Alguien me dijo: Las abuelas son árboles y sus raíces nos tocan pues jugamos en sus ramas. Y tú sí que nos permitiste disfrutar de tu compañía en todas las etapas, en todos los matices.
Gracias Dios por habernos prestado a la abuelita por 90 años, 90 años bien vividos, 90 años de enseñanzas, 90 años tejiendo tradiciones familiares que conservaremos para la eternidad: pesebre, novenas, rosarios, reuniones y sobre todo unión familiar. Fuiste y siempre serás el núcleo que nos atrae y que ante todo pronóstico o situación nos vuelve a unir en torno al amor.
En fe declaramos que te mantendrás junto a nosotros y nosotros prometemos que nuestras vidas seguirán siendo reflejo de tus enseñanzas y ejemplo, y que cada vez que podamos, tocaremos la campana en honor a ti, que fuiste la encargada de tocar la campana en las eucaristías por muchos años.
No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós, muy pronto junto al fuego nos reunirá el Señor.
Después de más de 10 años, te vuelves a encontrar con el abuelito Ariel, quien a ritmo de pasodobles y con castañuelas en las manos te da la bienvenida a un lugar maravilloso en el que juntos van a seguir observando, cuidando e intercediendo por todos nosotros, su familia, su legado: los Cardona.
Te amamos abuelita.
Palabras de Manuela Cardona, nieta de Nelly Arcila de Cardona.