El manizaleño Javier Hernández Bonnet, referente del periodismo deportivo colombiano, habló sin tapujos sobre su vida, su familia, su frustrado paso por la política y las heridas que deja el ejercicio de una profesión expuesta al escarnio público.

Con 71 años, sigue vigente como director de deportes de Caracol Televisión y conductor del programa Blog Deportivo en Blu Radio. Desde ese lugar, reflexiona sobre los cambios en el periodismo, el impacto de las redes sociales, y cómo el oficio ha transformado su vida.

Nacido en la capital de Caldas, Hernández Bonnet ha sido testigo y protagonista de momentos clave del deporte colombiano.

Fue reportero, comentarista y formador de generaciones. En el 2023, recibió el reconocimiento Vida y Obra de la Alcaldía de Manizales, en el Premio Nacional de Periodismo Orlando Sierra Hernández.

Durante su charla reciente con Juan Eduardo Jaramillo en el programa El Vestuario de Win Sports, hizo un repaso honesto de su historia: desde su amor por la familia, el café y los libros, hasta los momentos más dolorosos, como el asesinato de Andrés Escobar o su frustrado intento por llegar al Senado.

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La herida política de Javier Hernández Bonnet

En el 2010, Hernández Bonnet obtuvo 39 mil 750 votos como candidato al Senado por el Partido Conservador. No logró la curul, pero sí vivió lo que describe como “una experiencia aleccionadora” que le enseñó sobre el país y sus sombras.

En ese proceso, fue víctima de una campaña de desprestigio que aún recuerda con dolor. "Me ofrecieron entrar al juego sucio. Me preguntaron a quién había que atacar para que yo pudiera ganar. Dije que no, y ahí empezó todo", relata.

De esa época surgió un término que marcó su vida: la “campaña Refisal”, una estrategia sistemática de desinformación en su contra. “Decía algo tan simple como que iba a llover en Barranquilla durante un partido, y me lo contradecían con fotos del cielo despejado. Manipulaban todo para destruir mi credibilidad”, cuenta.

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El impacto en la familia de Hernández Bonnet

La campaña afectó a su entorno, especialmente a su hija menor, Sofía. “Me preocupaba que ella sufriera por lo que decían de mí. Pero un día llegó con su camiseta de fútbol con el apellido ‘Bonnet’ en la espalda. Entendí que estaba orgullosa y que podía soportar lo que viniera”.

Hernández Bonnet confiesa que, desde entonces, se ha blindado emocionalmente. “He desarrollado piel de hipopótamo y de cocodrilo”, dice entre risas.

“Ya no uso redes sociales. No quiero que me contaminen ni que me condicionen a no decir lo que pienso”, añade.

Entre el periodismo y la nostalgia

Desde su tribuna en los medios, Hernández Bonnet lamenta la precarización del periodismo.

Recuerda que antes se veían hasta 25 cabinas de transmisión llenas en los estadios. Hoy, "apenas dos". También critica que muchos periodistas jóvenes, frustrados por no encontrar oportunidades, atacan a quienes han logrado consolidarse.

“La falta de trabajo y el auge de las redes ha hecho que muchos colegas se conviertan en jueces de los demás. Eso duele más cuando viene desde adentro del gremio”, afirma.

Aun así, se siente afortunado de seguir trabajando, estirando sus músculos cada mañana para no dejar que la edad lo detenga. “Tengo 71 años, pero el micrófono aún me apasiona.”

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