Parecen dos vías distintas: la vista de la ruta Manizales-Villamaría este viernes (25 de abril) es irreconocible para quien la recorrió ayer.

Del colapso del jueves quedó el sinsabor para quienes llegaron tarde a su destino, tras horas y kilómetros de trancón en la mañana, y la huella del derrumbe en la montaña cercana a Marchagás. 

El punto del deslizamiento sigue arrojando agua a la vía, que está húmeda en ese tramo.

La movilidad en la entrada a Villamaría fluye con normalidad.

Frenados en seco: así se vivió el colapso de la vía Manizales-Villamaría

Las lluvias causaron dos escenas opuestas el jueves en Villamaría.

Mientras la vía Manizales-Villamaría colapsó y el trancón creció desde la madrugada por un derrumbe, el río Chinchiná se aceleró por las precipitaciones.

El paso apresurado también se vio en los andenes del sector aledaño a Marchagás: en el afán de llegar a su destino, motociclistas caminaron con sus vehículos y hasta usaron el puente peatonal.

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Otros conductores optaron por dar reversa y repetir el camino a pie. Fue el caso de Héctor Fernando Díaz López, quien esperó durante 40 minutos en su vehículo, hasta que prefirió devolverse en su vehículo hasta la Terminal de Manizales, estacionarlo y retomar la ruta como caminante.

"Mi cronograma se retrasó dos horas. No avancé nada. Cuando regresé a pie, el carro que iba adelante del mío no se había movido. Llovió toda la noche. A las 3:00 a. m. hubo un aguacero fortísimo", relató Díaz.

En la tarde de el jueves, la Secretaría de Infraestructura de Caldas informó que fueron habilitados ambos carriles en la vía.

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