Felipe Calderón Uribe, presidente de la junta directiva de Camacol.

Fotos | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA

Felipe Calderón Uribe, presidente de la junta directiva de Camacol.

LA PATRIA | MANIZALES

Ni subsidios, ni Vivienda de Interés Social ni rural.

Parte de estos problemas son los que enumera el presidente de junta de Camacol Caldas, Felipe Calderón Uribe, cuando se le consulta por la actual situación de la actividad constructora y por el gremio en Caldas que llegó a sus 50 años de edad.

Aunque resalta que el sector ha logrado enfrentar varias crisis como la del 2000 y los efectos de la pandemia, lamenta la situación que hoy se vive por cuenta de las decisiones del Gobierno que frenó programas como Mi Casa Ya.

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Las crisis

¿Qué es lo que más resalta en estos 50 años del sector?

Lo más importante es la capacidad que tenemos los empresarios y el gremio de sobreponernos a las circunstancias adversas. En 50 años han ocurrido muchísimas cosas, momentos desafiantes, crisis profundas, pero las enfrentamos, como la época del 2000, donde en el gremio solo quedó con una funcionaria (Angélica María Orozco, actual gerente de Camacol). Ella era la secretaria, terminó su carrera y la nombramos gerente. Era la única en el año 2001-2002. Enfrentar eso, tener que vender la sede y ser el gremio que hoy somos es un orgullo, estar aquí firmes y con más ganas de hacer las cosas.

 

La pandemia también tuvo un efecto grave para el sector

Eso generó un trastorno importante, pero salimos fortalecidos porque los gobiernos anteriores consideraron que cuando existe un amago de decrecimiento, el sector de la construcción, de las edificaciones y, por supuesto, de vivienda somos los llamados a rescatar la economía porque somos capaces de hacerlo muy rápido. El gobierno de Iván Duque entendió que la única forma de sacar al país de la recesión era a través de la construcción de Vivienda de Interés Social (VIS).

 

¿Se podrían calificar de las épocas más difíciles?

Fue muy difícil, todo el mundo escondido, pero Camacol hizo un esfuerzo gigante por crear los protocolos que se requerían para poder salir a trabajar nuevamente y le pagamos a los trabajadores mientras no estábamos trabajando en su mayoría. No quiero decir que solo la construcción es el reactivador, pero es el que da starte a la economía, porque como tenemos un encadenamiento con 32 sectores, la economía comenzó a moverse. Es lo que hemos hecho durante todo el tiempo, durante toda nuestra historia, mientras los gobiernos nos crean, mientras consideren que somos los que le damos ese impulso.

 

Los cambios

¿Qué cambios se lograron en ese proceso, de pronto esa evolución en vivienda social?

Exacto, porque cada vez hacemos mejores proyectos, con más cosas para disfrutar, es lo que llamamos el valor hedónico de una vivienda, pero eso se debió al impulso del Gobierno de ese momento para darle casa a los colombianos, porque no hemos sido capaces de cerrar ese déficit habitacional. Además logramos proyectos sostenibles y es lo que destacan calificadoras como Edge y Casa Propia. Por eso, si usted me pregunta, nosotros somos los abanderados de la sostenibilidad, no la izquierda que tanto habla de ella, pero no hace nada, fuera de entorpecer el desarrollo. Eso es parte del compromiso del gremio y en los dos próximos años, por lo menos, el 50% de las construcciones estarán certificadas sosteniblemente.

 

¿Cómo ven entonces ese contraste con el actual Gobierno?

Hemos tenido muchísimas diferencias. La exministra Catalina Velasco en un principio estaba convencida de que programas como Mi casa ya era maravilloso. Sin embargo, empezó a producir unos cambios que generaron muchísimas interferencias y las familias colombianas ya no tenían la misma facilidad de acceso a una vivienda con subsidio. Hay que tener presente que tenemos familias con muy poca capacidad de ahorro. Por eso es que los subsidios son absolutamente necesario, estos no son para los constructores, pero este gobierno del cambio social resolvió que eso no era tan importante y se metieron en unos embelecos ideológicos y dejaron atrás una política de vivienda y de subsidios que construimos durante muchos años.

 

Hoy están frenados, ¿pero hay alguna respuesta a esta situación?

Ellos aducen que no hay plata, pero en el principio del Gobierno el Ministerio de Vivienda se interpuso y cambió las condiciones para que una persona fuera objeto de subsidio. Dañó un modelo de negocio que habíamos creado después del 2000 y que permitió pasar de construir para vender a vender para construir. Eso le daba más seguridad a la gente porque ponía sus recursos en una fiducia y estas verificaban que ese proyecto fuera viable y que la plata no se fuera a perder. Eso permitía que fuera sujeto de crédito en un banco y con la posibilidad de ir a un constructor para pagar su cuota inicial. Hoy, en medio de esa situación hemos hecho proyectos en los que les hemos dado hasta 28 meses de plazo para poder pagar.

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El freno

Construcción

¿Cuántas viviendas pudieron impulsar?

Hicimos hasta 200 mil viviendas al año y eso significó un esfuerzo por darle solución de vivienda a tanta gente, pero la ideología en este gobierno pudo más que la sensatez. Resolvieron que había que ir a la Colombia profunda, pero nunca fuimos capaces de hacerles entender que allí no era donde estaba el problema. Por supuesto que hay déficit, pero cómo olvidar que en Bogotá es donde se generan el mayor número de hogares del país y demanda de vivienda. Por eso hoy estamos haciendo VIS solamente para los que tienen más capacidad de pago, pero dejaron la población más vulnerable y más pobre sin ninguna posibilidad de conseguir una vivienda y es lo que llaman un Gobierno de cambio y social.

 

¿Cómo está Manizales?

Manizales tiene un problema y es que no tenemos tierras para construir viviendas de interés social. Algo se construye en Puerta del Sol, en Alcázares y Villa María y Chinchiná, pero son sin subsidio. Entonces no llegamos a la población que necesita, y el Gobierno pareciera que se quiere desquitar con el empresariado como si fuéramos los beneficiarios, aunque solo somos un vehículo que trabaja a riesgo, pero no podemos darle vivienda a la parte más pobre de la población.

 

¿Entonces qué tanto se ha hecho en VIS?

Muy poco ya ante la supresión de los dos subsidios, uno a la cuota inicial y el otro a la tasa. Eso era lo que hacía factible que familias que se ganaban un 1,5 salarios mínimos fueran capaces de adquirir casa, y eso ya no existe. Por eso no he podido entender la falta de solidaridad de un Gobierno con las clases más pobres. Hablaron de viviendas VIP (de Interés Prioritario) de 90 salarios mínimos, que prácticamente a los constructores no les dan utilidad, pero también los terminaron.

 

En espera de otro Gobierno

¿Y se han devuelto proyectos? ¿Se han frenado proyectos?

Claro que sí. Los llamamos desistimientos de quienes esperaban poder tener un subsidio, pero cuando les dicen que se acabaron, ya no pueden comprar, porque ni tiene subsidio de la cuota inicial ni a la tasa, que era muy importante, porque hacía que la cuota mensual durante siete años fuera más barata, y era lo que les permitía tener una vivienda luego.

 

En ese orden de ideas, ¿qué sigue? ¿Cómo ven la situación con un Gobierno que ya está de salida?

Hoy estamos pensando cómo hacer más factible la financiación a las familias más pobres y para eso es importante el Fondo Nacional de Garantías para que le garantice a la banca y disminuya el riesgo para que los préstamos tengan una menor tasa. Por otro lado, estamos comenzando a generar las propuestas para el próximo Gobierno, que creemos será de otro talante. ¿Por qué no en este?, porque detesta al empresariado y pareciera también a las clases menos favorecidas, consideran que cualquier cosa que Camacol proponga es en beneficio de lo que llaman los empresarios industriales de la construcción.

 

¿Y en qué está el Minvivienda?

En nada, realmente, ni en mejoramiento ni en vivienda rural. Creo que el fracaso es enorme. Ahora dicen que ya cumplieron con la apuesta de dar 200 mil subsidios y lo pregonan, pero la mentira detrás de eso es que en los subsidios que ofrecieron no estaban contemplados los subsidios de las cajas de compensación que son del orden de los 90 mil y los están sumando.

 

¿Para reactivar al sector entonces hay que esperar un nuevo Gobierno?

Sí, porque el problema que tenemos hoy es que las familias más pobres no pueden acceder y no son capaces de comprar una casa. En algunas discusiones con la ministra Catalina yo le decía que éramos capaces de acomodar el tamaño de nuestras empresas al mercado, pero es responsabilidad del Ministerio que tengamos un mercado para las clases menos favorecidas.

 

Además de menor generación de empleo

Por supuesto, porque acomodar las empresas a los tamaños del mercado implica despedir gente, no tener tantos trabajadores en las obras. Nosotros generamos más mano de obra, inclusive no calificada, aunque hoy se está calificando, pero seguimos con parte de la mano de obra no calificada y son quienes sufren ante la insensibilidad de este Gobierno que es asombrosa.

 

En cifras

  • 68, el número de afiliados que hoy tiene Camacol. Llegaron a ser 33.

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