El dictador Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975.

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El dictador Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975.

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Las transformaciones profundas y aceleradas que experimentó España a partir de la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 se han notado con fuerza en la sociedad, muy tradicional y conservadora hace 50 años, y en una economía que ha crecido exponencialmente, pero con altibajos.

Influido fuertemente el país por la moral católica oficial, el divorcio y el aborto estaban prohibidos totalmente, y el matrimonio entre personas del mismo sexo y la eutanasia eran impensables. Pero ahora son legales y están regulados.

Apenas había inmigración entonces y los españoles que viajaban iban a buscar trabajo o emigraban del campo a la ciudad; la esperanza media de vida era de 73 años (ahora de 84) y el estilo de vida y la mentalidad eran muy diferentes en una España con un fuerte componente rural.

De los 35,3 millones de habitantes de aquel año, se ha pasado a los 49,3 millones, con un 14,2 % de inmigrantes, según datos oficiales. Sin embargo, el número de nacimientos ha bajado de 669.378 a 320.656.

Mientras tanto, la sociedad ha envejecido: los mayores de 65 años han pasado del 10 al 20,5 %, un gran desafío de atención sociosanitaria y pago de las pensiones de jubilación, que se han generalizado, así como los servicios sanitarios públicos.

La progresiva secularización se ha notado en un clarísimo descenso de quienes se declaran católicos, según las encuestas, y una caída de las bodas: la mayoría son civiles ahora. El 3,9 % son de parejas del mismo sexo, que pueden casarse desde 2005.

El país ha dado un gran salto en reducción de la pobreza y de las desigualdades, pero persisten.

Según un informe reciente de Cáritas, 4,3 millones de personas sufren exclusión social severa (un tercio son menores), afectadas por precariedad laboral y salarial y el encarecimiento desmesurado de la vivienda.

 

Una revolución para las mujeres

Las mujeres tenían un papel público, social y laboral apenas significativo. Estaban sometidas a la autoridad del marido, los métodos anticonceptivos eran ilegales (hoy son de acceso libre); la tasa bruta de natalidad casi triplicaba la actual y las madres han retrasado la edad del primer alumbramiento de los 28 a los 32,6 años.

Aquel 1975 fue cuando ya pudieron abrir una cuenta bancaria sin permiso paterno o del marido. Tres años después se despenalizararon el adulterio, el amancebamiento y los anticonceptivos, conforme avanzaban las demandas feministas

Las autoridades y la sociedad han tomado conciencia del drama de los crímenes machistas con leyes y medidas de protección de las mujeres, pero todavía persisten el maltrato y los asesinatos.

En 1981 llegaría el divorcio y cuatro años después se despenalizó el aborto con una ley de supuestos (violación, peligro para la salud de la madre o malformación del feto). Posteriormente, se sustituyó por una de plazos (2010), que lo reconocía como derecho, y ambas fueron aprobadas con gobiernos socialistas.

Había ansias de libertad, democracia y modernidad en buena parte de la ciudadanía en 1975, mientras protestas sociales y huelgas, que eran ilegales, se extendían.

Y hace 50 años, los españoles, y también los extranjeros, comenzaban a disfrutar de vacaciones en la costa, hasta que España se convirtió en una superpontencia mundial del turismo de sol y playa.

Aunque eran tiempos de censura, se abría paso la canción protesta de autores como Joan Manuel Serrat y Luis Eduardo Aute. Ahora, iconos mundiales como el puertorriqueño Bad Bunny y la española Rosalía son los más escuchados en las plataformas digitales.

Cuando internet ni se vislumbraba, los desnudos de mujeres apenas se insinuaban en el cine nacional y seguían prohibidas películas extranjeras como 'Emmanuelle'. En 2025, por el contrario, preocupa el acceso de los adolescentes a pornografía en la red.

 

Una economía de servicios

Esta evolución social, catalizada por la consolidación democrática, tiene un trasfondo de crecimiento económico, no exento de crisis profundas como la petrolera de los años setenta, la financiera de 2008, que reventó el mercado inmobiliario, y la de la pandemia de 2020.

Desde 1975, España ha multiplicado por cuarenta el producto interior bruto (PIB), ha aumentado más de cien veces el valor de las exportaciones y casi ha duplicado el número de ocupados. En 1986 entró en la Comunidad Económica Europea, la actual Unión Europa, y fue uno de los fundadores del euro (2022).

Cuando murió el general Franco, el país era golpeado por la crisis internacional del petróleo, con hiperinflación y desempleo, lo que mostró la debilidad de un desarrollismo industrial basado en el precio bajo del crudo.

Desde entonces, la industria y el sector primario han perdido peso claramente en favor de los servicios (77 % de la economía nacional en estos momentos) gracias al turismo, con 94 millones de visitantes en 2024.

En este medio siglo, España ha crecido más que otros países europeos, cerrando la brecha con Italia y con "un acercamiento notable" a Francia, según el Consejo General de Economistas y la Cámara de Comercio de España.

A ello se añade la incorporación de la mujer al mercado laboral, con un récord de 21,8 millones de personas trabajando al terminar 2024, según datos de la Cámara.

Sin embargo, la tasa de desempleo era del 4,72 % en 1976, frente al 10,45 % actual. Y la deuda pública alcanza el 103 % del PIB.

 


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