Tomás David Rubio, librero de Libélula Libros de Manizales.

Foto | LA PATRIA
Tomás David Rubio, librero de Libélula Libros de Manizales.

 

Tomás David Rubio, librero de Libélula Libros de Manizales, habló con LA PATRIA Radio sobre la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI) y la trayectoria de su librería en la ciudad. Esto dijo: 


 

 ¿Qué es la Asociación Colombiana de Libreros Independientes? y ¿los Premios de los Libreros al Mejor libro? 

 

En 2007, Bogotá fue nombrada por la UNESCO como la capital mundial del libro. Eso fue un reconocimiento que se dio durante unos años en el pasado a ciudades como Alejandría, Buenos Aires. 

 

A raíz de eso y con un montón de invitados internacionales, de libreros, escritores y editores, nació la Asociación con unos propósitos claros de defensa de la cadena del ecosistema del libro, de sus miembros, es decir, las librerías pequeñas, las librerías independientes de Colombia, que en ese entonces no eran tantas.

 

Hoy ya son más de 40 librerías, más de 40 miembros en todo el país, que se encargan de supervisar, de cuidar, de vigilar y de resguardar un poco los vínculos de los libreros con el resto de la cadena: con los editores, con los distribuidores, con las instituciones. 

 

Ese ha sido históricamente el trabajo de la Asociación. Y hace unos años, tomando el ejemplo de Alemania, España y Francia, donde el Premio de los Libreros significa algo dentro del entorno cultural, se nos ocurrió nombrar, postular y finalmente difundir el que consideramos el mejor trabajo o los mejores trabajos editados en el año en Colombia. 

 

Y así es como logramos conjugar la producción del 2023 y del 2024, como nació la postulación, y luego el nombramiento del Premio en cuatro categorías:

 

  • Ficción
  • No Ficción
  • Libro Ilustrado- Cómic
  • Libro Infantil-Juvenil

 

¿Cómo fue el proceso de selección? 

 

Votamos más de 100 libreros de toda Colombia. El premio es la reunión y la democracia que puede haber dentro de más de 100 votos. 

 

De 100 profesionales que han considerado que este y no otro, fue el mejor trabajo editado en el país. 

 

Por ejemplo, en la categoría de ficción ganó un libro de una escritora bogotana que se llama Andrea Beaudoin con su libro Las raíces de la luz de Himpar Editores. 

 

Una novela muy bella y muy dura, sobre los vínculos que existen entre una mujer y su abuelo. Un hombre que fallece de un dificilísimo Alzheimer. Entonces, la novela cuenta la conexión, la relación entre esta mujer y un hombre que se ha perdido dentro de sí mismo. 

 

En no ficción ganó un libro muy particular y bonito, que es una especie de juntanza entre mujeres, un libro que se llama Siete Plantas, dirigido por Diana Obando, autora de la novela  Erial, y Sara Uribe, que también es una poeta importante

 

Pero además es un trabajo en equipo de cinco mujeres más. Y entre ellas hay una manizaleña, que me gustaría recordar, Valentina Agudelo. 

 

Es una arquitecta que vive en México, que se ha dedicado a estudiar las plantas, su comportamiento, la relación con los seres humanos y hace parte de este libro que justamente es eso: La pregunta por las plantas, por la relación que tenemos con la naturaleza, con la ecología. 

 

¿Cuál es la relevancia  del trabajo de la Asociación, más allá del premio? 

 

Lo de la ACLI es muy tremendo porque lleva ya un montón de años apoyando la difusión y la promoción de tareas que han sido importantes. 

 

Dentro de la cadena del libro en Colombia, la ACLI celebra ferias como parte de sus propósitos en zonas remotas del país

 

Por ejemplo: La Feria del Libro en Riohacha, en Apartadó, en El Cauca, en San José del Guaviare, en Tolima, en lugares donde, afortunadamente, ya hoy hay señas de aparición de nuevas librerías

 

Pero que durante años no han sido lugares comunes para que estas estén y, sobre todo, se mantengan. 

 

Otros de los proyectos de la ACLI, se ha hecho a través de las bibliotecas públicas nacionales. Un proyecto que se llama La Escuela de Libreros. 

 

Y es la idea de justamente formar, a través de unas sesiones intensas, a libreros emergentes. Y así la escuela ha formado gente en los últimos años que quiere abrir librerías en Necoclí, en pueblos de Antioquia, en Palmira, en Santa Marta. 

Es un proyecto chévere y del que también he sido parte un poco como tutor y es bonito ver cómo hay entusiasmo, propagado, no solamente en las grandes ciudades, sino que hay un país donde hay gente que está dispuesta a abrir la puerta para atender gente y venderles libros.


 

¿Hace cuánto existe Libélula Libros?
 

La librería ya tiene un recorrido largo. Llevamos 24 años en la ciudad. Tenemos otra sede en el edificio del Banco de la República, en el Centro de Manizales, a un costado de la Catedral. 

 

Un edificio que más allá incluso de la librería, vale mucho la pena como objeto, como paisaje, como propuesta arquitectónica. 

 

Estoy seguro que mucha gente pasa por ahí y no ha decidido nunca dar el paso. Y se están perdiendo de un escenario  bonito de la ciudad que invito a visitar. 

 

Libélula nació en Manizales en el 2001, ya es un montón de años acompañando los procesos de una ciudad, siendo parte de la costumbre de muchas personas, de decenas de personas que deciden pasar por la librería y saludar, llevarse algo. Y también demostrar que las librerías son ecosistemas necesarios de las ciudades y que una ciudad está incompleta si no tiene una librería o varias.


 

En una ciudad como Manizales, ¿cuál es la relevancia de apoyar a las librerías? 

 

La librería propone conversación, cultura, encuentro y vínculos. Pero no deja de ser un establecimiento de comercio y la tarea comercial es fundamental. 

 

Existen librerías en Manizales que llevan más de 30 años como Leo Libros, 

 

Se han establecido procesos culturales como el de Ana en Ágora Café Libros en Palermo, al lado del centro comercial Sancancio. Y como  Ángela con su titánica tarea en centros comerciales con Insspíre en Mall Plaza y en Cable Plaza o Intermúsica en Palermo. 

 

Creo que esa es una prueba suficiente de que en Manizales hay gente que es capaz de sostener estos lugares, de que puedan prosperar y no solamente mantenerse dentro de lo precario. 

 

Y que el oficio de librero puede llevarse con dignidad,  justicia,  precios justos, dentro de las naturales dificultades que trae muchas veces exhibir y distribuir mercancía que viene de España, de Argentina, de México. 

 

Entonces realmente quienes visitan las librerías hacen que este oficio valga mucho la pena y se sostenga. 

 

Con respecto al discurso con lo público no es uno que me interese mucho en el día a día, pero sí siento que hay una tarea pendiente y es que muchas veces en Manizales y en Caldas, las bibliotecas públicas deberían contemplar la idea de surtirse a través de las librerías de la ciudad. 

Digamos que en lugares no cercanos, en otros países, esa idea sí está muy arraigada. 

 

Y es que si va a haber una compra de libros de la Gobernación o de la Alcaldía se puede hacer a través de las librerías de la ciudad y podrían entrar a concursar todas las de acá. 

 

Es una idea que funciona, que le conviene a todos porque dinamiza la economía de la ciudad


 

Contacto Libélula Libros: 

 

Instagram: @librerialibelulalibros

WhatsApp: 321 7152334


 

Escuche la entrevista completa aquí: 



 

 


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