Osvaldo Hernández
LA PATRIA I Manizales
19 días estuvo internado en la clínica Las Américas, de Medellín, el profesor Luis Fernando Montoya. Llegó allí en medio de la pandemia y con problemas urinarios y respiratorios.
Para el Profe, este ha sido el momento más complejo de los que ha vivido desde el 22 de diciembre del 2004 (hace 16 años), cuando le dispararon en su casa en Caldas (Antioquia), 10 días después de haber disputado la Copa Intercontinental en Yokohama (Japón), por ser el campeón de la Copa Libertadores de América.
- ¿Cómo está hoy?
Voy mejorando, me voy quitando el ventilador y respiro nasalmente.
- Este tipo de crisis, volver a la Clínica ¿Qué significa para usted?
Es muy duro, porque la gente no ha entendido lo que pasa con esta pandemia y yo vivo algo similar. Esto es algo serio, me tengo que cuidar el doble. Me tocó entrar por problemas respiratorios y cuando me hicieron esa prueba, gracias a Dios salió negativa, fue muy duro. Escuché varias veces los lamentos de la gente infectada. Muchos no se han dado cuenta de la seriedad de esto.
- ¿Vivió la pandemia en la Clínica?
Allá, el que llega por problemas respiratorios, entra con el protocolo, con todas las pruebas. Da susto, se siente la preocupación pensar que no se puede salir de allí o que puedes haber infectado a otras personas. No puedo infectar a nadie, ni a mi familia, ni a las personas que me atienden.
- ¿Le tocó pasar el Día del Padre allá en la Clínica?
Ese día dejaron entrar a José Fernando (hijo) y a Adriana (esposa). Fue un día muy amargo, lloré mucho, no había salido el resultado de la segunda prueba y en esa prueba me pasó algo muy complejo: cuando la señora me la hizo, pensé que lo tenía y me llené de nervios y pánico. Lloraba y le pedía a Dios que no la fuera a tener, que no lo fuera a transmitir y que saliéramos bien.
- ¿Qué piensa de esto que vivimos?
La gente se queja porque se debe quedar en casa y allí pueden caminar, escoger el sitio donde estar; yo no. Llevo 16 años aquí. El reloj no avanza y todo es igual. Uno porque se acostumbró a esto, pero es muy difícil.
- Usted ha dicho que esta ida a la Clínica fue muy dura ¿por qué lo vio así?
Pensé que no iba a salir, porque eran tantas las cosas que uno piensa de todo. Estaba aislado, Adriana no podía ir, tampoco José Fernando. Fue muy duro. Me metieron a una camilla de esas y sentí que me iba a ahogar. Pensé que era el final para mí, que no salía de la Clínica.
- ¿Qué sintió aislado en esa camilla con ventilador y aislado?
Es muy duro, uno con un ventilador, sin poder hablar, sin poderse mover. No me imagino qué puede suceder con alguien que se pueda mover, qué haría o qué pensará ahí encerrado. Eso no se lo recomiendo a nadie.
- Usted lleva 16 años en esta situación ¿siente que valora hoy diferente la vida?
La gente no se ha dado cuenta del valor de la vida. Gracias a Dios tengo a Adriana y a José Fernando; los puedo ver, puedo conversar con ellos, pero no lo puedo abrazar o salir a caminar con ellos por ahí. Si la gente se diera cuenta del valor de la vida no atentaría contra otra persona. Todo se puede con diálogo, sin necesidad de las armas.
Mensaje para los jugadores
El profe Montoya habló de la importancia de que los jugadores sean profesionales por el bien de ellos, de sus familias y del fútbol como tal. "Dirigí dos equipos, a Once Caldas y al Atlético Nacional con muy buenos resultados y dirigí dos tipos de jugadores. El primero, aquellos que se entrenan bien porque saben que ahí está la estabilidad de su vida. Y otros que se entrenan y no se cuidan. Por favor, que se cuiden porque es por la estabilidad del fútbol".
Su anécdota con Ochoa Uribe
Por la casa del profesor Luis Fernando Montoya Soto han pasado todo tipo de personajes. Uno de ellos fue el médico Gabriel Ochoa Uribe, que falleció el sábado pasado en Cali y se fue como el técnico más ganador del Campeonato Profesional con 13 ligas.
En el 2006, Ochoa Uribe llegó al hogar del Profe Montoya. Fue con Luis Alfonso Marroquín y Darío Vélez, par de amigos de Montoya y también técnicos del fútbol profesional.
Y allí, en medio de la conversación, el doctor Ochoa le confesó algo a Montoya. La historia la contó ayer el extécnico del Once: "Yo lo felicito a usted, porque hizo lo que yo no puede hacer con más garantías, dinero y jugadores. Eso me marcó y más viniendo de él".
Ochoa Uribe llevó tres años consecutivos -de 1985 a 1987- al América a la final de la Copa Libertadores, torneo que no pudo ganar, pese a tener estrellas del continente. Esa fue la única deuda que le quedó faltando por saldar en el fútbol y en su carrera deportiva.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015