Pablo Fernández (izq.) nació en Estados Unidos y allá ha vivido gran parte de su vida. La influencia de su familia caldense lo llevó a volverse hincha del Once Caldas y a viajar a Río de Janeiro para verlo jugar ante Fluminense. En la foto, la visita con sus amigos al Cristo Redentor de Corcovado.

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Pablo Fernández (izq.) nació en Estados Unidos y allá ha vivido gran parte de su vida. La influencia de su familia caldense lo llevó a volverse hincha del Once Caldas y a viajar a Río de Janeiro para verlo jugar ante Fluminense. En la foto, la visita con sus amigos al Cristo Redentor de Corcovado.

Pablo Fernández, estadounidense de nacimiento y caldense de corazón, viajó más de 7 mil kilómetros desde Norwalk, Connecticut (Estados Unidos) hasta Río de Janeiro para cumplir un sueño: ver jugar al Once Caldas en el estadio Maracaná.

Viajó solo, pero en Brasil está junto a cuatro amigos manizaleños para alentar al equipo este jueves (29 de mayo) en su partido ante Fluminense, clave en la fecha 6 de la Copa Sudamericana.

 

El llamado de la tribuna a Pablo Fernández

Aunque Pablo vive y trabaja en Estados Unidos, mantiene una fuerte conexión con Colombia. "Yo soy hincha del Once por tradición familiar. Cuando viví en Manizales, el Once me enamoró", cuenta.

Se animó a viajar gracias a sus amigos, quienes tenían planeado ir a Brasil desde Manizales. El itinerario de ellos fue Pereira - Ciudad de Panamá - Río; él suyo, Nueva York - Miami - Río. Salió el domingo en la tarde y llegó el lunes en la mañana.

"Todo por ver al Once. No importa madrugar ni trasnochar", dice con orgullo.

Las escaleras de Selarón, destino turístico de Río de Janeiro, fueron uno de los lugares que visitó Pablo durante viaje a Brasil. "Aproveché la semana para irme de vacaciones, pero la intención principal es acompañar al Blanco", dice.

 

Tres años en Manizales marcaron su vida

De los 22 años que tiene hoy, Pablo solo pasó tres en Caldas. Entre el 2015 y el 2018 vivió en el barrio Milán.

Aunque fueron apenas tres años, afirma que fueron determinantes para su identidad. "Viví la cultura, hice amigos que todavía conservo y me siento parte de Manizales". Su madre es de Marquetalia y su padre es cubano. Actualmente ellos sí viven en la ciudad.

Hoy, Pablo se considera "full colombiano". Estudió Comunicación Social y acaba de graduarse, pero sigue viajando dos veces al año a Manizales para visitar a su familia.

 

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Una fiesta caldense en Río

Unos 4 mil hinchas del Blanco Blanco viajaron desde Manizales para asistir al partido. En las calles de Copacabana y los alrededores del Cristo Redentor, Pablo dice sentirse como en casa: "A cada rato vemos gente con la camiseta del Once. Es muy especial, se siente como una reunión familiar".

El grupo ha visitado sitios emblemáticos de la ciudad, como la rueda de la fortuna, las escaleras de Selarón, la catedral de Río y la favela de Rocinha antes del partido.

El Once Caldas necesita al menos un empate para clasificar directamente a los octavos de final. De perder, deberá disputar un play-off ante un tercero de la Copa Libertadores. Pablo es optimista: "Vamos a ganar. Estoy seguro".

 

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