Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales
Llegar a la cima cuesta, más aún cuando no se proviene de un núcleo familiar pudiente o se practica un deporte fuerte empresarialmente. Y aún así, hay todo tipo de ejemplos en el país y el mundo; deportistas que superaron las adversidades y llegaron a la cima. Que lo diga María Isabel Urrutia, la primera medallista de oro de Colombia en los Juegos Olímpicos.
Antes de ser pesista, María Isabel fue atleta. Empezó practicando el lanzamiento de disco y bala. Y no le fue mal, ganó con el Valle del Cauca los torneos nacionales y con Colombia brilló internacionalmente, incluso estuvo en los Juegos Olímpicos de Seúl (Corea) en 1988.
Se fogueaba en el exterior para obtener un mejor rendimiento. Iba a España, donde se concentraba para entrenar y participar en cuanta competencia podía. Sin embargo, el dinero que le daban no le alcanzaba para toda la estadía y le tocaba hacer lo que hacían, según ella, muchos deportistas de escasos recursos: dormir en el Metro de Madrid.
"Andaba lista, cargaba una estera y si no tenía plata lo hacía. Se lo aprendí a otros deportistas que hacían lo mismo y me tocó en algunas ocasiones. El Metro es caliente, no hace frío y lo hacía; tampoco era peligroso porque había mucha gente. A veces llegaba la Policía y molestaba, pero uno se subía al Metro y se iba para otra estación", cuenta María Isabel.
"Cuando vas detrás de un sueño o una meta, esas circunstancias pasan a un segundo plano. Uno en ese momento no lo dimensiona como ahora", dice.
El búlgaro Gantcho Karouskov, técnico en ese entonces del seleccionado colombiano de pesas, le recomendó cambiar de deporte y lo hizo. Se pasó a la halterofilia (pesas) y empezó el proceso, cargado de sacrificios que la llevaron a la cima a Urrutia. Siete años después le dio a Colombia la primera medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Lo hizo en Sydney 2000 (Australia). También fue campeona del mundo en dos ocasiones.
Se acuerda que ese día de la final, llamó a la mamá y le pidió la bendición: "Me dijo, aquí no vaya a venir sin la medalla. Después de la competencia la llamé, estaba emocionada y me contó que lo había visto todo por televisión".
Después de retirada, María Isabel incursionó en la política y fue representante a la Cámara. Hoy, con 55 años les enseña a las nuevas generaciones lo que aprendió como deportista, pero no olvida lo esfuerzos que tuvo que hacer para llegar a la cima.
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