Hace un año, cuando ya estábamos felices por tu recuperación, Dios te llevó de este mundo a su presencia esa mañana de domingo. 
Y aunque todavía sentimos dolor por tu inesperada partida, nos reconforta saber que te ganaste un lugar muy especial en el cielo, por tu vocación de servicio, nobleza y generosidad con el prójimo; además, fuiste buen hijo, hermano, esposo, padre, jefe y amigo. 
Gracias por todo lo vivido, por el amor que nos diste, el buen ejemplo, los consejos, las enseñanzas, el apoyo, la compañía y los momentos compartidos. 
Aunque te queríamos a nuestro lado por muchos años más, estamos tranquilos porque ahora descansas en los brazos de nuestro señor, luego de cumplir con la misión que te fue encomendada en este mundo.
Su familia invita a la santa misa que se llevará a cabo hoy 30 de abril a las 6 p.m. en la Parroquia de la Santísima Trinidad.