LA PATRIA | MANIZALES
Beatriz Ocampo quería justicia por la muerte de su hijo, Juan Camilo Betancourt, de 17 años, y la consiguió. Incluso, aportó para que estuviese detenido el asesino y no un inocente: el primo del fallecido.
Ella investigó y colaboró con las autoridades hasta dar con el responsable del hecho. El lunes, un menor de edad de 17 años, responsable del homicidio, se presentó ante las autoridades, aceptó los cargos y quedó con medida de aseguramiento en Los Zagales, mientras le definen cuánto pagará por asesinar a este estudiante de grado 11 del colegio Agustín Gemelli y violinista de Batuta Caldas.
El crimen ocurrió el sábado 2 de noviembre, sobre las 9:30 de la noche, en una disputa entre dos grupos de jóvenes. Una puñalada en el pecho fue suficiente para acabar con la vida de este adolescente.
"El 1.º de noviembre, la persona que mató a mi hijo se robó un celular, con otros dos, usando un cuchillo, en una fiesta en La Carola. El niño al que le hurtaron se acercó a mi Cami y a otro amigo, y les mostró quiénes le robaron". Al hoy detenido no le gustó que Camilo le reclamara por ese hurto e intentó apuñalarlo. No lo logró porque otro joven atravesó el brazo.
"Tuve acceso a un chat denominado Los Míos, que en El Cable los conocen como Cartel Laureles. El líder es el asesino de mi hijo. En ese diálogo se burlan de mi niño: 'Se salvó de pura chimba', 'le debe la vida al de gris'. En ese whatsapp acepta que intentó agredir a Camilo. De ese grupo hacen parte 26 menores y 3 mayores. Se nota que les faltan valores en el hogar".
Ocampo explicó que la noche del 2 de noviembre se citaron dos grupos (Cartel Laureles y Juan Camilo con siete amigos) a pelear detrás de las canchas del Inem y que su hijo no quería ir. Sabían que allí no había cámaras.
"Previo a la pelea, en los chats, mostraron sus cuchillos. Los de Laureles los convocaron para que demostraran por qué no habían quedado contentos con lo del celular".
En el grupo de El Cable había un primo de Juan Camilo. Por la Normal, cerca de la U. de Caldas, se desató la tragedia. La víctima se metió a separar a su mejor amigo y a su familiar, para aconsejar a este último de que no cometiera una locura.
"Traicioneramente este otro muchacho mató a mi hijo, lo apuñaló en el corazón. Siempre supimos quién fue, pero hubo un complot de ese grupo para cuidarle la espalda al verdadero asesino. Cinco personas señalaron al primo de Juan Camilo, quien terminó aprehendido".
Esa misma noche, por el amor a su hijo, Beatriz empezó a investigar. "Era el amor de mi casa, se me graduaba este año".
Con indicaciones del primo encontró el arma homicida. El asesino la arrojó en un recipiente de basura frente al Colombo. Esa misma noche se quedó con el celular del señalado y se pudo enterar en los chats de todo lo que ocurrió antes de esa noche.
Todas esas pruebas sirvieron para que el viernes un juez ordenara la libertad del inocente. Incluso, los que lo señalaron dijeron la verdad y mostraron quién era el verdadero homicida.
"Queríamos justicia, ahí la tenemos. Trataron de entorpecer el proceso, hubo amenazas contra los testigos. El responsable es hijastro de un oficial de la Policía. El menor se entregó, intentó dirigirse a mí en la audiencia, quizá para pedirme perdón, pero no quise escucharlo. Eso no me devuelve a mi niño".
Para Cami todo era la música. Se iba a presentar a Ingeniería Biomédica en la Autónoma y en las noches seguiría con Batuta.
"No sabía qué era esa carrera, lo supe por él. Decidí ser mamá, quedarme al lado de mi hijo y rechazar ofertas laborales. Decirle: Cami te amo y recibir de él un mami te amo. No me queda remordimiento. Le debo todo a mi hijo. Murió por exigir justicia, por querer corregir a su primo. Cómo explicar que muero cada día por las ganas de verte hijo".
Al primo señalado lo defendió el abogado César Augusto López. "Es un caso lamentable por donde se le mire. Mataron a un joven de apenas 17 años. Resulta increíble que un grupo de jóvenes concertó incriminar falsamente a un inocente, dando lugar a que un juez de adolescentes ordenara su internamiento preventivo en Los Zagales, donde permaneció más de un mes.
"Esos jóvenes sabían que mi defendido era inocente y no les importó mentir, abiertamente, con el fin de encubrir al verdadero homicida y desviar la investigación. Por fortuna los hechos terminaron esclareciéndose y mi representado recuperó su libertad".
La madre del menor asesinado destacó la labor de la Fiscalía, la Policía y los investigadores, que se pusieron la camiseta de este caso y juntos lo sacaron adelante. Además, de los amigos de su hijo, quienes dejaron el temor a un lado y declararon.
"Deseo agradecer en nombre de mi hijo Juan Camilo, a la justicia colombiana y muy especialmente al fiscal y el investigador, que estuvieron al frente de este caso, fue un gusto para mi conocer seres humanos de tan alta calidad y llenos de tantos principios y valores, quienes se pusieron en mis
zapatos y en mi tristeza; mi único papel en todo esto fue el de una madre que por amor a su hijo clamaba justicia. Yo solo aporté algunas pruebas que sumaron para que la investigación pusiera en duda la culpabilidad de un inocente. El verdadero reconocimiento es para la justicia colombiana,
no para mí, no me place para nada estar en una posición tan traumática y tan llena de dolor, a nadie se lo deseo. La aceptación de culpabilidad del verdadero asesino no me dio alivio ni tranquilidad, ese momento marcó el inicio para enfrentar mi amarga realidad".
"Aún siento que la sociedad me falló, mi mayor tesoro, lo mejor de mi vida, me lo arrebataron; y no es solo culpable quien enterró el cuchillo, también lo son un padre y una madre que le dieron una mala educación, no lo corregían, no le enseñaban valores y principios como lo son el respeto. Solo fueron padres
ausentes".
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