
Foto | LA PATRIA
Las escritoras colombianas Adriana Villegas y Pilar Quintana
Las escritoras colombianas Pilar Quintana (PQ) y Adriana Villegas (AV) hablaron con LA PATRIA Radio sobre sus respectivos proyectos Biblioteca de Escritoras Colombianas y Escritoras Centenarias del Gran Caldas.
Ambas estuvieron ayer (3 de abril) en Manizales en un evento del Centro Cultural del Banco de la República llamado La escrituras en Femenino sobre las dos iniciativas. Esto dijeron:
¿Qué es la Biblioteca de Escritoras Colombianas? y ¿qué es el proyecto Escritoras Centenarias del Gran Caldas? ¿De dónde surgieron?
AV: Escritoras Centenarias del Gran Caldas es un proyecto que ya está en su tercera etapa. Busca hacer visibles y rescatar textos de autoras de Caldas, Quindío y Risaralda. Hace un siglo eso no se llamaba así, sino Caldas, y por eso hablamos del Gran Caldas.
La mayoría de ellas no alcanzó a publicar libros, sino que publicaron crónicas, textos de no ficción o textos periodísticos, poemas, cuentos, novelas, fragmentos de novela en periódicos y revistas.
Y entonces eso quedó enterrado en los archivos. Nadie lo consulta, nadie lo lee, y el proyecto ha sido, por un lado, investigar, rescatar esos textos, pero también hacerlos visibles para públicos contemporáneos.
Es un proyecto con el Banco de la República, en alianza con LA PATRIA y la Universidad de Manizales.
Y fueron dos años de charlas mensuales, ahora estamos haciendo unos podcasts y posiblemente salga un libro con el Banco de la República que traiga unos fragmentos de las obras de estas autoras, estamos hablando de 21 autoras de esta región.
PQ: La Biblioteca de Escritoras Colombianas es un proyecto del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y de la Biblioteca Nacional de Colombia que empezó hace un poco más de cinco años.
Con el objetivo de rescatar y promover las literaturas de las mujeres en Colombia.
En Colombia siempre ha habido grandes escritoras que en su momento circularon, cuyos libros se tradujeron, que tuvieron gran crítica, que tuvieron un gran público lector, pero estas escritoras una vez se mueren, porque tenemos una misoginia y un machismo estructural, se van olvidando, van saliendo del canon y luego no se leen.
Son muy pocos los colombianos que en el colegio leen mujeres clásicas escritoras. Entonces, con este proyecto lo que buscamos es que sus libros existan y que puedan ser leídas.
La primera etapa de la Biblioteca que se publicó en 2022 consta de 18 libros de algunas de las autoras colombianas más reconocidas y destacadas, desde la colonia hasta la primera mitad del siglo XX.
Y en esta segunda parte que estamos lanzando este año vamos a publicar 10 antologías, que en este momento están en la imprenta, con textos cortos de 97 autoras.
¿Cómo nació el interés de ambas por saber de las escritoras? ¿De dónde surgió?
PQ: En 2017 hubo un evento que se llamó El año cruzado Colombia-Francia donde hubo un intercambio cultural entre los dos países y tenía capítulos de música, de artes plásticas y de literatura.
Para el cierre, la Biblioteca Nacional de Colombia convocó un evento en una biblioteca de París y lo anunció como el gran cierre de este capítulo literario y la delegación que representaba Colombia, eran 10 escritores, hombres, blanqui mestizos del interior.
Y entonces las mujeres y otros grupos poblacionales disidentes sentimos que no habíamos sido convocados y que eso no representaba o que no era una delegación digna de la literatura que se hacía en Colombia.
A partir de ahí pensé: “Bueno, aquí estoy diciendo que Colombia tiene escritores luchando para que nos vean, pero yo a cuántas escritoras he leído”.
Y descubrí que leía a algunas de mis contemporáneas, pero que yo no había leído nunca una escritora clásica colombiana.
¿Por qué? Porque en el colegio las profesoras no me la pusieron a leer ni en la universidad. Y me di cuenta que muchas veces se decía que no existían o que eran malas o que sus libros ya no circulaban.
Y empezamos a investigar por qué y en una reunión del Ministerio se propuso que hiciéramos una biblioteca de escritoras colombianas, la funcionaria encargada en ese momento era María Aristizábal.
Ella se fue a conseguir la plata y así nació la Biblioteca de Escritoras Colombianas.
AV: En el 2018 entré a hacer un doctorado en Literatura en la Universidad Tecnológica de Pereira.
Para uno entrar tiene que tener un tema de tesis, yo ya tenía un tema definido que era sobre literatura, pero en ningún momento estaba pensando en las mujeres.
Lo que yo soñaba era hacer una investigación metida en archivos de prensa porque eso me hace muy feliz.
Pero pues inicialmente me habían dicho que no. Que no era un doctorado en periodismo y rápidamente descarté esa idea hasta que hubo dos profesores que me detonaron preguntas.
Por un lado la profesora Betty Osorio en una clase. Ella nos dijo que mujeres escritoras siempre ha habido, pero no ha habido muchos libros de mujeres escritoras.
Y que el espacio de publicación de ellas eran periódicos y revistas en el siglo XIX y a comienzos del XX. A mí eso me quedó como sonando.
Después el profesor Carlos Castrillón de la Universidad del Quindío nos dijo que gente que haga tesis sobre Dostoyevsky, sobre Tolstoy, hay en todas las universidades del mundo.
Pero gente que haga tesis sobre los escritores de esta región no hay en todas las universidades del mundo. Nadie va a venir de Rusia a investigar a las autoras de acá.
Entonces, junté ambos temas y se me ocurrió hacerme un poco la misma pregunta que se hace Pilar, y era: “¿A qué escritoras de esta región yo he leído con juicio?”.
Yo sabía que existía Agripina Montes del Valle, sabía que estaba Marua Vieira, pero poco más. No sabía si eran 10 o 15 más. Y entonces replanteé todo mi trabajo de tesis con el profesor Rigoberto Gil y empecé a buscar en los archivos de prensa mujeres escritoras.
Podía no encontrarme ninguna y encontré más de 30 de esta región, de las cuales, investigué a profundidad a 13, en su momento.
Y me gusta mucho saber que algunas de esas 13, ahora están en la Biblioteca de Escritoras Colombianas.
Cuando se habla de proyectos de investigación se cree que es un trabajo solitario, pero realmente es un trabajo en colectivo. Las mismas autoras que ustedes investigaron se ayudaron entre ellas en su época y ustedes lo hacen ahora. ¿Cuál es su análisis de eso?
PQ: Creo que estos proyectos hacen parte de una gran conversación que ha existido desde hace mucho tiempo. Las escritoras que estamos publicando, ellas se encargaron de dar a conocer a las autoras colombianas que eran excluidas de los círculos intelectuales manejados por hombres, de los círculos literarios, de las revistas donde se publicaba el suelo literario donde se excluían a las mujeres y se crearon sus propias revistas y además hicieron su propia crítica.
Una de las primeras críticas colombianas es Elisa Mújica quien empezó a leer a la madre de Francisca Josea de Castillo que es la primera mujer en Colombia en firmar un libro con su nombre.
Luego vino Helena Araújo que hizo un gran trabajo de crítica de literatura latinoamericana y colombiana hecha por mujeres.
Luego la profesora Montserrat de Ordóñez, la profesora Luz Mery Giraldo, Paloma Pérez y Adriana misma.
Cuando nosotros teníamos una consulta sobre las autoras del Eje Cafetero, llamábamos a Adriana.
Entonces creo que es un trabajo que no hemos hecho solas, sino que lo hemos hecho con unas linternas que nos han alumbrado el camino que ha sido oscuro. Ha habido siempre otras mujeres alumbrando ese camino.
AV: Otro proyecto paralelo es uno que está financiado por MinCiencias, con la Universidad Tecnológica de Pereira, la Universidad de Caldas y la Universidad de Manizales.
Yo trabajo con dos hombres, que son Rigoberto Gil Montoya y Jorge Mario Ochoa. Pero también tenemos un grupo de estudiantes de maestría que investigan, jóvenes investigadoras.
Entonces, me gusta mencionar que hay hombres investigando, pero también hay como un trabajo intergeneracional,
Y en esta región hay una intersección muy fuerte entre periodistas y literatas. Es decir, mujeres que escribieron novelas y cuentos, pero paralelamente tenían una actividad en periódicos y revistas.
De hecho, crearon sus propias revistas, Blanca Isaza creó la revista Manizales; Agripina Restrepo de Norris creó la revista Numen.
Crearon sus propios medios de comunicación para poder expresarse, que es un poco lo que hacen también los emprendimientos digitales de hoy. Eso tampoco es nuevo, no se hacía en digital, pero eso de crearse uno su propio medio para tener su nicho, ya lo hicieron ellas hace mucho tiempo.
Ambos proyectos fueron financiados por instituciones , uno por el Banco de la República y el otro por el Estado. ¿Cuál es la relevancia de los apoyos a proyectos de este tipo?
PQ: Sin un proyecto como este y como el que dirige Adriana, nuestra visión de la literatura está incompleta, nuestro canon literario está incompleto.
Yo creo que apenas ahora, a los 53 años, estoy comprendiendo qué es la literatura colombiana, porque la literatura que me habían enseñado a mí era una parte de la literatura, pero una parte pequeña, que no daba cuenta de la diversidad. excluía a las mujeres y excluía a los negros, excluía a los indígenas, excluía a las disidencias de género y sexuales.
Y lo que hacemos con este tipo de proyecto es dar un abanico mucho más abierto y mucho más verdadero de lo que somos literalmente como país.
Es un trabajo carísimo. Es decir, yo soy la coordinadora editorial de la Biblioteca de Escritoras Colombianas, entonces no me meto mucho en platas, pero cada inicio de año tengo que hacer un presupuesto con el Ministerio y son unas platas que yo digo: “Dios, esto solamente lo puede patrocinar el Estado”.
La Biblioteca ha sido hecha con dineros públicos enteramente y ha sido un esfuerzo de verdad titánico del Ministerio de las Culturas y ahora en alianza con la Biblioteca Nacional de Colombia.
AV: Pienso en ¿quién financia esto? Cuando uno habla de cultura, como que está mal hablar de plata.
Y resulta que en quienes hacemos cultura, también compramos en el mercado. Entonces también se necesita financiación.
Yo empecé a hacer esta investigación siendo estudiante y el apoyo me lo daba en parte la Universidad de Manizales.
Después este proyecto fue creciendo con apoyo del Banco de la República, que se metió de lleno a liderar todo esto de mujeres escritoras.
Y eso es lo que estamos haciendo ahora también con la Universidad de Caldas y la Universidad Tecnológica con la financiación de MinCiencias.
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