En los periódicos antiguos, entre crónicas extraviadas y testimonios olvidados, Mauricio Ramírez ha encontrado un camino para hablar de la historia literaria de Pereira. 

Gestor cultural de la Cámara de Comercio, escritor e investigador, Ramírez se ha dedicado los últimos años a rastrear las huellas de los autores locales que escribieron durante los primeros 50 años del siglo XX. 

Entre otras cosas, el interés de Ramírez es el de un arqueólogo que busca obras en las profundidades del tiempo de esta ciudad, quizás ocultas en el fondo del mar, las huellas fundacionales que cuentan cómo ha sido el trasegar de Pereira. 

Uno de esos nombres rescatados es Ricardo Sánchez, un cronista que se consolidó como el primer gran historiador popular de la ciudad, gracias a la publicación de su libro Pereira en 1937. 

“Ese libro recoge relatos construidos a partir de su memoria familiar y del diálogo con los viejos que presenciaron la formación del pueblo”, explica Ramírez. 

Pero más allá de esa obra, Sánchez dejó otras crónicas dispersas en periódicos, algunas inéditas, que dan cuenta de su mirada sobre la vida cotidiana, la historia y la política de su tiempo.

Entre esas crónicas hay episodios poco conocidos, como su rol como corresponsal durante el conflicto limítrofe entre Colombia y Perú en 1932, y su estadía en el leprosorio de Agua de Dios, desde donde escribió sobre la vida de los enfermos, entre ellos el músico Luis A. Calvo, compositor del himno de Pereira.

Este material es el que da origen al primer libro de la colección literaria Destiempo, un proyecto editorial independiente que busca rescatar y publicar obras perdidas o poco difundidas de autores pereiranos del siglo XX. 

“El nombre Destiempo no es casual”, aclara Ramírez. “Queremos publicar textos que llegan tarde, sí, pero que todavía tienen mucho que decir”.

La prensa, semillero de autores

Para Ramírez, esta búsqueda también ha sido una reflexión sobre el lugar que ocuparon los periódicos en la vida literaria de la ciudad. 

“En esa época, publicar un libro era casi imposible. Las imprentas eran costosas y muchas vivían de imprimir periódicos. Los escritores, la mayoría de origen popular, no tenían recursos para pagar una edición propia”, recuerda.

Por eso, muchas autoras y autores de la región solo lograron circular sus textos en columnas, revistas o folletines. Casos similares han sido estudiados por otras investigadoras como Adriana Villegas Botero, quien ha rastreado la obra de escritoras caldenses a través de archivos de LA PATRIA, La Tarde y otros medios del Eje Cafetero.

“Lo que pasó es que cuando murieron quienes los leyeron, también se desdibujó su memoria”, dice Ramírez. “Durante décadas, de Ricardo Sánchez se hablaba sólo de oídas. Hasta que en 2002 la Academia de Historia reeditó su libro Pereira, su nombre había desaparecido casi por completo del debate cultural”.

Más allá de la retórica

El proyecto de Ramírez también busca abrir una discusión sobre la tradición literaria local y cómo la estamos construyendo. 

“Hoy se habla mucho de preservar el patrimonio, de la defensa de la pereiranidad, pero a veces eso se queda en el discurso”, afirma. “No estamos prestando atención real a los escritores que hicieron parte de nuestra memoria cultural”.

Según él, la historia literaria de Pereira es joven. “Si contamos desde que llegó la primera imprenta en 1904, tenemos apenas 121 años de tradición. Es decir, tres o cuatro generaciones. No podemos pretender tener la riqueza literaria de otras ciudades con siglos más de producción. Estamos apenas construyendo nuestras primeras generaciones”.

Por eso, la apuesta de Destiempo no es competir con la literatura actual, sino complementarla. “No es que lo anterior sea mejor, ni que lo actual no valga. Pero para tener referentes, necesitamos conocer lo que se escribió”. 

En ciudades como Pereira, donde se cree que la tradición es igual a cero, los escritores que todavía están en formación, en algunos casos crecen y se forman a partir del ‘síndrome de Adán’, creyendo que son los primeros en hacer literatura en Pereira.

La colección Destiempo planea seguir publicando autores olvidados, rescatando sus textos de las hemerotecas y baúles familiares.

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