La obra Espíritu de Páramo del artista David Aronax estará expuesta en La Cabaña el Cedral en el corregimiento La Florida (Pereira) desde el 5 de diciembre. 

Foto | Vladimir Encina | LA PATRIA | PEREIRA |

La obra Espíritu de Páramo del artista David Aronax estará expuesta en La Cabaña el Cedral en el corregimiento La Florida (Pereira) desde el 5 de diciembre. 

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El páramo es habitado por el espíritu del silencio. Bajo la bruma se extienden los paisajes cargados de nubes, y bajo cada retazo de algodón, una forma de la vida que resiste al clima. 

Vivir a más de 3000 metros sobre el nivel del mar es para pocas especies que agradecen la presencia del maestro viento, que les enseña a no ser tan rígidos, o los códigos que deja el agua en cada charco. 

De eso se trata la exposición Espíritu de Páramo de David Aronax Tapasco García, artista plástico que destaca por su técnica con materiales como la madera o el metal.  

“Los pueblos indígenas Embera de Colombia han explicado que todo tiene espíritu. Desde ahí hablo del páramo como un solo cuerpo vivo que expresa fragmentos de su identidad, sus misterios y su magia, a través de cada una de sus especies de fauna y flora y de sus campesinos(as)”.

Así describe la serie de linograbados que realizó sobre un territorio que ha recorrido con los pies del alma, transitando cada paraje como quien medita en el esfuerzo, como si en cada inhalación el aire le recordara la fragilidad del universo que nos compone.

“Esta serie de grabados relata la armonía del territorio, desde sus paisajes y tres animales que están en algún tipo de riesgo, para construir una memoria sensible en la cual la simbología Embera y su cosmovisión de espíritu abrazan cada animal como la humanidad necesita abrazar todo lo vivo”.

El acierto de la obra de Aronax, es la capacidad que tiene para centrar su esfuerzo creativo en un mensaje político, sin caer en partidismos, ni en maniqueísmos de lo bueno y lo malo. 

Como si el artista fuera un zorro plateado que observa con audacia su objetivo y avanza hasta ella para susurrarle que la materia viva es igual ante el universo (uno y todo lo que lo rodea).  

“Entender el espíritu nos invita a nutrir la red desde la coexistencia: necesitamos romper la hegemonía de las especies donde la humanidad ha sido el centro, con el fin de habitar con fuerza el mutualismo donde todas las vidas de nuestros ecosistemas importan”.

Como todo esteta, su mirada también busca la belleza, no lo hace en busca de consolidar unos paradigmas impuestas, sino desde el asombro. Con los ojos de un niño descubre el mundo y se deja seducir por las especias amenazadas. 

Sucumbe ante el revolotear del colibrí, se refleja en la soledad del zorro, camina entre los bosques como la danta y comparte su sensibilidad como un frailejón. 

“La belleza de la vida paramuna depende de la interconexión con especies endémicas como el zorro yaku (Lycalopex culpaeus), el colibrí chivito paramuno (Oxypogon guerinii), la danta de páramo (Tapirus pinchaque) y el frailejón (Espeletia hartwegiana) —entre cientos de especies más— que mantienen el equilibrio”.

La obra estará expuesta en La Cabaña el Cedral en el corregimiento La Florida (Pereira) desde el 5 de diciembre. 

“Abracemos la fragilidad del páramo desde la sabiduría Embera. Hagamos de cada símbolo un ritual de reconocimiento y cuidado que sostiene la vida”.


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