De izquierda a derecha: Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez

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De izquierda a derecha: Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez.

Hoy es el "día D" en México, "D" de democracia: 100 millones de electores potenciales, decenas de miles de candidatos, unos 20 mil cargos públicos por llenar en los niveles municipal, estatal y federal, incluyendo el más prestigioso y poderoso de todos, la Presidencia. Esa es la envergadura sin precedente de los comicios generales que se celebran en México.

Pero la logística no es su único gran desafío: en un país constantemente sacudido por la violencia, los problemas sociales y los retos económicos, lo que se juega en estas elecciones va mucho más allá que simples asientos.

Una carrera presidencial en femenino

El presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) —que constitucionalmente no puede aspirar a otro sexenio—, apuesta por su protegida y exjefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, para seguir su visión de “Cuarta Transformación, denominada así para colocarla en la continuación de los tres episodios que moldearon el México moderno: la Guerra de Independencia (1810-1821), la Guerra de Reforma (1858-1861) y la Revolución mexicana (1910-1920).

Este proyecto de refundición societal a largo plazo —que ha sido directriz de AMLO y su partido izquierdista, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) durante sus años en el poder— pretende crear un México justo, igualitario y progresista, con una población próspera que vive en dignidad y paz, además de un Estado económicamente intervencionista.

Como candidata de Morena en las elecciones presidenciales, Sheinbaum ha prometido seguir estos pasos con la misma racionalidad que ha caracterizado el mandato de su mentor, es decir, contrapesando programas económicos y sociales en sectores específicos con políticas de austeridad en otros.

En el tarjetón para las elecciones presidenciales también aparece el nombre de Xóchitl Gálvez, una mujer del pueblo indígena otomí que subió la escalera desde su entorno modesto hasta la dirección general de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo —una de las 16 demarcaciones territoriales de la Ciudad de México— y el Senado de la República.

Encabeza Fuerza y Corazón por México, una coalición escoba de tres partidos federales —los tradicionales Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institucional (PRI), más el Partido de la Revolución Democrática (PRD)— que van de la centroderecha a la centroizquierda y que están unidos por su voluntad de hacer frente común contra Morena. Gálvez ha construido su campaña sobre un zócalo de promesas aliando neoliberalismo y medidas sociales, con enfoque especial en la lucha contra la corrupción y los derechos de las comunidades originarias.

El periódico español El País calculó el promedio de los últimos sondeos de intenciones de voto para el puesto de jefe de Estado, los cuales se reparten de la siguiente manera: 54% para Sheinbaum, 36% para Gálvez y 10% para el tercer candidato, Jorge Álvarez Máynez —congresista y figura del Movimiento Ciudadano, un partido socialdemócrata—. En cuanto a las posibilidades de victoria según el modelo de predicción estadística de El País, Sheinbaum lleva la delantera, de lejos, con un 92%, versus solo 8% para Gálvez.

Por lo tanto, pase lo que pase, México coronará seguramente a la primera presidenta de su historia, algo que no pasa desapercibido en un país donde, a pesar de ciertos avances como la ley de paridad en las instancias de poder, el machismo y la violencia de género todavía son endémicos —es el quinto Estado latinoamericano con la tasa de feminicidio más alta, con 1,5 ocurrencias por cada 100 mil habitantes, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican que un 70,1% de mexicanas encuestadas han sufrido algún tipo de violencia en su vida—.

En cuanto a los 500 diputados y 128 senadores que se elegirán, las encuestas apuntan a una posible continuación de la mayoría absoluta de la coalición Sigamos Haciendo Historia —compuesta por Morena, el izquierdista Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM)—, lo que facilitaría la aprobación de leyes emanadas del oficialismo en caso de que Sheinbaum acceda a la presidencia. No obstante, es poco probable que la alianza logre obtener una supermayoría de dos tercios de los escaños, necesaria para pasar reformas constitucionales.

Infografía de las elecciones generales en México

Infografía | Tomada de eleconomista.com.mx | LA PATRIA

El efecto AMLO

Demagogo y populista según unos, reformador y proactivo según otros, Andrés Manuel López Obrador, que dejará su cargo presidencial el 1 de octubre, ha dejado indudablemente una marca en el paisaje político de su país. A cuatro meses de esta fecha tope, el septuagenario goza de una tasa de aprobación del 66%, de acuerdo con una encuesta de la consultoría Oraculus.

Aun siguiendo los datos proporcionados por esta, su popularidad ha oscilado entre el 81% y el 61% durante su tiempo en el Palacio Nacional, lo que lo coloca en lo más alto del podio en este ámbito cuando se compara con los cuatro mandatarios anteriores. Su trayectoria política, que se remonta a más de cuatro décadas —durante la que se forjó una reputación de cercanía al pueblo, defensor de los grupos marginalizados y adversario de las élites tradicionales—, ciertamente es un factor explicativo de este logro.

También lo son sus hábiles tácticas de comunicación política y su acaparamiento de la atención mediática, evidentes ensus famosas ruedas de prensa a las 7 de la mañana —las “mañaneras”—, en las que se dedicaba cotidianamente, a menudo durante horas, a promover sus proyectos, desviar las críticas en su contra y echar pullas a sus oponentes.

Pero su popularidad se explica además por el balance social y económico de sus seis años en el poder: una subida del salario mínimo y del ingreso promedio del 120% y 55% sobre la inflación respectivamente, doblando el poder adquisitivo real y sacando a 5 millones de personas de la pobreza. Es más, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía informó que la tasa de desempleo se redujo al 2,5% en el primer trimestre del 2024, una de las más bajas del mundo.

Se destacó igualmente por el impulso de grandes proyectos de desarrollo, como el Tren Maya —un ferrocarril de 1.554 kilómetros que da la vuelta a la península de Yucatán y ambiciona fomentar el turismo y la economía en el interior de esta, pues los flujos todavía se concentran en la costa este— y el Corredor Interoceánico del istmo de Tehuantepec —una línea ferroviaria que conecta puertos del Caribe y del Pacífico para hacer competencia al canal de Panamá y e impulsar a unas de las regiones más pobres de México—. Lo ha hecho todo sin comprometer demasiado el equilibrio presupuestario, una imagen favorable que ha adicionalmente atraído inversión extranjera y dado un empuje al valor del peso mexicano.

Sin embargo, bien que le guste ser considerado como un salvador, la realidad es que no hace milagros: para inyectar dinero del tesoro público por un lado, sin caer en la trampa de la deuda e inflación, hubo que llenar este mismo fondo haciendo ahorros —cortando ciertos programas sociales como el Seguro Popular y reduciendo los gastos, y entonces servicios, de instituciones estatales para financiar políticas suyas—. Esta austeridad selectiva revela la paradoja que apersona AMLO: retomando lo dicho por el analista Jorge Zepeda Patterson a la cadena británica BBC Mundo, “es conservador en lo económico y populista de izquierda en lo social”.

AMLO durante una de sus "mañaneras"

Foto | Tomada de eluniversal.com.mx | LA PATRIA

Andrés Manuel López Obrador durante una de sus "mañaneras".

La otra cara del legado

Si AMLO le ha pasado la antorcha a Sheinbaum para iluminar su camino casi cierto y ya trazado hacia el Palacio Nacional, también ha dejado imponentes obstáculos en esta misma ruta, particularmente en lo relacionado con la delincuencia y la seguridad pública, la mayor preocupación de los mexicanos, de acuerdo con el Latinobarómetro 2023.

Ello, con razón: entre el 1 de diciembre del 2018 y la misma fecha del 2023, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró 171 mil 85 homicidios en el país, haciendo del sexenio del presidente saliente el más mortífero del siglo. A este número ya estremecedor se suman los desaparecidos durante dicho período, una cifra que hace una semana fue actualizada por el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno) a 48 mil 870.

Esta crisis de violencia es síntoma del fracaso del abordaje promovido por AMLO para combatirla, que se caracteriza por una focalización sobre los factores socioeconómicos de base que favorecen el reclutamiento por el crimen organizado, en vez de continuar la precedente estrategia de militarización de la seguridad pública.

No obstante, al fallar en atacar los problemas estructurales que explican el arraigo de los cárteles en el país —como la vasta economía informal y las débiles y corruptas instituciones de mantenimiento del orden y de justicia— y al subestimar este arraigo y el tiempo que se necesitaría para deshacerlo, la táctica de evitar la confrontación directa contra estas organizaciones ha dejado vía libre para su expansión y la diversificación de sus actividades, no solo dentro de México, sino también internacionalmente.

Su presencia se ha hecho sentir ampliamente en la campaña electoral: van al menos 29 candidatos o precandidatos asesinados. Los contextos electorales son particularmente propicios a la violencia de la hampa porque sus integrantes buscan eliminar a los aspirantes políticos que perciben como en contra de sus intereses. En este clima de temor, mientras Gálvez apuesta por regresar a la política de mano dura, Sheinbaum sigue creyendo en el potencial a largo plazo del “abrazos, no balazos” impelido por el presidente saliente. 

A la vista de este cuadro oscuro en el tema que más inquieta a los mexicanos, parece incongruente la alta acquiescencia popular de AMLO y de su potencial sucesora. Este asenso a toda costa puede indicar varias cosas. Primero, que funciona la estrategia comunicacional de su bando de minimizar su responsabilidad, echarles la culpa a los gobiernos precedentes e insistir en que su plan tardará en cumplir sus metas por la gravedad de la situación heredada de estos. Segundo, que los avances económicos y sociales que se han dado eclipsan los retrocesos en materia de seguridad. Tercero, que una porción substancial de los ciudadanos sigue desconfiando en los grandes partidos históricos, el PRI y el PAN, para los cuales décadas en el poder no bastaron en conseguir satisfacer las expectativas y necesidades de su pueblo.

El futuro dictará si la trayectoria promococionada por una o facción política dará sus frutos, y este futuro comienza hoy en los puestos de votación a disposición del pueblo mexicano.

Escena del asesinato del candidato Alfredo Cabrera

Foto | Tomada de france24.com | LA PATRIA

La escena del crimen donde Alfredo Cabrera, candidato a la Alcaldía de Las Lomas, en el estado de Guerrero, fue matado a disparos mientras concluía su campaña electoral el 29 de junio.

Datos sobre México

Bandera de México

Nombre oficial: Estados Unidos Mexicanos

Ubicación: América del Norte

Capital y área metropolitana más poblada: Ciudad de México

Idioma oficial: español

Superficie: 1.964.375 km² (14.º en el mundo)

Población: 130.739.927 personas (2024, estimación) (10.º)

Índice de desarrollo humano (IDH): 0,781 (2022) (76.º)


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