Precisión, clave en el agro

MARGARET SÁNCHEZ

LA PATRIA | MANIZALES

El campesino es quien mejor conoce su terreno. Si cultiva naranjas sabe qué árboles son los que más frutos dan, o si tiene un ordeño sabe cuál vaca da más leche.

Intuitivamente tiene un mapa de su finca y puede potenciarla si adopta prácticas de agricultura de precisión.

“Es hacer un manejo inteligente de la parcela. Sus suelos, climas, humedad, animales y otros aspectos son variables. Es reconocer que hay unas diferencias”, explica el ingeniero agrónomo Carlos Alberto Parra Salinas, docente del Departamento de Producción Agropecuaria de la Universidad de Caldas.

El terreno es variable y merece un trato focalizado, no homogéneo, agrega el ingeniero agrícola Álvaro Puentes Molina, instructor del Centro agropecuario La Granja del Sena, en el Espinal (Tolima).

Por ejemplo, cinco hectáreas de naranjas no se deben abonar por igual, hay que determinar qué zonas o árboles necesitan más fertilizantes. En el caso del ordeño, el calcio se suministra a las vacas que lo requieren, no a todo el lote.

“Este tipo de agricultura reduce los costos en el manejo de insumos y minimiza el impacto ambiental. Surge como una respuesta a la crisis climática que tarde o temprano nos obligará a optimizar la producción”, señala el instructor del Sena.

Tecnología

Para el docente de la U. de Caldas, en Colombia la agricultura de precisión es necesaria. “Somos un país biodiverso, no solo en plantas y aves, sino en suelos. En un finca de dos hectáreas se pueden encontrar cuatro o cinco tipos de suelo. Ahí se decide si variar la humedad con el riego”.

Añade que la tecnología se debe incorporar para que el sector agrícola sea más eficiente, pero requiere del apoyo del Estado para que los pequeños, medianos y grandes productores accedan a herramientas que son costosas.

Parra Salinas aclara que antes de adquirir máquinas, como drones, hay que validar si sirven para las condiciones de la región o el cultivo. “No es solo comprar el drone o pagar un sobrevuelo, hay saber qué hago con esa información que me dan las imágenes”.

Según Puentes Molina, la agricultura de precisión se adapta al nivel de tecnología que tiene a la mano el productor. “Un ingenio azucarero tiene el músculo financiero para comprar equipos automatizados. Un mediano o pequeño productor puede aplicarla si diferencia su tierra y determina un riego manual diferenciado”.

Tres pasos

Álvaro Puentes Molina, instructor de la tecnología en Agricultura de Precisión del Sena Tolima, explica los tres pasos de esta metodología:

1. Monitoreo

Se pueden usar drones para sacar modelos digitales de elevación o topográficos, navegadores de GPS, imágenes de satélite como Google Maps o con láseres adecuados a aviones. En el caso de los drones, hay dos tipos de cámaras: RGB, con las que se captan fotos áreas del terreno. Las multiespectrales, que combinan la RBG con otras bandas, como el infrarrojo o con sensores térmicos, y permiten determinar los índices de fósforo o potasio, o cambios en el color, ramificación y follaje de las plantas.

2. Procesamiento

Los datos recolectados en el monitoreo se procesan con software especializados, en los que se determinan la variabilidad del terreno. Es decir, qué partes se pueden inundar, zonas bajas en fósforo, cómo se puede trazar un sistema de riego, o mapear las zonas de la finca, hectáreas con bajos nutrientes, bosques, fuentes hídricas, vías, entre otros.

3. Respuestas

Al analizar la información, resultan geomapas y mapas de prescripción, que ayudan a dividir la unidad productiva en subambientes, que se tratarán por separado. Esos datos se pueden ingresar, por ejemplo, a tractores o cosechadoras tecnificadas que reconocen la variabilidad de la zona y aplican la cantidad del abono determinada.