Martha Calvache: “El legado de Armero debe salvar vidas”

Foto | Cortesía Diario del Cauca | LA PATRIA

Martha Calvache, experta en vulcanología, asegura que el conocimiento derivado de la tragedia de Armero debe ser considerado un patrimonio nacional, que debe replicarse.

A propósito de los 40 años de la tragedia de Armero, la doctora Martha Lucía Calvache Velasco, geóloga y exdirectora de Geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano, reflexiona sobre el valor del conocimiento adquirido y la necesidad de transmitirlo a las futuras generaciones como parte del patrimonio colectivo de Colombia y del mundo.

Este jueves en el conversatorio Armero, 40 años: Memoria y Reivindicación de un Territorio Vivo, realizado en el Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona, en la Universidad de Caldas, compartió con LA PATRIA sus reflexiones sobre lo aprendido después de la tragedia, en el marco de la socialización del proyecto de Ley 249 de 2024, que cursa en el Congreso.

La doctora Calvache Velasco, reconocida geóloga y una de las voces más autorizadas en temas de vulcanología en Colombia, considera que el conocimiento derivado de esa catástrofe no solo es un recurso científico, sino un verdadero patrimonio de valor incalculable para el país.

“Yo creo que Colombia y los colombianos que vivimos la tragedia de Armero tenemos esa responsabilidad para las futuras generaciones. No solamente de Colombia, sino de todos los países que tienen volcanes”, señala Calvache.

Comparando ese legado con el patrimonio familiar, la experta explica: “Así como una familia ve como un gran logro comprar una casa, nosotros los colombianos tenemos el conocimiento de la actividad volcánica y de lo que podría significar, como un patrimonio que realmente debe significar algo y transmitirlo a los que vienen”.

Para Calvache, esta transmisión va más allá de la memoria: debe integrarse a la cultura y al conocimiento territorial. “Como Armero, uno no puede estar desligado del Nevado del Ruiz, del río Lagunilla, del río Azufrado. No se puede estar desligado de lo que hay al otro lado, donde está Caldas y todo lo que pasó allá, que son visiones del entorno diferentes”, comenta.

La geóloga explica que, al igual que la morfología del terreno cambia de una región a otra, también lo hace la percepción del riesgo. “Aquí hablaban de la velocidad que puede tener un flujo de lodo en una zona encañonada como el río Chinchiná o el río Claro, muy diferente al llegar a la zona plana. Primero destruyó todo, pero después fue depositándose y era más fluido”, agrega.

Calvache resalta que este tipo de conocimiento debe estar al alcance de todos los ciudadanos, no solo de los expertos. “Yo, como madre cabeza de familia, debería entender eso de una forma muy sencilla, porque estoy viviendo ahí. Y yo debería entender que, de golpe, si caminaba un kilómetro hasta esas lomitas que hay en Armero, podría salvarme. Pero ese es mi entendimiento en lo más sencillo de un fenómeno natural”, afirma.

La tragedia, comparada con la destrucción de Pompeya, debe convertirse en un sitio de aprendizaje, insiste la experta. “Pompeya fue destruida por flujos piroclásticos, Armero fue destruida por flujos de lodo.

Hay personas en Armero que todavía creen que eso es mentira, que lo organizó el gobierno, que dinamitó. Hay otras personas que piensan que eso era lava. Hay tantas cosas y tantas leyendas que uno dice: ese aporte de ir aclarando qué es leyenda y qué es verdad, desde las diferentes visiones, es una responsabilidad que uno tiene”.

Finalmente, Calvache insiste en que el legado de Armero no puede quedarse en el pasado. “Debe ser un sitio de aprendizaje de una historia muy dolorosa para el mundo”, concluye.

Tras el desastre de Armero, Colombia fortaleció su sistema de monitoreo volcánico y creó entidades como el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales.

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