Darío William Pamplona pertenece a una familia de artesanos de la madera de Pensilvania que durante 60 años se ha dedicado a estas labores. La violencia los privó de seguir creciendo en su negocio, pero hoy, con la presencia del Batallón de Ingenieros de Desminado Humanitario Número 5, ve la posibilidad de crecer nuevamente el negocio.

El comerciante recuerda que en el municipio se fueron instalando empresas para cultivar pino y se construyeron aserríos, pero con el conflicto armado, la actividad disminuyó y afectó a artesanos y productores de muebles, debido a que los campesinos abandonaron territorios por temor a ser víctimas de alguna mina antipersonal.

Sin embargo, hoy el panorama es otro. Desde el 2018 se inició el desminado humanitario y se han destruido 15 artefactos explosivos, labor que luego asumió en junio pasado la nueva unidad en las veredas Santa Teresa, Buenos Aires, Puerto Buñuelo, Río Dulce y La Samaria.

Darío aplaude la intervención y pide que no los abandonen. Agradece que ahora sea más fácil ir de las fincas al pueblo y destaca la labor educativa que se realiza. Se refiere a los encargados de enseñarles a los niños sobre las minas y qué hacer en caso de toparse con estas.

"La brigada ha hecho una labor educativa en el campo y si algún habitante o niño de escuela lejana encuentra un artefacto, por educación sabe que debe avisar a las autoridades competentes para que no corran riesgo", dice.

Títeres que educan

Al frente de Nata Desmina está la teniente Lizeth Natalia Guío, quien utiliza títeres para enseñarles a los niños sobre la identificación de explosivos, zonas o pistas que los prevengan para no caer en estas trampas y avisar a las autoridades.

Ella sostiene que desde hace dos años se ha capacitado a unos 3 mil menores en el país con una estrategia que se adoptó al notar que así se captaba más su atención que abordándolos con las capacitaciones que normalmente se imparten, y el impacto, de una manera más jocosa, fue mayor.

El capitán Efrén Alberto Gómez García, comandante del Batallón del Desminado, añade que se llegó a estas veredas por petición de la comunidad y estar allí, le permitió conocer más denuncias y así identificar zonas de peligro. Dice que su responsabilidad es atender hasta la última solicitud.

Reconoció que Pensilvania es una zona que representa un reto mayor por su topografía y solo con la erradicación manual se ha logrado adelantar el trabajo, pero actualmente se estudia la posibilidad de realizar labores con unidades caninas.

Reorganización

El Batallón 5 acogió a Caldas como parte de su jurisdicción, labor que antes desempeñaba el 3. En febrero inició por Marulanda, en mayo llegó a Pensilvania y en julio arrancaron operaciones de desminado. De la Brigada de Desminado hacen parte siete batallones en todo el país.