ALBEIRO RUDAS
LA PATRIA | MANIZALES
Cinco meses duró en buen estado la imagen de la Virgen del Carmen que se encuentra en una gruta de la vía Anserma (Caldas)-Mistrató (Risaralda), debajo de un gran peñasco y muy cerca de un abismo que termina en el río Risaralda.
Quienes transitan por esta carretera destapada se encontraron el pasado miércoles con la imagen sin cabezas, tanto de la Virgen como del Niño Jesús, que ella carga en sus brazos. Al parecer, vándalos introdujeron un palo o una varilla a través de los barrotes y la dañaron.
La gruta tiene unos 60 años de existencia. Conductores y vecinos de la vereda Los Encuentros la construyeron en homenaje a la Virgen del Carmen. La imagen, custodiada por dos ángeles, soportó el paso del tiempo y los derrumbes protegida por una reja de hierro y varios candados. El sitio es venerado, la gente se detiene allí para orar y encender velas.
Rechazo
Por el tiempo y las condiciones atmosféricas, a la imagen ya se le había borrado el rostro de la Virgen y del Niño Jesús, el humo la había dañado mucho.
Aurelio Restrepo, conductor de un vehículo de servicio público Ford modelo 1948, decidió el año pasado desmontarla y llevarla por partes al taller de restauración de la artista plástica Elsa María Arias, en Anserma. Luego de varios meses de trabajo fue reparada y posteriormente llevada al templo Santa Bárbara para ser bendecida.
En enero de este año, trasladaron la imagen en un recorrido de nueve kilómetros por la vía destapada hasta la gruta, la cual fue pintada.
"Es un sacrilegio lo que hicieron los vándalos. No me explico si después de tanto esfuerzo para reunir recursos y restaurar la imagen, todavía existan personas que no respetan nuestra devoción como creyentes", dijo Aurelio.
En Anserma las denuncias por destrucción de imágenes religiosas en grutas, cementerios y sitios de oración se han vuelto comunes, y aunque en una ocasión la Policía capturó a un sujeto al que le encontraron la cabeza de varias imágenes, fue liberado. Muchos atribuyen estos hechos a grupos satánicos.
En julio del año pasado, se salió de cauce la fiesta anual a la Virgen del Carmen, que reúne a feligreses en torno a la eucaristía, la novena y los juegos pirotécnicos patrocinados por el comercio e instituciones. Unos adolescentes aprovecharon la reunión nocturna de familias en el Parque de Bolívar, apagaron las luces y arrojaron artefactos de pólvora encendidos, huevos, agua y botellas. Algunos de ellos portaban armas blancas, con las que intimidaron a quienes se atrevieron a protestar. La Policía retuvo a tres de ellos, menores de edad, para reseñarlos y dejarles anotación en su hoja de vida, pues agredieron a un agente de policía que los estaba llamando al orden.
El sacerdote Horacio Gómez Orozco, vicario espiscopal para la cultura, afirmó que actos como este solo los hace una persona con trastornos mentales. "Son fanáticos religiosos que están mal de la cabeza, o también pueden ser de sectas satánicas que les dan información y órdenes para que atenten contra las imágenes. Habría que investigar". Aclaró que esto no se considera una profanación.
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