IMANE RACHIDI
EFE | LA PATRIA | LA HAYA
Mark Rutte, jefe de un gobierno liberal en Holanda, puso en marcha sus habilidades políticas durante cuatro años de recuperación económica y anoche logró contener al populismo euroescéptico de ultraderecha cuando toda Europa temía la llegada de Geert Wilders al poder.
Rutte (La Haya, 1967) fue designado primer ministro en octubre de 2010, tras el caótico fracaso de la coalición entre liberales y democristianos para aprobar un presupuesto de austeridad en medio de la crisis económica.
Acabó encabezando una coalición minoritaria de derechas cuyo poder de legislación dependía de los apoyos del Partido de la Libertad (PVV), encabezado por el populista y antiislamista Geert Wilders.
El Gobierno de Rutte logró aprobar un presupuesto austero con el apoyo de cinco partidos -liberal, democristiano, Demócratas 66, los verdes y Unión Cristiana-, aunque acabó fracasando tras la negativa de Wilders a respaldar una serie de recortes de gastos.
Fue elegido de nuevo como primer ministro en octubre del 2012, esta vez tras una estrecha victoria en los comicios generales, lo que le permitió liderar una coalición de centroizquierda.
Este político, antiguo gerente de personal en Unilever y Calvé, resucitó en la campaña del 2012 a un entonces moribundo Partido Popular de la Libertad y Democracia (VVD), al que ahora ha vuelto a llevar a la victoria electoral.
Con 33 escaños, de un total de 150, el VVD es una vez más el partido más grande en el Parlamento holandés, aunque pierde ocho diputados.
Desde su llegada al poder, Rutte ha tenido que imponer grandes recortes de gastos, que le han costado una lluvia de críticas, además de consecutivas y fracasadas explicaciones al pueblo holandés sobre las medidas de austeridad exigidas por Bruselas.
No obstante, el tema que más se le ha atragantado ha sido el acuerdo de asociación de la UE con Ucrania, rechazado por el 60% de la población en un referéndum el pasado abril.
Convertida casi en una lucha personal, Rutte ha intentado por activa y por pasiva obtener el respaldo del Parlamento para ratificar el polémico acuerdo, lo que paga ahora en credibilidad, pues es -en palabras de Wilders- un "pelele" de Bruselas.
Admirador declarado de la ideología económica de la que fuera primera británica Margaret Thatcher, Rutte siempre se muestra como un hombre sencillo, afable, modesto e insistente para sacar adelante sus proyectos políticos.
Su instinto de supervivencia le ha permitido mantenerse a flote en el poder, a pesar de haber sido considerado políticamente muerto en más de una ocasión debido a numerosos escándalos con los que ha tenido que lidiar en primera persona.
Y es precisamente esa capacidad de salir ileso de las tragedias políticas lo que le ha hecho ganarse un merecido calificativo, "Mr. Tefal": logra quitarse de encima todas las manchas con la misma facilidad con la que el producto supuestamente limpia las cazuelas.
El ultraderechista Geert Wilders reconoció su derrota, aunque se declaró "ganador de cuatro escaños más" que en las pasadas elecciones. "Esto es una primavera patriótica. Yo soy un luchador y no un populista. Nuestra influencia es grande", indico.
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