Foto|Freddy Arango|LA PATRIA
El cerro Sancancio se observa desde varios puntos de la ciudad, forma parte de los lugares representativos de Manizales.
LA PATRIA | MANIZALES*
“El primer colono, don Fermín López, llega a esta zona procedente de Salamina en busca del estado soberano del Cauca en 1837. Funda a Aranzazu, luego a Neira, pasa por lo que es hoy Pueblo Rico, atraviesa el río Guacaica, sube al alto de Chipre donde está el monumento a Los Colonizadores, de allí abre monte a la Plaza de Bolívar, sigue hacia lo que se llama Fundadores, continúa por el espinazo de la cordillera al que llamó el Carretero, hoy Avenida Santander, y llega a la Facultad de Arquitectura, desde donde descubre un cerro al que llamó Sancancio o La Camelia estableciéndose al pie de este”.
Así empieza el historiador Albeiro Valencia Llano su relato del cerro Sancancio como brújula y norte de los colonos que se asentaron en esta zona; además de ser referencia y símbolo para los manizaleños.
Las brujas
Según el historiador, el cerro tuvo otra connotación pues en 1838 se hablaba de las brujas que desde la cúspide volaban aterrizando en donde están la Escuela de Enfermería y el centro comercial Sancancio.
“En artículo publicado en 1903 por el cronista José María Restrepo Maya, en el periódico La Silueta, relataba que el colonizador don Joaquín Arango Restrepo al llegar se instaló al pie del cerro y al enterarse de las brujas llamó a Pedro, un peón que tenía, fortachón y valiente como un león, para que verificara su veracidad. Al día siguiente lo encontró desmayado porque las había visto volando, desde el cerro, por entre los yarumos, hasta La Camelia.
"Se habló de ellas durante muchos años hasta descubrir que en las noches -en su fantasía- lo que veían en realidad era las hojas plateadas de los yarumos que, con los rayos de la luna y los vientos, flameaban como brujas volando”.
Continúa Valencia Llano: “Con la conmemoración del primer centenario de Manizales en 1951 -que debía celebrarse en 1949- se puso una cruz metálica en la cúspide del cerro, propuesta por la iglesia y donada por Inés Jaramillo, viuda de Aquilino Villegas. Se pretendía convertir el cerro en un sitio de peregrinación y sin construcciones, conservándolo como un círculo verde y paisajístico, lo que implicó la compra de la tierra a los colonos. Desde entonces se han presentado varias propuestas para hacer proyectos turísticos allí, pero siempre con la oposición inclusive a que se ensanche el camino de subida, porque se derrumba el cerro”.
El pasado
Gustavo Robledo Vásquez, ingeniero civil, rememora los aportes que su padre, Gustavo Robledo
Isaza (a punto de cumplir 102 años), ha hecho a la ciudad desde su profesión también de ingeniero civil: la Avenida 12 de Octubre (su tesis de grado), la Plaza de Toros y la Avenida Centenario.
Robledo Isaza fue por tres periodos alcalde y concejal. Desarrolló la vía al Nevado del Ruiz llevando el primer campero hasta las nieves. Ideó la forma de traer las aguas termales -mediante tubería de
polietileno-, hasta la planta de Gallinazo para potabilizar las de consumo de la ciudad, abriendo las puertas al termalismo de hoy y, ya más recientemente, la idea del Aeropuerto del Café.
Refiriéndose al cerro Sancancio, comenta: “Por la década de los 60, el padre Gerardo Bottacin, misionero de La Consolata y párroco del Santuario de Fátima, le propuso a mi padre construir un cable aéreo desde la iglesia hasta el cerro. Motivado por la propuesta, compró un lote (potrero) de 35 hectáreas en el morro Sancancio y diseñó un cable aéreo a Fátima, un funicular por la ladera del barrio Aranjuez y una gran plazoleta giratoria en la cúspide, para desarrollar eventos artísticos. Aunque el proyecto tuvo acogida de algunas entidades, no se desarrolló.
“El cerro fue declarado área de interés ambiental, lo que genera tácitamente una expropiación a los propietarios de lotes existentes, porque cuando a usted le cambian el uso, lo limitan totalmente", concluye Robledo Vásquez.
Últimos eventos
El 19 de abril del 2017 hubo un deslizamiento desde las laderas del cerro Sancancio, que afectó principalmente al barrio Aranjuez. Como consecuencia la Subdirección de Infraestructura Ambiental de Corpocaldas ordenó elaborar una caracterización general de la vegetación existente en el cerro, para definir la presencia y/o permanencia de especies arbóreas y la necesidad de realizar el manejo más adecuado a la vegetación existente.
La misma entidad hizo posteriormente recomendaciones preventivas como erradicar los árboles inclinados que tengan raíces expuestas, podar ramas laterales y descopar los árboles cercanos a los bordes del deslizamiento con el fin de regular su altura y peso y cortar a ras del suelo los árboles que se tengan que erradicar. Estas recomendaciones van dirigidas únicamente a las especies arbóreas que se encuentran en un margen de 6 metros en los bordes de los deslizamientos y por ningún motivo se debe desproteger totalmente estas áreas de cobertura vegetal (arbustos y forrajeras).
Según John Jairo Chisco Leguizamón, subdirector de Infraestructura Ambiental de Corpocaldas,
antes del deslizamiento esta entidad construyó drenajes superficiales en la ladera como respuesta a eventos ocurridos anteriormente, también implementó obras de manejo de aguas lluvias, estructuras de disipación de crecientes y retención de lodos, que sirvieron para retardar los impactos del segundo evento y permitió que los habitantes pudieran evacuar preventivamente. El segundo evento pasó por encima de estas obras e impactó de frente contra las casas.
“Ante la declaratoria de calamidad pública, Corpocaldas decretó urgencia manifiesta y le permitió contratar rápidamente los estudios para definir las obras de estabilidad en los sitios críticos. Se zonificó en tres sectores por las condiciones de pendiente, longitud de ladera, tipo de suelo y de viviendas.
Chisco Leguizamón explica que en el sector uno hicieron pantallas ancladas, zanjas colectoras y canales de drenaje para manejo de aguas superficiales y unos filtros. En el sector dos, perfilado de taludes, zanjas colectoras y terrazas para el paso peatonal, conectando las aguas lluvias a un canal central que conduce las aguas desde la cima hasta el pie del cerro y de allí, a través de un alcantarillado fluvial atravesando el barrio Aranjuez, hasta disponerlas en el río Chinchiná, independiente del alcantarillado combinado con el que cuenta el barrio y toda la ciudad.
“Adicionalmente se construyeron obras de estabilidad y reforzamiento de taludes en las zonas donde se requería por las condiciones de pendiente, ladera y suelo, de acuerdo a la Norma Sismorresistente y el cumplimiento de unos factores de seguridad mínimos. También se instalaron mallas dinámicas como refuerzo complementario y medida de seguridad adicional. Se sembraron especies arbustivas o forrajeras -maní forrajero y vetiver-, el primero controla la erupción superficial y el segundo refuerza el talud con sus raíces penetrando a profundidad”.
Valor ecosistémico
Geison Andrés Atehortúa Girardino, jefe de la Unidad de Gestión Ambiental de la Secretaría de
Medio Ambiente de Manizales, plantea que el cerro Sancancio está definido como área de interés
ambiental en el Plan de Ordenamiento Territorial (Acuerdo 958 del 2017), dadas sus condiciones ecológicas y ecosistémicas y el aporte de estas hacia la comunidad aledaña, además de su valor cultural, estético y paisajístico.
“En la definición de Estructura Ecológica Principal tenemos también dentro del área urbana el ecoparque Alcázares-Arenillo, bosque Monte León, ecoparque Los Yarumos, Bosque Popular El Prado, y Jardín Botánico de la Universidad del Caldas como áreas representativas de la ciudad que aportan valores ecosistémicos muy interesantes”.
* Arquitecto.
jowija_5@hotmail.com