Corpocaldas ensaya con búhos para controlar palomas en la Catedral

Fotos | Cortesía Corpocaldas | LA PATRIA  El búho de anteojos (Pulsatrix perspicillata), que según Corpocaldas se adaptó al ensayo en la Catedral, y el búho andino (Ciccaba albitarsis) el que se llevaron. 

En octubre del año pasado la llegada de un búho orejudo (Asio stygius) al Parque Caldas, en Manizales, fue la sensación. El animal encantó a transeúntes y observadores de aves, pero debido a que algunas personas lo atacaron, Corpocaldas lo rescató y lo liberó en el Ecoparque Los Alcázares.

Esta semana otros dos búhos generaron curiosidad. Esta vez no estaban a la vista de la comunidad. Se conoció de la presencia de un búho de anteojos (Pulsatrix perspicillata) y un búho andino (Ciccaba albitarsis) en las torres de la Catedral de Manizales.

A este monumento nacional con casi 85 años, en pleno Centro de la ciudad, es común que lleguen aves rapaces, cada año se avista el halcón peregrino (Falco peregrinus) y también visitantes han observado la lechuza de campanario (tyto alba), aunque su estancia no es permanente.
Por eso surgió la duda de cómo llegaron ahí los dos búhos, y si aún permanecen en el lugar.

Ensayo

Corpocaldas, a través de un comunicado, confirmó que desde el 30 de enero adelanta en la Catedral un ensayo para el control de la paloma doméstica como especie invasora; y los búhos utilizados fueron rescatados y rehabilitados en el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre Montelindo, en Palestina (Caldas). 

“Estas aves, en su última etapa de rehabilitación, fueron ubicadas en dos de las torres de la Catedral de Manizales, a fin de que reconozcan y se adapten a este espacio e identifiquen a las palomas como una presa potencial, pues en estado natural consumen diversidad de presas vivas entre las que se encuentran aves y roedores”, precisó en el comunicado. 

Añadió que desde la Arquidiócesis, en busca de una solución para el control de las palomas, consultaron con entidades relacionadas con el manejo de la fauna, como Corpocaldas, “en la cual se encontró una propuesta novedosa para el control de poblaciones de manera natural”. 

En el comunicado Óscar Ospina Herrera, profesional especializado de Corpocaldas, explicó: “Estas palomas están deteriorando el patrimonio cultural y ocasionando problemas de salud pública asociados a los excrementos, huevos en descomposición y al alimento que la comunidad suministra de manera inadecuada, lo que ocasiona la proliferación de ratas, ratones, cucarachas y otros vectores”.

Ricardo Andrés Vidal Patiño, vicario de la Catedral Basílica, resaltó la importancia de cuidar el monumento arquitectónico. “La ciudadanía puede estar tranquila y contar con nuestro compromiso en cuanto al cuidado de la naturaleza, incluidas las palomas. La presencia de búhos en la Catedral es pasajera, como lo es la de muchas otras aves. Las únicas aves que han hecho de la Catedral un hábitat permanente son las palomas”.

Corpocaldas precisó que en ocho días el búho de anteojos se adaptó al entorno y está reconociendo, entre otras, a las palomas y roedores como parte de su dieta. El ejemplar de búho moteado fue retirado porque no se acopló. “Una vez se libere este búho (anteojos), él podrá desplazarse hacia el entorno que le ofrezca las mayores posibilidades para su supervivencia, sin que necesariamente continúe en la Catedral”, indicó la Corporación.

Hábitat, inadecuado

Según la bióloga de vida silvestre y cetrera rehabilitadora Ana María Morales, de la Fundación Águilas de Los Andes y del Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces San Isidro en Pereira, estos dos búhos viven en bosques y en el Eje Cafetero son comunes. “El Ciccaba se alimenta de insectos y de pequeños roedores; y el Pulsatrix, que es más grande, lo hace de roedores más grandes y pájaros”. 

Recalcó que la Catedral no es un hábitat adecuado para la liberación de estas aves rapaces nocturnas, a pesar de que el búho de anteojos se encuentre en zonas periurbanas o en bosques urbanos.
Para Morales, si las dos aves se llevaron para el control de plagas, sobre todo, las palomas, no son sus presas predilectas. “Muchas veces la presencia sola de estos animales puede ahuyentar las palomas. Una vez el animal se vaya, las palomas van a volver… los búhos son juveniles, probablemente, no tienen idea de qué hacen ahí”, apuntó. 

También mencionó el riesgo a los que pueden estar expuestos, debido a que las palomas tienen unos microorganismos conocidos como tricomonas que los pueden enfermar. 

Aconsejó hacer el control de plagas con aves para ese fin, como los gavilanes de Harris, una especie utilizada para la cetrería (actividad de cazar con aves rapaces entrenadas, normalmente criadas en cuativero), en la técnica para el ahuyentamiento de fauna. “En Colombia no es tan conocida, en Estados Unidos y Europa se utiliza mucho, sobre todo, en aeropuertos. Es utilizar el comportamiento natural de una presa al huir de su depredador”, explicó Ana María. 

En el caso de que las torres de la Catedral se estén usando como espacio de rehabilitación y liberación, Morales califica el hecho de negligente. “Es un poco irresponsable hacer liberaciones en esos lugares, donde las aves no son nativas… si se libera de pronto una lechuza, pero dándole la opción de irse”.

Invasoras

Según Corpocaldas, la paloma es una especie incluida dentro de la lista de las 100 más invasoras en el planeta, causan daños a la infraestructura urbana, particularmente a monumentos históricos y a la salud pública, siendo portadoras de enfermedades.

En agosto del 2014 la Secretaría de Medio Ambiente prohibió la venta de maíz para reducir la proliferación de las palomas en la Catedral de Manizales. 

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