MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Víctor Alfonso Caicedo Espinosa sabe lo que es una Navidad sin regalos. Fue joven en conflicto de la Comuna San José en Manizales y vivió el tropel en las calles, el mismo que lo dejó con una condición de discapacidad, pero solo eso, porque ya es un hombre de 35 años, graduado en Ciencias Políticas, trabaja, cursa una maestría y creó hace 11 años la Fundación Escuela contra la Pobreza.
En su pasado, que ya pasó, quedan el consumo de drogas y haber delinquido en Manizales. Estuvo en centros de resocialización para jóvenes, pero fue el tiro que le pegaron en el cuello y que lo dejó en estado de paraplejia durante 18 meses lo que lo hizo dejar este tipo de vida.
De esas épocas solo quedan las muletas que le ayudan a caminar. Su mente y su corazón se centraron en adquirir conocimientos y en ayudar a los demás, especialmente a los niños. Trota cada diciembre, desde hace 11 años, para recoger regalos con los voluntarios de la Fundación, y con ellos hacer felices a niños de su Comuna, aunque el programa ya se le creció y beneficia a otras comunas de la ciudad.
Voluntarios
“Fuera de las labores que hacemos durante el año, cada diciembre tenemos un objetivo: que los niños tengan un regalo de Navidad. En otros años los llevábamos a todos a una actividad lúdica, hacíamos natilla y dábamos los regalos. Este año, por la pandemia, decidimos hacerlo puerta a puerta, con ayuda de líderes comunitarios y empresariales”, explica Víctor.
Les entregan el regalo que les han donado, un plato de natilla y un folleto para pintar con los padres, que queda convertido en un Pesebre. El trabajo lo hace con por lo menos 35 voluntarios de base, que están entre 15 y 25 años, que creen en la Escuela de Víctor como una guía para superar la pobreza.
Forma de vida
Cuando se pone a Víctor a que su mente vaya hacia atrás, reconoce que todo este tiempo ha sido de aprendizajes y equivocaciones.
¿Qué han aprendido? “La comunidad nos ha enseñado que debemos adaptarnos a la gente y no nosotros a la gente, y de allí el objetivo es por mejorar condiciones de vida”.
¿En qué se han equivocado? “En ocasiones hacemos procesos y tienden más a ser asistencialismo que un impacto de una organización de voluntarios”.
Reconoce que la vida le ha enseñado muchas cosas, empezando porque hay que reaprender de la vida. “Todo este tiempo me ha ayudado a madurar, a ser más consciente, más razonable. La formación es una cosa vital para estructurarse académicamente y para establecer la forma de ver la vida”.
De raíz
Víctor expresa que están en sectores donde hay muchos factores de riesgo social y económico, y por ese contexto que legitima modelos y referentes negativos para los niños es que definieron que la tarea de la Escuela contra la Pobreza es mostrar que hay otras maneras de superarse.
“Tenemos un imaginario errado de la forma como funciona el tema, si no cortamos los problemas de raíz, siempre se repiten”, agrega.
Por eso en la Fundación consideran la Navidad como un excelente momento para mostrarles a los niños que no están solos y que hay caminos para superar la pobreza.
La entrega de regalos la empezaron el martes 15 de diciembre y esperan cubrir hasta hoy a unos 3 mil niños de la Comuna San José, de Comuneros I y II y los apartamentos de San Sebastián, en la Comuna Ciudadela del Norte.
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