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Julián Escobar Rincón* - www.drjulianescobar.com

 

Cuando pensamos en salud, solemos imaginar hospitales, medicamentos o chequeos médicos. Sin embargo, una parte fundamental del bienestar empieza en casa. El lugar que debería ser nuestro refugio puede convertirse en escenario de accidentes que, en muchos casos, son prevenibles. Los accidentes caseros son muy comunes y afectan especialmente a niños y adultos mayores.

La prevención de accidentes en el hogar es una responsabilidad compartida que no requiere grandes inversiones, sino atención al detalle, sentido común y, sobre todo, conciencia de la prevención. Transformar nuestros hábitos y adaptar los espacios puede marcar la diferencia entre la seguridad y el riesgo.

 

Caídas, el enemigo silencioso

Las caídas representan la principal causa de lesiones en casa, sobre todo, en adultos mayores. Para prevenirlas es fundamental una buena iluminación, instalar pasamanos seguros, retirar alfombras sueltas y evitar dejar objetos en el suelo. En el baño, el uso de barras de apoyo y tapetes antideslizantes es clave.

Uno de los errores más frecuentes es realizar arreglos caseros en techos o lugares altos, sin la preparación adecuada. El uso de escaleras inestables, superficies resbalosas o falta de protección puede terminar en caídas graves. Siempre que se requieran trabajos en altura, es mejor contar con personal capacitado o, al menos, asegurarse de tener equipos adecuados y acompañamiento.

En los más pequeños, las caídas desde alturas, cambiadores o escaleras pueden evitarse con barandas protectoras y supervisión constante. Recordemos: un segundo de distracción puede causar una lesión de por vida.

 

Quemaduras e intoxicaciones, el riesgo en la cocina

La cocina es uno de los espacios más peligrosos del hogar. Las quemaduras por líquidos calientes, aceite o superficies calientes pueden prevenirse manteniendo a los niños alejados y manipulando ollas con precaución. Los mangos deben quedar hacia adentro y nunca se debe cocinar con niños en brazos. Cuchillos, tijeras o herramientas, deben estar siempre fuera del alcance infantil y bien organizados.

Además, productos de limpieza, medicamentos y sustancias tóxicas deben almacenarse fuera del alcance de los menores, en lugares altos o con cerraduras de seguridad. Muchas intoxicaciones ocurren por envases mal etiquetados o por guardar químicos en botellas recicladas de bebidas.

 

Cultura de prevención, la mejor vacuna

La prevención no se limita a instalar dispositivos de seguridad. Es un estilo de vida. Enseñar a los niños desde pequeños sobre los riesgos, fomentar el orden, hacer chequeos rutinarios de gas, electricidad y riesgos, son prácticas que salvan vidas.

Hacer de nuestro hogar un lugar más seguro no es cuestión de suerte, sino de decisiones diarias. Prevenir accidentes en casa es también prevenir enfermedades, hospitalizaciones y tragedias evitables. Cada acción cuenta, desde almacenar correctamente productos de limpieza hasta secar un piso mojado.

Porque cuidar la salud no es solo tratar la enfermedad, sino evitar que ocurra. Y la prevención, en casa, empieza por abrir los ojos y actuar con responsabilidad. Una casa segura es una casa que protege, enseña y cuida. Y ese, sin duda, es el mejor regalo que podemos darle a nuestra familia.

 

* Cirujano de mano y miembro superior, ortopedista y traumatólogo.

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