Líos que podrían evitarse
Señor director:

Es aberrante, enfermizo y hasta abusivo el hecho de muchos docentes que se quedan “eternamente” en una Institución Educativa generalmente por razones personales y no tanto profesionales, quienes invocando el derecho a la estabilidad laboral son los inamovibles que caen en la enfermiza e improductiva rutina atosigando y asfixiando a los estudiantes y de paso a la comunidad educativa.
No es difícil encontrar docentes y directivos ufanándose de solo haber trabajado en una Institución Educativa por muchos años. Se pierden la oportunidad de ampliar su horizonte profesional, ingenio, creatividad, profesionalismo, experiencias pedagógicas y las relaciones interpersonales con comunidades que tienen mucho que aportar.
Es triste ver docentes y directivos defendiéndose para que no los vayan a trasladar, porque les dañan su comodidad, tranquilidad, bienestar e imagen de dioses que han creado durante años. Muchos de ellos entran en periodos de hibernación llegando a ser presa de la rutina que siembra modorra para vivir un ambiente de somnolencia intelectual y profesional. Algunos son tan atrevidos que exigen quién debe reemplazarlos para seguir viviendo en cuerpo ajeno.
Algunos son tan hábiles y tan astutos que saben vender muy bien su imagen con líderes y personas representativas de la comunidad para tenerlos como sus incondicionales para el momento que surja la posibilidad de reubicar a algún personaje que lleva muchos años y lo único que aporta como profesional es pereza y zanganismo.
Como consecuencia de este desatino vienen los conflictos para reubicar o para reemplazar a un personaje megalómano por acción del tiempo y por aquello de: “No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague”, ya que la comunidad educativa predispuesta para que reaccione, no acepta los cambios.
Todos esos conflictos se evitarían si la Secretaría de Educación negociara consensos con los sindicatos de maestros para reubicar y trasladar cada cinco años sin perseguirlos ni violentar sus derechos. Cambiar de institución, es empezar de nuevo.
Elceario de J. Arias Aristizábal

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