
Un día antes del hallazgo, una hermana de la víctima estuvo preguntándole a varios conocidos si la habían visto, pero nadie daba razón. Al día siguiente la familia se enteró del cuerpo encontrado por el campesino.
A la mujer la apuñalaron por la espalda y aún con vida le prendieron fuego con ACPM. Así lo confirman las investigaciones y el protocolo de necropsia.
La última vez que la vieron con vida, el domingo 18 de marzo en la noche, estuvo con varias personas, entre ellas dos hombres.
En el expediente de unas 400 páginas, se advierte que el proceso estuvo inactivo hasta el 2018 cuando la Fiscalía 21 Seccional lo reactivó. Hay varias preguntas por resolver.
Por ejemplo, reposa una entrevista de un islero que a las 5:00 de la mañana del lunes 19 de febrero del 2012, cuando aún no se sabía el paradero de la víctima, vio a un hombre que lavaba un Renault Clío gris, algo inusual.
El sujeto le pidió al trabajador que si la Sijín lo interrogaba dijera que lo había visto a las 2:00 de la mañana. El islero se negó y le respondió que si las autoridades revisaban las cámaras de la estación se darían cuenta de la hora exacta. Tiempo después el carro fue sometido a una prueba técnica de luminol, que dio como resultado manchas de sangre en la parte trasera.
Lograron extraer muestras y procesarlas. Se estableció que era sangre humana. El conductor del vehículo fue llamado a entrevista. Reconoció que estuvo con la mujer, pero que a petición de ella la dejó en un sector del municipio.
Los interesados en que la investigación avance señalan que nunca le preguntaron al hombre por qué la presencia de las manchas de sangre.
Hasta la fecha no hay vinculados a la investigación en calidad de indiciados, pese a lo que figura en el expediente.
Seis meses después del crimen una mujer contó que un hombre, el mismo que lavó el carro en la mañana que desapareció Paula y en el mismo vehículo, la llevó al sector de Cementos Caldas y quiso accederla sexualmente por la fuerza. Ella lo evitó. El sujeto sacó un frasco e inhaló poper. Se durmió y ella aprovechó para escapar. Esa misma semana fue amenazada de muerte y tuvo que abandonar el municipio.
El islero que declaró ante la Sijín y vio al sospechoso lavando el carro murió de cáncer.
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