Alirio González López, condenado.

Foto | Cortesía | LA PATRIA Alirio González López, condenado.

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LA PATRIA | MANIZALES

Alirio González López terminó condenado como coautor de homicidio, tras la muerte de Jaime Rodríguez, en Marquetalia. El Tribunal Superior de Manizales ratificó la sentencia que había emitido el 15 de septiembre del 2021 el Juzgado Promiscuo del Circuito de Manzanares. Le dieron 208 meses.

Los hechos son del 23 de diciembre del 2019 en la zona de tolerancia, cuando el fallecido, quien había ingerido licor, fue sorprendido por el ataque intempestivo de una persona que le propinó una pedrada en su cabeza, por la que cayó.

En este momento otras dos personas que estaban con este agresor lo abordaron y le pegaron dos puñaladas en la zona

torácica, suficientes para acabar con su vida. A partir de un testigo de los hechos y de otra persona que había estado departiendo en bares con el fallecido en la

tarde, se conoció que uno de los tres asesinos era Alirio y cómo estaba vestido. Así dieron con su paradero. Lo aprehendieron el 28 de enero del 2020, con orden judicial, no aceptó cargos y lo mandaron a la cárcel. En marzo del 2021 le dieron sentido de fallo condenatorio.

Su abogada apeló porque consideró que no hubo una investigación amplia para lograr, entre otros, la identificación de la persona señalada de cometer el delito y que podría esclarecer cómo se presentaron los hechos.

Criticó que la prueba se fundamentó en un testigo único, que negó haber visto que Alirio acabó con la vida de la víctima, solo que se le abalanzó.

Guion

El Tribunal explicó que dos de los seis testigos que desfilaron por estrados dijeron estar presentes en el lugar y hora de los hechos.

"Fue notorio que González López, a la hora de renunciar a su derecho a guardar silencio y entregar su versión, lo hacía repitiendo un guion aprendido, pues no hablaba con la naturalidad que entregó sus datos iniciales, sino que, al igual que el niño que repite al profesor la lección aprendida, con lenguaje mecanizado dio cuenta de lo ocurrido. Un notorio trabajo de  concentración para recordar las palabras y las frases preparadas, teniendo incluso que cerrar los ojos para poder seguir las líneas del libreto que llevó a estrados. ¿Si estuvo al margen de los hechos, qué dificultad había en trasmitir su versión con naturalidad?".

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