Corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III (1852-1870)

Foto | EFE | LA PATRIA Corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III (1852-1870), que los ladrones perdieron en su huida y resultó dañada durante el robo cometido en el Museo del Louvre, en París. 

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"Ha sido de película, digno de James Bond", se sorprendió un turista chileno, quien, como otros miles de visitantes frustrados, se quedó este lunes sin poder entrar en el Louvre, el museo más visitado del mundo cerrado temporalmente debido al espectacular robo de joyas del domingo.

Separados por una valla y a unos pocos metros de la imponente pirámide del Louvre, que marca la entrada al gigantesco museo, turistas de varios países deambulaban esta mañana entre la incredibilidad y la indignación.

Quejas en inglés, francés, italiano, árabe y español se escuchaban a lo largo del perímetro de seguridad, poblado también de numerosas cámaras de televisión y de algunos curiosos.

"Es una decepción tremenda", resumió a EFE el chileno Michel Sánchez, quien apuntó a la mala gestión del museo una vez confirmado el cierre excepcional de este lunes, de la que el Louvre no brindó explicaciones concretas.



"Entendemos el contexto, pero también estoy un poco molesto porque no costaba nada que nos enviasen un correo (informando del cierre) y cuando nosotros quisimos cambiar los días desde la página dijeron que no era posible", criticó Sánchez.

Para su compañera, Jessica Garreda, la frustración de hoy será difícil de digerir por dedicarse profesionalmente a la arquitectura y al interiorismo.

"A mí todo esto me afecta mucho. Me llevo la experiencia vacía de no haber podido verlo, pero igual me quedo con la riqueza de la ciudad", anotó. Los dos chilenos tienen un viaje con varias etapas en Europa y no pueden prolongar su estancia en París más allá del martes, el día en el que el museo seguirá cerrado por ser su día semanal de descanso.

Ambos quedaron muy sorprendidos por la manera en la que se produjo el robo: a través de un montacargas con el que subieron los ladrones para llevarse nueve joyas de la corona francesa de un valor incalculable.



"Ha sido de película, como algo de James Bond, que se cuela entre los techos para robar una joya", valoró Sánchez.

A pocos metros de la pareja chilena, compartieron su incredulidad un grupo de turistas mexicanos del Estado de Chihuahua, quienes también hicieron miles de kilómetros cruzando el Atlántico para ver el Louvre.

"Es algo increíble que un robo de esa magnitud haya podido suceder aquí. Es como si fuese una película", coincidieron en declaraciones a EFE Daisy Villalobos y Carmen García.

"Yo vine el año pasado al museo, pero me faltó mucho por recorrer, son muchas salas y dicen que para recorrerlo pues son 365 días. Entonces dije, voy a saborearlo esta vez, pero no va a poder ser", asumió Villalobos, cuya ilusión era ver la legendaria Gioconda o Mona Lisa.



Norma y Rafael Gutiérrez, matrimonio también mexicano, asumieron su decepción por no visitar el célebre museo. "Estamos todos aquí afuera sin poder entrar y parece que no van a abrir hoy, pero igual seguiremos disfrutando de la ciudad", dijo, resignado, Rafael, quien mañana mismo viaja a Italia con su mujer.

"Venimos de México que vive momentos muy feos de inseguridad. Entonces es triste ver que aquí en Francia esté sucediendo algo similar", lamentó Norma.

Aunque echó muchas menos horas de avión que los chilenos y mexicanos para llegar a París, la española Domi Chaparro, de Ciudad Real, tampoco ha escondido el chasco que se ha llevado.

"Es la segunda vez que veníamos a París y precisamente veníamos para ver el Louvre, porque la otra vez tampoco lo pudimos ver por unas obras, así que esto es muy decepcionante", reconoció la turista, acompañada por una amiga y quienes regresan a España el miércoles.



Eso sí, Chaparro, quien había comprado su billete con antelación, confía en que no habrá ningún problema para su reembolso. 

Un robo de joyas de valor incalculable en el Louvre rápido y profesional, pero con fallos

El robo de un conjunto de joyas "de un valor patrimonial e histórico incalculable" en el Museo del Louvre este domingo por la mañana lo llevó a cabo en apenas siete minutos un comando de cuatro ladrones "profesionales", pero que perdieron una parte del botín en su huida.

Ese es el relato ofrecido por los ministros franceses del Interior, Laurent Núñez, y de Cultura, Rachida Dati, que acudieron poco después de los hechos al que es el museo con más visitantes del mundo, 8,7 millones el pasado año, que tuvo que cerrar excepcionalmente durante todo el día, lo que perturbó el programa para miles de turistas.

La fiscal de París, Laure Beccuau, responsable de la investigación, explicó que todo ocurrió a las 09.30 de la mañana hora local, cuando el comando llegó por el flanco sur del museo, el que da al río Sena, en dos motos y en un camión con un montacargas como los que se utilizan en las mudanzas.

Así subieron al primer piso y más en concreto a la galería Apolo, en la que entraron dos de ellos después de haber hecho una brecha en el cristal de una ventana con unos discos de corte que también utilizaron para fracturar dos vitrinas, una conocida como la de los diamantes y otra con joyas del Segundo Imperio.

Perdieron una corona

Los ladrones se llevaron una diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; un collar del conjunto de zafiro de las mismas reinas; un pendiente de ese mismo conjunto; un collar de esmeraldas de la reina María Luisa; un par de pendientes de esmeralda de María Luisa; un broche; una diadema de la emperatriz Eugenia; y un broche de la misma emperatriz.

En su huida perdieron la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III (1852-1870), la cual resultó dañada.

Es una corona que lleva 1.354 diamantes y 56 esmeraldas creada para la emperatriz con ocasión de la Exposición Universal de 1855, que tras el cambio de régimen a la III República, en 1870, fue vendida en 1885 por el Estado francés como una forma de liquidar su pasado monárquico y sólo volvió a su propiedad algo más de un siglo después gracias a una donación.

Las sustraídas son joyas que tienen "un valor patrimonial e histórico incalculable", destacó Núñez, que quiso mostrarse confiado en que "muy rápidamente" se pueda encontrar a los autores "y sobre todo los bienes robados".

Su colega de Cultura hizo hincapié en que fueron "profesionales" que actuaron sin violencia, por lo que no hubo heridos, y también en que la evacuación de los visitantes del museo por parte de los empleados se llevó a cabo igualmente con "profesionalidad".

La Fiscalía de París ha abierto un procedimiento por robo en banda organizada y asociación de malhechores.

"Es nuestra historia"

El presidente francés, Emmanuel Macron, señaló que el robo del Louvre es "un ataque a un patrimonio que apreciamos porque es nuestra historia", se mostró convencido de que "encontraremos las obras y los autores responderán ante la Justicia" y aseguró que se está haciendo todo lo posible para conseguirlo.

El senador comunista Ian Brossat denunció que el Gobierno no hubiera hecho caso de las advertencias que habían lanzado los empleados del Louvre, que el pasado 16 de junio organizaron una huelga sorpresa para alertar sobre la falta de personal, sobre todo en la seguridad.

Brossat, que se quejó de que la ministra de Cultura parezca haber descubierto el problema, hizo notar que en los últimos cinco años la plantilla del museo se ha reducido en 200 personas.

Dati recordó que Francia es un país con un gran patrimonio histórico de un gran valor y eso ha hecho de sus museos objetivo de los delincuentes, un problema "antiguo" en el que se estaba trabajando también en el Louvre, que había pedido una auditoría de seguridad a la Prefectura de Policía.

El último robo en este museo situado en el corazón de París se produjo en 1998, cuando se sustrajo en pleno día un cuadro del pintor francés Camille Corot que no ha aparecido.

Pero el más famoso fue el que cometió el 21 de agosto de 1911 un obrero italiano, Vincenzo Peruggia, que se llevó La Gioconda, según explicó por patriotismo. El cuadro de Leonardo da Vinci se recuperó en 1913, después de que el ladrón se puso en contacto con un marchante de arte. 


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