Hace 12 años a Eucario Ramírez se le apagó el mundo. Un tumor en el cerebro comprimió sus nervios ópticos y le cortó la irrigación sanguínea, dejándolo en ceguera total. En ese momento, inició un largo proceso de duelo, aceptación y reconstrucción. “Usted no vuelve a ver”, le dijo el neurólogo. Estas palabras fueron un punto de quiebre en su vida.

El diagnóstico que cambió todo

Eucario trabajaba junto con su hermano vendiendo colchones en el Centro de Manizales. Cerraron el negocio cuando vendieron la casa donde se encontraba el local. En mayo del 2013, él perdió su empleo y, tres meses después, la visión.

El tumor (un prolactinoma del tamaño de una pelota de tenis) era demasiado grande para extraerlo por completo. Los nervios ópticos estaban muertos. “El duelo fue muy duro. Ya no podía revisar una fórmula médica, leer una autorización o moverme solo”, agrega Eucario.

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Aprender a caminar otra vez

Eucario llevaba un año encerrado en su casa, en ese momento apareció Janet Cuartas, una mujer con discapacidad visual que cambiaría su vida. “Usted no se va a quedar acá encerrado”, le dijo. Fue ella quien le enseñó a caminar de nuevo, a manejar el bastón, a cruzar la calle y a orientarse en la ciudad.

El proceso fue más emocional que físico. “A uno se le va la autoestima al piso”, confiesa. Pensaba que siempre dependería de alguien para moverse, que nadie podría enamorarse de una persona ciega y nada sería igual. Sin embargo, entendió que su vida no dependía de la visión. Aceptar el bastón guía, dejar atrás la culpa y los juicios propios y reencontrarse con su autonomía fue esencial en su reconstrucción física y espiritual.

La reinvención

En la actualidad, Eucario es presidente de la Asociación de Personas con Discapacidad Visual: Abre tus Ojos. La fundó con Gustavo Vargas y es su nuevo propósito de vida. Tienen el apoyo de la Alcaldía de Manizales. Se ubican en la Casa de la Cultura del barrio San José y se encargan de apoyar procesos de autonomía para personas ciegas y con baja visión. La Asociación nació de la indignación: “En ese entonces, solo nos veían para lavar baños y no es así”, dice Eucario.

FOTO | Cortesía | LA PATRIA

Su historia demuestra que en la oscuridad pueden nacer nuevos propósitos

Manizales poco inclusiva

Eucario dice que Manizales sigue sin ser una ciudad inclusiva: “No podemos caminar tranquilos por los andenes porque nos topamos con carros, motos, bolardos, fogones, basura, habitantes de calle y contadores sin tapa”.

Pide por un espacio público accesible para todos. “Si logramos entender que, a pesar de nuestras diferencias, todos cabemos en esta ciudad tan hermosa, Manizales será realmente inclusiva”.

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La familia, su motor

El apoyo de su familia ha sido incondicional para Eucario Ramírez, quien perdió la vista. Destaca el respaldo de su hijo, Daniel Ramírez. También resalta a sus tres hermanos, a sus sobrinos y a sus padres, quienes lo acompañaron en el proceso.

Hace 10 años conoció a su pareja, Gloria Inés Osorio, en la Casa de la Cultura del barrio San José. Ella ha sido un soporte emocional incondicional. “Una bendición de Dios para mi vida”, describe Eucario.

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