Conozca los ganadores de los Premios LA TRAMPA 2015

Estos son los premios a lo mejor del año. Habrá que declarar fuera de concurso a Steve Harvey, presentador de Miss Universo, pues casi que este 28 de diciembre está hecho para personajes como él, que no piensan lo que dicen o tienen problemas de lectura. Aquí los ganadores de este año, los que se escogieron con mucha democracia. 

Al medioambiente

El secretario de Obras Públicas de Manizales, Jorge Eliécer Rivillas, quien tuvo la genial idea de talar 99 urapanes que adornan Milán, con el fin de hacer espacio para parquear más carros y ofrecía a cambio guayacanes. La sociedad civil defendió los amenazados árboles y logró salvar 66. Gracias a estos valientes, Rivillas se hace acreedor a este premio. 

A la excelencia

El parque principal de Villamaría está quedando tan excelente que casi prefieren dejarlo guardado para la próxima Administración. Primero lo iban a abrir para la Feria de la Horticultura, pero nada, luego que para diciembre, y finalmente fue ayer la inauguración. Menos mal todo queda en familia, pues es concuñado del actual mandatario. 

A la tolerancia

Esta mujer ganó por aclamación. Su novio le pegó, la persiguió por un parqueadero y la mechoneó. Ella lloró. Él renunció a su cargo a la Alcaldía de Manizales, pero después sonaron acordes nupciales. Jénnifer Rodríguez Muñoz no solo perdonó al abogado Juan Daniel Molina, sino que se casó con él, como sin nada. Ni el video sobre la golpiza le recordó el maltrato. Eso es tolerancia, señoras y señores.

A la creatividad

Manizales tiene sus calles estrechas, pero somos creativos. Más vale que todos quepamos en el mismo espacio. Por ese motivo, decidieron hacer una ciclorruta con pintura. Sí, como leen, pintaron sobre la vía ciclistas y por arte de ese artista ya la calle que era de los carros es la ciclovía de Manizales. No, que no es una inocentada, que ahí están pintados. 

A la eficiencia

El Aeropuerto La Nubia se cierra por mal tiempo, por caída de ceniza y porque el controlador aéreo se fue a comerse unas miguitas de arepa, el plato tradicional de la terminal aérea, el 22 de septiembre. El hombre no tuvo quién le diera desayuno esa mañana y decidió pedir que se cerrara el aeropuerto para poder ir a comer. Mientras tanto, los pacientes pasajeros, como siempre pagaron el plato roto. Eso es eficiencia, no trabajar con el estómago vacío. 

Al servidor irremplazable

Quién, si no este hombre que ha pasado por candidaturas, varios partidos políticos y administraciones, se merece este premio. Juan Carlos Gómez Montoya terminó su paso por la Alcaldía de Manizales como el mejor amigo del Concejo, pero agarrado con el alcalde Rojas por haberlo abandonado, se fue para la Gobernación donde tuvieron que amarrarle sus posibilidades de controlar y ahora dizque el mandatario no le habla, pero no importa él llegará a la Secretaría de Educación de Manizales, con Octavio Cardona, que no estaba en las huestes ni de Rojas ni de Julián Gutiérrez. No se preocupa si no entiende, nosotros tampoco entendemos. 

El arepazo

La representante de Japón en el Reinado Internacional del Café, Yury Uchida, se llevó sobrada esta elección. No tuvo rival. Todo por cuenta de haber obtenido la elección, a pesar de que los nervios la traicionaron, de que el intérprete de inglés no le funcionó de que no hubo uno de japonés, ella se llevó el título. Eso sí es un arepazo como Dios manda. 

Des-hizo

Todo estaba listo. Se habían aprobado los recursos. Se había hecho acuerdos durante el año para entregar los dineros por indemnización a los familiares de las víctimas de Cervantes, pero a última hora un simple ¡Ups! Sacó a relucir la Alcaldía y dijo que tenían que irse a nueva conciliación esta vez al Tribunal Administrativo de Caldas. Todo estaba hecho, pero no, alguien lo des-hizo, y las víctimas esperando con su dignidad. 

A la puntualidad

El contralor de Manizales, Lindon Alberto Chavarriaga, que durante todo el año brilló por su ausencia en las sesiones de Concejo, en donde lo reclamaban tanto, que llegaron a invitarlo por cámaras, porque sabían que seguía las transmisiones por internet, pero ni así. No les dio la cara a los concejales. Puntualmente se excusaba. 

Carita feliz

Quién si no, Manizales Cómo Vamos. Esta organización se encargó de subirle la moral a los manizaleños, pues resultó que en los indicadores de Calidad de Vida y en la encuesta de Percepción ciudadana a la ciudad le fue muy bien por encima de las otras, al punto que los lunares prácticamente no se vieron. Ellos sí saben lo que es ver el vaso medio lleno. 

A la optimización de recursos

No faltó en estas páginas en ningún años, el consagrado secretario de Medio Ambiente, Juan Carlos Barrera. En esta oportunidad por cuenta del cuidado que hace de los recursos públicos pues se abstuvo de devolver todo el material publicitario de las ciclorrutas para evitar sobrecostos. Así, la culta Manizales pase por desconocedora de las normas básicas de ortografía, como aquella que dice que un erre entre dos vocales no suena erre. 

A la tramparencia

Este premio se lo llevó el exdirector técnico del Once Caldas, Flabio Torres, quien recibió regalos a título gratuito de jugadores que poco aportaban al equipo, pero mucho a sus bosillos y muñecas, pues entre las dádivas obtenidas estuvieron costosos relojes. Él advirtió que fue por liberalidad de los jugadores. Nada de trampas, insistió. 

La fuente del año

Termina su mandato en tres días el alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, y se hizo digno merecedor a este premio. Se volvió difícil para las entrevistas, casi siempre tuvo un reclamo que hacer a los periodistas cuando llamaban a preguntarle por algún tema y, como si fuera poco, esa actitud la aprendieron otros secretarios. En esa tarea, por ejemplo lo acompañó el más reciente secretario de Tránsito, Andrés Felipe Taba, quien no con derecho de petición respondía lo que se le preguntaba, a pesar de su queridura. 

Al pataletudo

Para que no se quedara atrás el técnico nuevo del Once Caldas, Javier Torrente, se llevó este premio por su primer actuación pública al frente del equipo. Pateó el balón contra un inspector, alegó, estrujó, qué no hizo, y una sanción se mereció. Estuvo dos meses sin dirigir al equipo desde el banco. Eso sí es una pataleta.