ARGEMIRO PIÑEROS MORENO
COLPRENSA | LA PATRIA BOGOTÁ
“Por fin pasamos esta etapa que le hizo más daño que bien al Gobierno”. Ese fue el comentario que corrió por los pasillos del Congreso de la República el miércoles al caer la tarde cuando se supo que las objeciones a la ley estatutaria de la JEP definitivamente se hundieron en la Corte Constitucional.
Fue el colofón de una apuesta política y jurídica que hizo el presidente, Iván Duque Márquez, para este semestre, en donde puso de por medio la votación incluso de la llamada hoja de ruta de su Gobierno, el Plan Nacional de Desarrollo.
Y las razones que lo llevaron a presentar sus objeciones a principios de marzo tuvieron mucho que ver con una postura de Gobierno y de su partido, el Centro Democrático, pero ante todo con su convicción de que hubo errores en la aprobación del acuerdo de paz que llevó a la desmovilización de las Farc en el Gobierno de Juan Manuel Santos.
El miércoles Duque aseguró que más allá de una derrota, quedaba tranquilo porque le cumplió al país con defender que la paz no debe ser con impunidad. Esa fue precisamente la bandera con la cual ganó la Presidencia de la República en junio del año pasado. Duque de esa forma empezaba a cumplir con la palabra que empeñó en la campaña.
Pero más allá de jugarse una carta por cumplir a sus electores y estar en la línea de su jefe político, el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, Duque buscó consolidar su estrategia de gobernar de forma independiente, es decir sin presionar a los partidos a los acuerdos.
Sin embargo, en medio del duro trámite de las objeciones en el Congreso, el mandatario tuvo que buscar acercamientos y apoyos de sectores políticos como el liberalismo, Cambio Radical y hasta el Partido de la U, que pese a estar como partido de Gobierno, en ese tema de la paz no le acompañó.
Su impulso por lograr frenar que los narcotraficantes se puedan colar en los listados de desmovilizados, incluso llevaron a que el trámite del Plan de Desarrollo se enredara a tal punto que en la primera vuelta sufrió por conseguir un voto y salvar el trámite del mismo.
Para el analista John Mario González, es un momento difícil para el mandatario pues ha tenido una perdida de popularidad mucho más rápida que cualquiera de sus antecesores y eso que apenas va a llegar a los 10 meses de Gobierno.
“Corre el riesgo de que se tenga la percepción de que es un hombre sin la capacidad para ejercer la Presidencia. Es decir, Duque está jugando con fuego en la medida que está corriendo el riesgo de que la gente lo vea con indiferencia, ya no solamente como un presidente que comete errores, como cualquier mandatario, sino como una persona que está no para gobernar al país sino que le tiene lealtad al expresidente Uribe”, sostiene González.
El también analista Fernando Sanín coincide en que sí hubo un serio desgaste del jefe del Estado, pero no cree que se le llegue a ver incapaz. “El presidente está en mora de pasar ya la página de las objeciones porque le llevó a que perdiera la posibilidad de lograr acuerdos con partidos independientes y ahora se distancia cada vez más”, estima Sanín.
El desgaste sufrido por el mandatario nacional llevará, según expresa el analista González, a que por la época electoral que se avecina las prevenciones sean mayores. “Es muy factible que los resultados de las elecciones regionales no le sean muy favorables al uribismo y eso llevará a que los congresistas de su partido empiecen a pensar en buscar su reelección y no podrán hacerlo estando atados a los errores de Duque”.
Luis Estrada, también analista, considera que a Duque le falta concretar estrategias como la última que lanzó de buscar un gran acuerdo nacional para evitar esa impunidad que deja abierta la JEP en el caso de los narcotraficantes. “Planteó el tema, se reunió con los partidos y siguió en lo mismo en que nada se definió o quedó concreto”, expone Estrada.
Más allá va John Mario González, quien estima que todos estos malos pasos del jefe del Estado están llevando a que esté incluso en riesgo la estabilidad económica. “El palo no está para cucharas, la bonanza de la materias primas en la cual los gobiernos podían malgastar el gasto público con los recursos del presupuesto se acabó, creo que debe gobernar bien, con acierto, para generar las condiciones para que la economía crezca, pero un gobierno dando palos de ciego que no pega ni una, entonces falta poco para un escenario de desconfianza en la economía”.
Y cómo conseguir el apoyo
Parte de la salida a la crisis que se vivió en estos meses ya tuvo su primera consecuencia, la renuncia de la ministra de Justicia, Gloria María Borrero, quien no pudo liderar con éxito el trámite de la reforma a la justicia, y posteriormente todo el tema de las objeciones presidenciales.
Fernando Sanín sostiene que “se pensaba que el presidente Duque con la salida de Borrero empezaría a anunciar cambios en sus carteras, pero esto aún no se da. Llega ahora la exmagistrada Margarita Cabello, quien inicialmente se le identificó como uribista por su cercanía con el jefe del Centro Democrático, pero no se puede desconocer además que ella es muy de la línea de la Casa Char, es decir que daría cabida en el Gobierno a esa ala de Cambio Radical”.
Para González, por el contrario, al presidente Iván Duque su indecisión le saldrá más costosa ahora. “El acuerdo político en agosto del año pasado le hubiera salido barato, pero ahora le sale caro y con intereses porque pareciera no entender que Germán Vargas Lleras, después de tener palo por año y medio, ahora es por primera vez que se reconecta con la opinión y empieza a subir en las encuestas. Además será difícil porque el presidente no sabe para dónde va, debe saber cuáles son las limitaciones de lo que propone y las posibilidades de hasta donde puede llegar, pero no es claro su teoría que gobierno con minorías”.
Lo cierto es que ya el peor momento lo pasó el presidente, aunque no con los resultados que esperaba. Ahora, muy seguramente, esperará que en tres semanas terminen las sesiones del Congreso, para empezar a diseñar la nueva agenda legislativa que debería ser liderada por ministros más conocedores de los tema complejos, que podrían ser más políticos que técnicos, a diferencia de su apuesta para el primer años de su Gobierno.
En El Salvador
El presidente de Colombia, Iván Duque, asistió a la ceremonia de investidura de Nayib Bukele como nuevo mandatario de El Salvador para el período 2019-2024 el sábado, en la plaza Capitán General Gerardo Barrios, en el Centro Histórico de San Salvador. La investidura contó con la presencia de seis gobernantes y al menos 32 delegaciones de países con los que esta nación mantiene relaciones diplomáticas.
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