En Pensilvania la Policía le cumplió el sueño al joven Maicol Santiago.

Fotos | Rubén Darío López | LA PATRIA

En Pensilvania la Policía le cumplió el sueño al joven Maicol Santiago.

Un día de servicio, una vida de inspiración y un sueño cumplido. En un rincón del municipio de Pensilvania (Caldas), donde las montañas se abrazan con la neblina y los caminos huelen a café y esperanza, un sueño se hace realidad con la ayuda de la Policía de Turismo.

Maicol Santiago recorrió varios establecimientos comerciales de Pensilvania y entregó volantes sobre prevención en general.

 

Inclusión en Pensilvania (Caldas)

Hay regalos que tocan fibras y llegan al alma y hacen que un día quede marcado en la memoria de una persona. Esto le pasó a Maicol Santiago, un joven con una afección genética de Pensilvania, quien cumplió su sueño de ser policía por un día. Con orgullo pudo disfrutar esta experiencia al máximo.

Todo comenzó cuando el subintendente Jorge Luis Rueda Mejía, encargado de la Policía de Turismo en esa localidad, sostuvo una charla casual con doña María Inés Arias Vargas, madre del joven.

En medio del diálogo cotidiano surgió una revelación: su hijo, Maicol Santiago López Arias, de 20 años, quien tiene una condición especial, de síndrome de Down, ha sentido una profunda admiración por la Policía Nacional.

Desde pequeño, decía que algún día vestiría ese uniforme que representa orden, servicio y compromiso.

Fue entonces cuando el subintendente le habló de la campaña “Cumpliendo Sueños”, una iniciativa pensada para acercar a los jóvenes a la vocación policial, permitiéndoles ser “Policías por un día”, vivir la experiencia real del servicio, y entender desde adentro lo que implica proteger y servir.

El sueño se empezó a materializar el 1 de septiembre, ese día Maicol Santiago despertó con la emoción de quien va a vivir algo único. No era un día cualquiera. Ese día, la Policía de Turismo le abrió las puertas de su mundo.

El joven Maicol Santiago es integrante de la Banda Marcial de la I.E. Pensilvania, I.E. donde obtuvo su bachillerato académico en el 2023. Toca el bombo, no se pierde ningún ensayo ni desfile, y es feliz como integrante de la banda marcial.
 

Desde el comienzo

Todo comenzó con la formación del personal policial: firmeza, respeto, disciplina. En ese instante, Maicol dejó de ser solo un joven soñador y se convirtió en un integrante simbólico de la Policía. Se le enseñó a saludar, a formar, a dar parte del personal y conocer el valor de cada acto dentro de la institución.

Caminó por los pasillos de la estación, aprendió sobre las funciones que cumple cada especialidad y los grupos de la institución y escuchó historias que no salen en las noticias, pero que construyen país día a día.

Luego se desplazaron al centro vacacional El Bosque de Confa, donde recibió una explicación detallada sobre la vigilancia turística, el Registro Nacional de Turismo y cómo la Policía garantiza el bienestar de propios y visitantes.

Después, en establecimientos hotelero, Maicol interactuó con turistas y comprendió que el uniforme no solo impone respeto, sino que también debe transmitir amabilidad.

No faltó la visita a restaurantes y sitios gastronómicos, donde, entre aromas de tradición y platos típicos, el joven entregó volantes con recomendaciones preventivas, aprendiendo la importancia de la prevención como herramienta contra el delito. Y como broche de oro, vivió la experiencia de patrullar en un vehículo institucional.

En el día que fue policía, también tuvo la oportunidad de patrullar las calles y barrios del municipio en compañía de la Policía Nacional en el vehículo oficial de la Institución. No se cambiaba por nadie.

 

Sueño hecho realidad

Al caer la tarde, el sol se escondía tras las montañas como si no quisiera irse sin ver el cierre de esta historia. Doña María Inés no ocultaba su emoción. Ver a su hijo con una gorra institucional de la Policía Nacional fue como ver materializado un sueño que, por años, se había cultivado en silencio.

"Gracias a la Policía por hacer esto posible. Hoy mi hijo no sólo fue feliz… fue parte de algo grande", dijo con la voz quebrada por la emoción.

Esta historia de humanismo, liderada por la Policía de Turismo, no solo reafirma el compromiso de la institución, sino que también demuestra que la empatía y la esperanza son prueba de que todo es cuestión de actitud y que las verdaderas limitaciones son mentales.

La jornada no solo dejó sonrisas, sino que sembró una semilla de esperanza en la vocación de servicio, el respeto a la autoridad y la construcción de una mejor ciudadanía. Porque cuando la Policía se acerca al corazón de la gente, los sueños dejan de ser lejanos… y se convierten en realidad.

 


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