LA PATRIA | Madrid (España)

La imagen hablaba por sí sola: el temible Tendido 7, ese mismo que se come vivos a los toreros, era un solo hombre que ovacionaba al valiente aquel que se acababa de jugar la vida. 

Tal culto al valor era para Juan de Castilla, autor de la única petición de la tarde y dueño de una vuelta al ruedo sin reparos. Amén de una cornada en la espalda y puntos de sutura en el pene, según el primer parte médico de su apoderado, heridas con las que salió a lidiar el segundo de los suyos.

No tuvo este martes (27 de mayo) el torero de Medellín material con qué hacer grandes obras. Lo que le salió por la puerta de los sustos fue genio y mala leche del que lo cogió. E intrascendencia en el otro, ese que no quería nada, aparte de huir. 

Igual, Madrid le calificó como triunfador de la tarde. Aunque no sería exagerado que en la vuelta al ruedo se puso a sus zapatillas.

Aparte de eso, y de una faena de voluntad de Damián Castaño, la corrida fue un fracaso por la mansedumbre, y las malas ideas en algunos, de los toros de Dolores Aguirre. 

Festejo con sol de verano y plaza con más de tres cuartos de entrada. Después del paseíllo, obligaron a saludar a Fernando Robleño, guerrero de mil batallas en este ruedo y quien eligió esta tarde para despedirse de Madrid.

Su primero, y el de la corrida, salió suelto. Y después, en la muleta, no tuvo transmisión, pese a que Robleño le mimó e, incluso, hizo creer a los asistentes que el toro tenía algún valor. Pinchazos.

Al segundo, para Damián Castaño, le vino al quite Juan de Castilla. Se lo pasó cerca y la gente le reconoció el gesto. Flojo de las extremidades anteriores, el de Dolores Aguirre no sirvió mucho a las intenciones de Damián de hacer el toreo por bajo. Espada baja.

Se frenó y echo las manos por delante el primero de Juan de Castilla, que lo supo lidiar con el capote. Aparte, protestado por el tendido de Sol. 

Cuándo lo citó con la muleta, el toro hizo por él, primero de pie y luego en el piso para causarle las heridas citadas. Debió cambiar Juan la taleguilla, desgarrada por los pitones, por un calzón. Ahí emergió entonces la grandeza de un hombre dispuesto a vencer, por encima de las complejas características de su enemigo.

Estocadón y la plaza entera de pie hecha una sola ovación. El toro dobló tres veces y tres veces volvió a levantarse. Petición, ovación a Juan y vuelta al ruedo, con el fondo del pasodoble de la Feria de Manizales interpretado por la banda de músicos de Las Ventas.

Robleño no quiso saber del cuarto de la tarde, toro que pegaba saltos al momento del embroque y se revolvía muy pronto. La decisión de abreviar no le gustó a parte de la asistencia.

El quinto, de pelaje melocotón, tardó en enterarse de qué iba el asunto. Cuando lo hizo, metió la cara en la tela roja de Castaño, quien logró muletazos aislados de mérito ante el manso, otro más, con cierta movilidad. Pinchazo, saludo.

Juan de Castilla salió en el sexto a jugarse los restos. Para comenzar, se puso a portagayola. El toro, de 669 kilos, recibió fuerte castigo en el caballo. En la muleta se defendió, cuando no fue que huyó. Otro más de un encierro desabrido y, por momentos, peligroso de Dolores Aguirre.

Juan de Castilla en la clamorosa vuelta al ruedo este martes en Madrid, tras la petición mayoritaria de oreja que el Palco no quiso conceder.
 

Ficha de la corrida

Toros de Dolores Aguirre
Desiguales de presentación y mansos en general, algunos con excesivo peligro.
602, 547, 541, 550, 556 y 669 kgrs.

El primero, manso y rajado. El segundo, flojo y sin fondo. Manso con peligro, el tercero. Manso y reservón fue el cuarto. Sin emoción ni ritmo resultó ser el quinto. El sexto, rajado.

Fernando Robleño 
Marfil y oro
Palmas y división de opiniones

Damián Castaño 
Azul soraya y oro 
Silencio y saludo

Juan de Castilla 
Corinto y oro
Petición y vuelta al ruedo, y silencio

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