Un paquete solidario en Colinas Altas (Risaralda, Caldas)

LAURA SÁNCHEZ

LA PATRIA | MANIZALES

La vereda La Esmeralda, del municipio de Risaralda (Caldas), guarda la historia de Xiomara Rodríguez Flórez. Una estudiante, de 11 años, que en medio de la pandemia cede su ración escolar a Carlos Manuel, de 78 años, y a Gloria Inés, de 62.

Apenas recibió su paquete escolar del colegio rural Francisco José de Caldas, en la vereda Betania, de inmediato, en lo que ella llama un acto de voluntad propia, lo dona a Carlos Manuel Ospina y a Gloria Inés Mesa en la vereda Colinas Altas. “No somos ricos, pero tenemos los recursos necesarios para poder sostenernos. Entonces decidí darlo a una pareja de adultos mayores que en realidad los necesitara”.

En la finca en la que vive Xiomara también germina la solidaridad que apoya su padre Hernando. “La situación de la pandemia está mal, pero hay gente que está peor y a nosotros en el campo no se nos ha notado y eso se lo hacemos saber a la niña”.

La conciencia que Hernando afirma también es de agradecimiento con el campo que les ha permitido continuar con sus vidas. “No se nota mucho la cuarentena porque nosotros en el campo siempre nos hemos levantado a nuestras actividades, no veo necesario quitarle estos beneficios a quienes están encerrados como alguien de la tercera edad”.

Desde que en marzo empezó la pandemia en Colombia, los niños reciben raciones del Programa de Alimentación Escolar para que sean preparadas en casa.

Reconocen su entrega

La pareja recibió el paquete de las manos del profesor de ciencias sociales, Jaime Alberto Castañeda. Recorre en su moto las zonas con dificultades de acceso o transporte.

“Me he dispuesto como voluntario a disposición para entregar paquetes alimentarios y kits de alimentos a familias que realmente no tienen chance de llegar hasta la sede principal en la vereda Betania”, asegura el docente.

Viaja a los hogares de estudiantes en la vereda la India (Anserma), y bordea el río Cauca, en el sector conocido como Las Minas para entregar paquetes escolares o guías impresas a quienes lo requieran.

Cuando llegó el turno de Xiomara Rodríguez, de grado séptimo, ella aceptó el kit pero de inmediato decidió donarlo. “La actitud de la estudiante me tomó por sorpresa, es ejemplar y destaca uno de los valores más escasos de la sociedad moderna: la solidaridad. En relación con su modo de obrar le señalé el significado de su gesto”.

Después se concentró en revisar las tareas de matemáticas y ciencias sociales para atender a la petición de Xiomara: llevar el paquete hasta la casa de Carlos Manuel y Gloria Inés.

El rector, Ricardo Aparacio Serrano, indica que la acción de Xiomara tiene una posición legal porque el paquete es para el estudiante. “Quizás tengamos entes de control que lo vean con esos ojos, pero estamos en un momento excepcional. La crisis social es muy fuerte y no podemos dejar los valores sociales por debajo de la legalidad. Ella apela a su valor humano y a la solidaridad”.

Necesidades

El profesor Jaime Alberto Castañeda recorriendo Risaralda reconoce las condiciones en las que viven sus estudiantes, por ejemplo en las veredas La María y La India.

“Son evidentemente insuficientes para quien lo aprecie por primera o por última vez. Las construcciones son en esterilla, madera, y latas de zinc. En estas comunidades el servicio de alcantarillado o acueducto es inexistente y las aguas negras brotan por los alrededores, recogidas gracias a la geografía plana de este territorio”.

También habla de la ausencia de conectividad en la vereda El Palo. Describe así las escenas: “Esta localidad está desierta laboralmente y en su entorno se percibe la presencia de la inactividad escolar. De repente se aprecian niños afros haciendo sus tareas, revoloteando con sus cuadernos bajo los árboles, bajo un sol que quema y que raja las piedras”.