Luis Miguel Ramírez

Foto | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA Luis Miguel Ramírez. 

PREGONERO | LA PATRIA

Las dos preguntas rondan siempre: ¿Dónde están las ganaderías?, ¿dónde andan los novilleros?

Pues bien, en parte, ahí están las respuestas: en la memoria viva de la tarde de ayer. En una novillada, por seriedad y bravura, digna de la primera categoría de la Monumental.

Y en tres aspirantes que supieron, cada uno a su manera, afrontar el examen de Mondoñedo. E, incluso, como en el caso de Luis Miguel Ramírez, dejar por momentos la impresión de que estábamos ante un general de mil batallas y no del casi imberbe que quiere comerse el mundo a bocados cada vez más grandes.

Pero aquí hay que ser justos y por eso, en orden de importancia, vale comenzar por este encierro con toda la barba de los Sanz de Santamaría, ese hierro que hace un siglo abrió las puertas a la bravura en Colombia.

No es muy difícil quedarse con ese tercero que fue todo calidad, aunque el quinto nos recordó que lo de Contreras es para respetar. O que siempre hay otro aire en los toros, tal cual lo supieron sacar segundo y cuarto. Y exigencia, como la del corrido en sexto lugar. Sólo el primero no entró en las buenas calificaciones, así cambiara en algo. En definitiva, nota alta para el muy buen encierro de Mondoñedo.

Y quien tiene todo el derecho de subirse a ese mismo podio es Luis Miguel Ramírez. Ya el antioqueño nos había dicho mucho de su entrega y de sus condiciones en la recién pasada Feria de Cali.

Aunque lo de ayer fue otra cosa. Porque en dos turnos de esos en los que bien puedes terminar en el peor de los mundos, como lo es el anonimato, Luis Miguel no solo triunfó sino hizo que todas las luces se posaran en su figura.

Alentó al primero para que no se fuera morir de física intrascendencia y lo puso a embestir. Digamos que creyó en él y, por momentos, el novillo le dijo que sí para cortar así una oreja a ley.

Pero a lo que hay que hacerle un seguimiento juicioso es a esa faena del cuarto. Ahí, en la forma como corrió hacia atrás para obligar a que el toro sacara de a pocos lo que quería guardarse para sí, o en la firmeza y el oficio de viejo lidiador con que supo escanciar al cuarto, hay sembrada la ilusión de un futuro matador de toros con un horizonte amplio. Algo que solo dirán el paso del tiempo y el propio Luis Miguel.

En definitiva, lección grande de un chico que sabe calarse la montera en esa cabeza que parece funcionarle más que bien.

Anderson Sánchez se llevó huellas de la guerra que libró ante un quinto, bravo de salida y dueño de emoción, así después eso mismo se le haya desbordado en carácter.

El de Lenguazaque hizo lo de sus ancestros en los dos que le correspondieron, cavar y cavar para dar con el filón. Lo alcanzó en el segundo, al que le cortó una oreja, luego de una faena bien planteada y no menos resuelta con la espada. El otro, ese de los achuchones, le deja nuevas lecciones a quien si de algo sabe es de aprender de las dificultades.

Y Simón Hoyos le dijo a Manizales que hay un torero en ciernes. Hace unos meses, quien escribe encontró a Simón pegando muletazos al viento en una parada de buses de Gerena, al sur de España. Ayer hizo lo mismo, solo que con novillos toros de verdad y sin echar pie atrás.

Le cayó un dulce en su primero y él supo quitarle el papel y degustarlo en presencia de miles que apenas lo descubrían. Si mata, se lleva trofeo. Y si mata en el otro, ese sexto en el que evolucionó a cada paso hasta construir una obra, también toca pelo. Lo mejor, si así lo quiere Simón, está por venir.

Ficha de la novillada

Seis ejemplares de Mondoñedo, bien presentados y, la mayoría, de alta calificación. Notable el tercero, con emoción el quinto, de menos a más segundo y cuarto. El sexto, exigente. El primero no terminó por romper.

Pesos:

438, 412, 384, 416, 382 y 420 kgrs.

Luis Miguel Ramírez, blanco y azabache, oreja y oreja.

Ánderson Sánchez, azul pavo y oro, oreja y palmas.

Simón Hoyos, verde botella y oro, palmas y palmas tras tres avisos.

Detalles: Saludaron Ricardo Santana y Bryan Valencia, luego de parear al quinto. Casi tres cuartos de entrada. Tarde calurosa, sin viento.

Toros

Derechazo de Luis Miguel Ramírez al novillo Cavador de 438 kg, que fue el primero de la tarde y al que le cortó una oreja.

Toros

Portagayola de Ánderson Sánchez al novillo Bambuquero de 382 kg.

Toros

Derechazo de Simón Hoyos al novillo Cancionero de 420 kg.

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