David de Miranda, a hombros, rumbo a la Puerta del Príncipe.

Foto | Cortesía William Cortés | LA PATRIA

David de Miranda, a hombros, rumbo a la Puerta del Príncipe.

Especial para La Patria | Sevilla (España)

David Miranda se convirtió en el gran palo de la Feria de Abril de Sevilla al cortar tres orejas en la penúltima del ciclo y alcanzar la anhelada Puerta del Príncipe.

Una desigual, floja y descastada corrida de El Parralejo sirvió poco a la causa de los toreros. Sin embargo, de Miranda, nacido en Trigueros (Huelva), encontró posibilidades en sus dos ejemplares y las aprovechó para coronar el máximo premio de la Feria.

El primero de la tarde cayó una, dos, tres y otras más. Igual, el presidente ni se enteró. Cayetano, que se despedía de Sevilla, no tuvo enemigo. Espadazo a toro parado. Palmas.

En el del adiós, el toro se hizo piedra. Sin éxito, el torero procuró que se moviera. Entera, Saludo.

Sopló mucho el viento a la salida del segundo de la tarde. Hubo quite de de Miranda y Roca Rey respondió. Ovaciones para uno y otro. El toro no transmitió en la muleta, aparte de quedarse corto en las embestidas. Entera, palmas. 

Las acometidas del quinto, de raza y una notable punta de violencia, obligaron a Roca Rey a plantarle cara, no siempre con mejor saldo a la hora de hacerse al timón de la lidia. Aparte de las pasiones desbordadas en los tendidos entre pros y antis del peruano. Pinchazo, 

Ceñido toreó David de Miranda con el capote a su primer toro, también blando y, aparte, brusco. El torero de Huelva tuvo firmeza y eso de tragar, agradó al público, y a la banda. Meritoria faena en corto. Espada delantera, oreja.

Apuró al sexto de Miranda nada más verlo salir. El bravo fue creciendo a lo largo de la faena, mientras el torero se puso donde había que hacerlo para ligar una y otra vez.  Obra templada como sesuda y espadazo a ley que coronó la labor. Dos orejas aclamadas.

Ficha de la corrida

Toros de El Parralejo: Desiguales de presentación y, en general, sin fuerza.
523, 505, 524, 526, 535 y 508 kgrs

El primero, inválido. Segundo, descastado. Con movilidad, pero sin clase, el tercero. Sin fondo, el cuarto. El quinto, enrazado. El sexto, bravo y con enorme calidad, ovacionado en el arrastre.

Cayetano: Nazareno y plata: Palmas y saludo.

Roca Rey: Pistacho y oro: Silencio y palmas tras aviso. 

David de Miranda: Blanco y plata: Oreja y dos orejas. 

 


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