Salamina está preparada para recibir la mulada proveniente de Abejorral (Antioquia), con la que se celebran sus 200 años de fundación como municipio y se hace homenaje a Vicente Fermín López.

Fotos | Luis Fernando Rodríguez | LA PATRIA

Salamina está preparada para recibir la mulada proveniente de Abejorral (Antioquia), con la que se celebran sus 200 años de fundación como municipio y se hace homenaje a Vicente Fermín López.

LA PATRIA | Salamina

Del 1 al 3 de mayo tuvo lugar el evento 'Travesía en Mulas y Arriería Vicente Fermín López Buitrago', que se celebró en las localidades de Abejorral y Sonsón, en Antioquia, así como en los municipios de PácoraAguadas y Salamina, en Caldas, en homenaje al Bicentenario de Salamina.

La Alcaldía de Salamina, a través de un comunicado en sus redes sociales, destacó que esta actividad rendía homenaje a Vicente Fermín López Buitrago.

“Su legado se convirtió en el hilo conductor de esta celebración, recordándonos la importancia de conectar con nuestras raíces y valorar las tradiciones que han moldeado nuestra comunidad. Cada paso en este recorrido fue una forma de honrar a quienes han contribuido a forjar la identidad de Salamina y a preservar nuestras costumbres”, se mencionó en dicha nota.

 

Semblanza de los Fundadores

En su obra 'Historia de Salamina, Tomo 1', el historiador salamineño Guillermo Duque Botero, presbítero, presenta un detallado retrato de don Vicente Fermín López Buitrago en el Capítulo II, titulado 'Semblanza de los Fundadores'.

En este capítulo, el autor sigue el recorrido vital de este personaje hasta su fallecimiento en Santa Rosa de Cabal, localidad a la que contribuyó como uno de sus fundadores. Asimismo, se exploran las vidas de otros personajes destacados, como Nicolás y Antonio Gómez, Francisco Velásquez, Juan de Dios Aranzazu, Francisco Marulanda Londoño y José Ignacio Gutiérrez Arango, entre otros más.

Duque Botero relata, en algunos fragmentos de la página 54, sobre la llegada y permanencia de don Fermín López en Salamina (Caldas): “Indagamos en los libros parroquiales de Sonsón hasta el año de 1825 inclusive, pero a partir de mediados de 1823 ya no lo encontramos allí, puesto que había comenzado el proceso de fundación de Salamina. El único documento que confirma su establecimiento en esta nueva comunidad es el que se encuentra marcado con el No 13, fechado el 17 de mayo de 1826, a través del cual don Fermín, junto con Narciso Estrada, recibió el nombramiento de Juez Poblador, encargado de resolver las disputas que comenzaban a surgir entre los habitantes. En el oficio mencionado se indica que don Fermín ya se había radicado en el lugar”.

En un pasaje de la página 62 de la Historia de Salamina, se puede leer: “Su etopeya nos la describe así López Ortiz: su vestido era sencillo, como lo llevaban los hijos de la montaña. Su figura era atractiva y benevolente. Alto, robusto, de anchos hombros y ágil en su andar, con una frente amplia y despejada. En sus últimos días, su cabello ya blanco y su barba espesa y noble contrastaban con su piel de tonalidad entre rosada y pálida. Su mirada, vivaz y firme, expresaba una voluntad indomable, pero en su rostro también se dibujaba una placidez inefable, un claro reflejo de su bondad espiritual”.

 

La Colonización Antioqueña

La participación de las mulas y los arrieros fue fundamental en la Colonización Antioqueña, un proceso de expansión territorial que se desarrolló entre los siglos XVIII y XIX, impulsado en su mayoría por campesinos de origen antioqueño. Este movimiento se dirigió hacia las regiones del Viejo Caldas, el norte del Valle del Cauca y el sur del Tolima

Los arrieros desempeñaron un papel crucial al encargarse del transporte de mercancías, víveres, herramientas y personas a través de caminos de herradura, desafiando los difíciles y montañosos terrenos. Su labor fue esencial para el abastecimiento de las nuevas comunidades y la comunicación entre diferentes regiones. Además de transportar bienes, los arrieros llevaron consigo costumbres, conocimientos y canciones, contribuyendo a forjar una identidad cultural rica y diversa en la región andina, especialmente en lo que hoy conocemos como el Eje Cafetero.

Su esfuerzo también fue vital para el desarrollo de actividades agrícolas, destacándose en el comercio de productos como el maíz, los frijoles y la panela; más tarde, el café se convertiría en la base económica de la región

 

La importancia de las mulas

Ante la falta de caminos apropiados para vehículos, las mulas se volvieron indispensables gracias a su fuerza, resistencia y capacidad para adaptarse a terrenos empinados y selváticos. No solo se encargaron del transporte de bienes, sino que también colaboraron en la apertura de caminos y en el traslado de madera, facilitando así la expansión de los colonos hacia territorios inexplorados.

Tanto las mulas como los arrieros llegaron a simbolizar el espíritu trabajador, tenaz y emprendedor de los antioqueños colonizadores.

 


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