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De izquierda a derecha, el presidente de Corte Suprema de Justicia, Octavio Augusto Tejeiro Duque; el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Harold Quiroz Monsalvo, como moderador, y Luis Alberto Álvarez Parra, Presidente Consejo de Estado.
"El país tiene que reflexionar sobre los problemas que ha tenido de violencia, sobre los llamados al odio y sobre la necesaria paz y pacificación para la convivencia tranquila".
El llamado lo hizo el presidente de Corte Suprema de Justicia, Octavio Augusto Tejeiro Duque, durante su participación en el panel "Institucionalidad para el desarrollo económico", realizado en el Congreso de Confecámaras, que concluyó este viernes (3 de octubre), hacia el mediodía.
En esta espacio también participaron el expresidente de la Corte Suprema de Justicia Harold Quiroz Monsalvo, como moderador, y Luis Alberto Álvarez Parra, presidente del Consejo de Estado.
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Un ambiente de odio
En su intervención, Tejeiro Duque resaltó que el país tiene que hacer debates integrales, colectivos, generales para recapacitar sobre esas expresiones de agresión y violencia que hoy están ocurriendo en Colombia.
"No puede ser que bajo cualquier pretexto se agreda a los demás ciudadanos, a las autoridades, a las instituciones judiciales, a las demás entidades del país, a los comerciantes, gestores de paz, a los líderes y a todo el mundo", reclamó, al insistir que este clima de pugnacidad y de odio y de exacerbación no le conviene al país.
El magistrado sostuvo que se trata de un clima indeseable y que requiere de reflexión, de pensamiento, deliberación, educación, formación y tranquilidad para un mejor país, "que es el que todos queremos", aludió.
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A arropar las instituciones
Los magistrados también llamaron a arropar la justicia y su independencia. “Es importante que haya una sociedad dispuesta a apoyar, a arropar a esos jueces que están sirviendo constitucionalmente como faros de luz y muros de contención de los violentos, de los agresivos”, señaló Tejeiro.
Con respecto a la crítica sobre la democracia, insistió que si bien no es un sistema perfecto, sí es el mejor de los sistemas que la humanidad ha podido construir hasta ahora.
"Uno de los problemas es que por su amplitud y vocación permite la libre expresión de los ciudadanos, de todas las ideas y funciones, pero eso mismo, siendo una gran ventaja y beneficio, puede generar inconvenientes, ya que puede crear la posibilidad de que se dinamite la misma democracia desde dentro de ella", planteó.
El temor de las redes sociales
Aseguraron que este mismo fenómeno se vive en los países democráticos, por lo que se puede decir que las democracias están amenazadas.
Adjudicó el problema a fenómenos como las redes sociales que, en muchas ocasiones, no solo desinforman sino que exaltan las pasiones y odios y conducen a la agresión y a la violencia.
"Ese es un problema que pone en riesgo la democracia, porque detrás de él pueden llegar los populismos y las autocracias".
Para fortuna en Colombia, dijo, la institucionalidad es sólida y fuerte.
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Reclamaron que “un país donde no se respeta la autonomía judicial y, por el contrario, se estimula que los fallos judiciales se desatiendan, va en contravía de un principio fundamental, que es la estabilidad social y política. Por eso, la justicia contenciosa ha tenido que asumir posturas y tomar decisiones”.
Pesos y contrapesos
Por su parte, el presidente del Consejo de Estado, Luis Alberto Álvarez, sostuvo que “la Rama judicial, históricamente, ha significado, en el diseño institucional, la mejor representación de pesos y contrapesos de la democracia colombiana”, que ha logrado preservarse en medio de las adversidades.
Dijo que hay un compromiso de los jueces, permanente, dedicado y vocacional por la justicia y la democracia. Fundamentalmente, por los derechos de todos los ciudadanos, por la iniciativa privada, por la libre empresa, que ustedes representan”, expresó.
También insistieron en que la justicia es clave para mantener un equilibrio en la institucionalidad del país. “Los jueces de Colombia no son políticos, son de carrera judicial. No obedecen a un mandato específico, sino a la Constitución y a la ley, exclusivamente".
Ningunos traidores
En este sentido, Álvarez fue claro en afirmar que no son ni serán parte de la polarización que se vive en Colombia:
“Los jueces no somos traidores de la Patria, no estamos para favorecer una ideología, sino para defender la vigencia de la carta política. Los jueces no estamos para el aplauso social ni para la sintonía pública, sino para defender las garantías ciudadanas”, manifestó.
También dio un parte de tranquilidad a los empresarios. “Los jueces venimos cumpliendo una tarea fundamental. Confíen en los jueces, en su imparcialidad e independencia. La constitución consagra principios fundamentales, como la libre empresa, que son elementos fundamentales para hacer ver que este país tiene en la justicia un soporte de la democracia”, sentenció.
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